INICIACIÓN SEXUAL ADOLESCENTE: DIFERENCIAS DE GÉNERO

20 Abr 2006

Esperanza Navarro-Pertusa, es doctora en Psicología y profesora en la Universidad de Alicante. Especialista en estudios de género, sus temas de interés preferente se centran en adolescencia y sexualidad, género y calidad de vida, y mujer y trabajo. Abilio Reig-Ferrer es Catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico en la Universidad de Alicante. Especialista en Calidad de Vida, Bienestar psicológico y Salud, ha coordinado diversos proyectos de investigación sobre Psicología y Calidad de vida en áreas sanitarias, educativas y laborales. Esther Barberá Heredia, es Catedrática de Psicología y miembro fundador del Institut Universitari d’Estudis de la Dona de la Universitat de Valencia. Coordinadora de diversos proyectos de investigación sobre psicología de género, co-educación y desarrollo profesional de las mujeres. Rosario Ferrer- Cacales, es Catedrática de Escuela Universitaria en la Universidad de Alicante. Sus investigaciones se centran en la evaluación de la Calidad de Vida, en diferentes colectivos. Ha participado en diversos proyectos de investigación sobre Calidad de Vida y Salud.

En el último número de la revista International Journal of Clinical and Health Psychology, los autores han publicado una investigación sobre diferencias de género en la iniciación sexual de los adolescentes. En el siguiente artículo, presentan algunos de los aspectos y conclusiones más relevantes de esta investigación.

Esperanza Navarro-Pertusa – Universidad de Alicante

Abilio Reig-Ferrer – Universidad de Alicante

Esther Barberá Heredia – Universitat de Valencia

Rosario Ferrer- Cascales – Universidad de Alicante

La iniciación sexual adolescente constituye un tema de interés permanente para la Psicología desde su misma fundación. Pero es, sin lugar a dudas, en la década de los 90 y siguientes cuando se impulsa de manera especial la investigación en comportamiento sexual adolescente. Al menos dos grandes factores sociales promueven este interés por comprender mejor una dimensión del comportamiento humano absolutamente normal, natural y necesario como es la emergencia de la sexualidad en sus formas adultas: el impacto de la era Sida en Occidente y su efecto sobre la educación sexual, y el orden simbólico de la sexualidad, por un lado; y por otro, las transformaciones en los papeles sociales de los hombres y de las mujeres y los subsiguientes cambios en la esfera de la intimidad, de la familia y de las relaciones de parentesco.

Los datos de investigaciones sociológicas disponibles desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, describen la progresiva confluencia de género en la iniciación sexual, tanto en la edad de inicio, como en el tipo de pareja con quien se experimentan las primeras experiencias sexuales. Esta progresiva aproximación se viene realizando a través de una suerte de masculinización de la edad de inicio de las relaciones sexuales -la edad de inicio ha descendido en el caso de las chicas-, y de una feminización en los motivos y el tipo de relación de pareja en la que se inscribe el encuentro – los chicos se inician sexualmente cada vez más con personas a las que se consideran vinculadas afectivamente, de forma muy similar a las chicas- (López, 2004).

A pesar de esta androgenización del comportamiento sexual adolescente, la sexualidad sigue siendo uno de los dominios que mayores diferencias por género presenta. El uso de sexo de consumo, la violencia sexual, la práctica de la masturbación, la homosexualidad, el número de parejas, son aspectos en los que todavía se mantienen grandes diferencias entre varones y mujeres (p.ej., Baumeister & Tice, 2000; Oliver & Hyde, 1993).

 

Las investigaciones llevadas a cabo con adolescentes, que profundizan en el contexto relacional de la iniciación sexual, pareja, familia y grupo de iguales, observan también diferencias por género de gran interés. Por ejemplo, gracias a estos estudios sabemos que las familias de las chicas están más al tanto de la vida amorosa de la hija que del hijo varón, lo que facilita de alguna forma la estabilización de la relación, dándole formalidad y potenciando el compromiso (Miller, Norton, Curtis, Jeffrey, Schvaneveldt & Young, 1997). Sabemos que muchas chicas se inician sexualmente con chicos mayores que ellas, a quienes les une un sentimiento amoroso más intenso que el manifestado por los chicos de edad similar, a quienes les une una relación etiquetada bajo el mismo sustantivo (Navarro-Pertusa, Barberá & Reig-Ferrer, 2003). Y constatamos que la experiencia sexual no reporta el mismo valor a las chicas que a los chicos, en tanto que miembros de un grupo de iguales o pandilla.

El trabajo que presentamos explora en este último contexto relacional, la pandilla, las semejanzas y diferencias por género en la relación entre iniciación sexual y grupo de iguales, exhibidas por un grupo de adolescentes. A través de un diseño transversal descriptivo, se entrevistó a una muestra de 505 adolescentes de ambos sexos acerca de su nivel de experiencia sexual y otras variables relativas a su vida con el grupo de iguales. La muestra fue clasificada en cinco estadios de iniciación sexual, en función del nivel de experiencia sexual referida: personas no iniciadas sexualmente, personas que han experimentado el beso pasional, personas con experiencia de petting suave, personas con experiencia de petting y personas que han experimentado relaciones coitales. Se analizaron los resultados poniendo en relación el grado de iniciación sexual y las variables de vida en grupo y comparando los resultados por género (Navarro-Pertusa, 2002)

Los resultados confirmaron parcialmente la hipótesis de la confluencia de género en la iniciación sexual, y la importancia para ambos del grupo de amigos. Variables como el número de parejas en la pandilla, el consumo de alcohol, las horas de ocio y el grado de iniciación sexual de los amigos o amigas no dieron lugar a diferencias por género, y sí por estadio de iniciación sexual. No ocurrió lo mismo con las variables relativas a la capacidad de decisión y liderazgo en el grupo. En estos casos, los resultados revelan que en los varones de esta muestra la mayor experiencia sexual se acompaña de una mayor vida en grupo, mayor número de amigos y mayor liderazgo dentro del grupo, no siendo así en las chicas, quienes aminoran incluso su liderazgo en los estadios más avanzados.

Nuestra interpretación de los resultados, realizada en el contexto de los estudios de género y del papel de la sexualidad en la construcción de la identidad de género, gira en torno a la idea de que la iniciación sexual masculina no es únicamente una vía rápida y efectiva hacia el éxito y la popularidad entre los iguales – rémora patriarcal cuyo papel en los embarazos no deseados y los riesgos de la sexualidad en general en el colectivo adolescente y joven no debiera infravalorarse- sino además, que existe una estrecha vinculación, una identificación, entre vida en grupo y comportamiento sexual para los varones que no está presente en las mujeres adolescentes. Esta diferencia de género, vínculo entre sexualidad y grupo de amigos en los varones, podría tener importantes efectos en el ámbito de la sexualidad, y de modo más general, en el desarrollo socioemocional de las personas. Y posiblemente, explicar mejor que la mera apelación a las hormonas, las grandes diferencias de género que todavía, hoy, encontramos en este dominio del comportamiento humano (Eagly & Wood, 1999).

El artículo completo puede encontrarse en la revista Internacional Journal of Clinical and Health Psychology: Navarro-Pertusa; Reig-Ferrer, A.; Barberá, E. y Ferrer- Cacales, R. (2006) Grupo de iguales e iniciación sexual adolescente: diferencias de género. Internacional Journal of Clinical and Health Psychology 6(1), 79-96.

Referencias bibliográficas

Baumeister, R. F. y Tice, D. M. (2000). The social dimension of sex. Nueva York: Allyn & Bacon.

Eagly, A. H. y Wood, W. (1999). The origins of sex differences in human behavior: Evolved dispositions versus social roles. American Psychologist, 54, 408-423.

López, F. (2004). Conducta sexual de mujeres y varones: iguales y diferentes. En E. Barberá y M. Martínez- Belloch (Eds.), Psicología y Género (pp. 145-170). Madrid: Prentice Hall.

Miller, B. C., Norton, M. C., Curtis, T., Jeffrey E., Schvaneveldt, P. y Young, M. (1997). The timing of sexual intercourse among adolescents: Family, peer, and other antecedents. Youth and Society, 29, 54-83.

Navarro-Pertusa, E. (2002). Adolescencia y sexualidad: diferencias de género en la iniciación sexual. Tesis doctoral. Instituto de Estudios de la Mujer. Universidad de Valencia.

Navarro-Pertusa, E., Barberá, E. y Reig-Ferrer, A. (2003). Diferencias de género en motivación sexual. Psicothema, 15, 395-400.

Oliver, M. B. y Hyde, J. S. (1993). Gender differences in sexuality: A meta-analysis. Psychological Bulletin, 114, 1, 29-51.

 

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