De forma específica, alerta de que la deportación puede conllevar largas separaciones familiares, con importantes consecuencias psicológicas, y expone los siguientes datos al respecto:
Los inmigrantes tienen un mayor riesgo de daño psicológico
La investigación psicológica muestra que los inmigrantes experimentan factores estresantes únicos, relacionados con las condiciones que los llevaron a huir de sus países de origen, el viaje a menudo angustioso y el estrés constante que supone comenzar una nueva vida lejos de su familia y cultura. A menudo son marginados por la sociedad estadounidense, lo que puede generar prejuicios, discriminación y, en última instancia, más estrés adicional.
La amenaza de deportación es particularmente estresante
La deportación es una preocupación importante para los inmigrantes indocumentados recién llegados. La investigación demuestra que los inmigrantes que temen la deportación son mucho más vulnerables a padecer enfermedades cardíacas, asma, diabetes, depresión, ansiedad y estrés postraumático, y evidencia que sus hijos presentan más probabilidades de sufrir problemas psicológicos, dificultades académicas y trastornos en su desarrollo.
La separación familiar relacionada con la deportación es especialmente dañina
Los datos sugieren que cuanto más tiempo se encuentren separados los padres y los hijos, mayores serán los síntomas de ansiedad y depresión en los segundos. Factores negativos para estos niños son la inestabilidad de la vivienda, la inseguridad alimentaria, la escolaridad interrumpida y las respuestas conductuales/emocionales adversas. La separación prolongada de los padres predice también una dificultad constante para confiar en los adultos y las instituciones, así como la reducción de los logros educativos.
Por todo lo anterior, la APA expresa su oposición rotunda a las políticas actuales en EE.UU. que facilitan la deportación a los inmigrantes y separan a las familias, ya que éstas agravan el estrés y el trauma ya de por sí experimentado por las poblaciones en riesgo de discriminación, además de aumentar el estigma.
Las familias que se encuentran en centros de detención sienten temor ante la deportación y la separación, y esta circunstancia incrementa su vulnerabilidad al estrés psicológico, con un mayor riesgo de depresión y otros síntomas de salud mental directamente proporcional al tiempo que permanezcan en situación de detención.
A parte de un cambio en las políticas mencionadas, la Asociación Americana pide que se lleven a cabo diversas acciones, tales como la inversión de fondos suficientes para garantizar que los jóvenes inmigrantes reciban servicios médicos y de salud mental apropiados, o la financiación de investigaciones sobre los efectos nocivos de los prejuicios, los estereotipos y la discriminación, tanto de las víctimas como de los perpetradores, de cara al desarrollo de intervenciones para contrarrestarlos, entre otras.
Fuente: American Psychological Association |