El 57% de las mujeres jóvenes sufre violencia sexual en los espacios de ocio nocturno

3 Dic 2019

El Observatorio Noctámbul@s, un observatorio sobre la relación entre el consumo de drogas y las violencias sexuales, ha publicado su informe anual. En dicho texto se ofrece un análisis actual de la violencia sexual y consumo de drogas en los contextos de ocio nocturno, así como se dan a conocer diferentes campañas preventivas de violencias sexuales.

Tal y como señala el Observatorio, “la violencia sexual y la alta tolerancia a los mismos en los contextos de ocio representan uno de los principales riesgos asociados no sólo al abuso sino también al consumo de drogas en contextos de ocio en sí mismo”. No obstante, a pesar de que los contextos de ocio nocturno suponen un elevado riesgo especialmente para las mujeres, la perspectiva de género en este ámbito no se ha desarrollado de manera acorde a esta realidad. Por este motivo, el Observatorio Noctambul@s pretende ofrecer “una línea estable de trabajo específica desde el análisis y la intervención preventiva que aspira a cambiar la mirada de los y las jóvenes pero también de los/las profesionales que intervienen en estos contextos (tanto desde la industria del ocio como desde la prevención/reducción de riesgos)”. Para ello, se centra en el análisis de la violencia sexual, que tal y como señalan, ha sido escondida históricamente debido a “la alta tolerancia de nuestra sociedad sobre los comportamientos abusivos de carácter sexual, especialmente bajo el efecto de drogas”.

El informe se divide en varios capítulos en los que se aborda un ideario sobre las violencias sexuales y consumo de drogas, el fenómeno de las guerrillas nocturnas, las marchas exploratorias por espacios de ocio nocturno, las percepciones de los jóvenes en torno a los riesgos en los lugares de ocio nocturno, las iniciativas en la elaboración de protocolos de actuación ante violencias sexuales en ocio nocturno y la difusión de la campaña preventiva anual “Es violencia sexual”.

En el texto, el quinto informe anual realizado hasta la fecha, los autores realizan una síntesis de las principales conclusiones obtenidas a lo largo de estos últimos años, estableciendo los siguientes ideas clave:

    • La violencia sexual está naturalizada, normalizada y generalizada. El 57% de las mujeres entrevistadas habían sufrido con mucha frecuencia alguna forma de violencia sexual normalizada, frente al 4% de los hombres.
    • Hipersensiblidad por parte de los hombres. Los chicos tienden a relativizar la violencia sexual que se ejerce contra las chicas, equiparándola a la que pueden sufrir ellos, si bien la violencia son ejercidas mayoritariamente por parte de los chicos hacia las chicas y están establecidas bajo una motivación sexista a diferencia de la ejercida contra los chicos.
    • Agresores fantasma. Los datos proporcionados por las mujeres, en las que el 74% señala haber sido objeto de comentarios incómodos por parte de las chicas y el 28% haber sido presionadas para tener sexo a pesar de su negativa, contrasta con los datos aportados por los chicos en los que sólo el 23% reconoce haber hecho ese tipo de comentarios incómodos y el 4% haber insistido ante una negativa. Se trata, por tanto, de comportamientos que no se identifican ni se reconocen por parte de los chicos que los ejercen.
    • Espejismo de la igualdad. Las mujeres se perciben con la misma libertad que los hombres para estar, divertirse y transitar por los espacios nocturnos, a pesar de que los datos muestran de que se encuentran en una situación de riesgo mucho más elevada que la de los hombres.
    • Los contextos de ocio nocturno facilitan la violencia. Se observan una serie de mitos,  a través de expresiones del tipo de “todo vale”, “estas cosas pasan” o “no es para tanto”, que están facilitando que las agresiones sexuales no sean castigadas. Asimismo, las conductas asociadas al modelo de “ligoteo” y “cacería” nocturna, entre otras, establecen mecanismos de permisividad de las violencias sexuales.
    • Mercantilización de la sexualización de las mujeres. La imagen sexualizada y estereotipada de las mujeres es utilizada por parte del mercado del ocio nocturno como reclamo publicitario, a través de prácticas como facilitar la entrada gratuita a las mujeres.
    • Socialización de la sexualidad tabú, heteronormativa y machista. Tal y como se detalla en el informe, “el proceso de socialización de la sexualidad se da en un marcho de tabú donde prevalece la falta de información y la difusión de mitos que asocian la feminidad a la pasividad, y la masculinidad a la actividad sexual irrefrenable.

    El informe completo puede descargarse en el siguiente enlace:

    5º Informe anual 2017-2018

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