La ONU realiza un llamamiento para garantizar los derechos humanos durante la pandemia

14 Abr 2020

La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH), principal entidad de las Naciones Unidas en el ámbito de los derechos humanos, ha publicado unas directrices relativas a la pandemia (COVID-19 Guidance) y al impertativo de preservar los derechos humanos esenciales, sobre todo, en aquellos colectivos especialmente vulnerables (personas con discapacidad, inmigrantes, personas sin hogar, personas mayores…).

Tal y como recogen las directrices, esta situación «pone a prueba a sociedades, gobiernos, comunidades y ciudadanos particulares. Este el momento de ejercer la solidaridad y la cooperación para hacer frente al virus y atenuar las repercusiones, a veces involuntarias, de las medidas adoptadas para frenar su propagación. El respeto de todos los derechos humanos, comprendidos los derechos económicos, sociales, civiles y políticos, será indispensable para el éxito de la respuesta de salud pública”.

Fuente: www.pexels.com Artista:
Kaique Rocha Fecha descarga: 03/04/2020

La guía elaborada por ACNUDH establece una serie de directrices para asegurar el cumplimiento de los derechos humanos. A continuación, se ofrecen algunas de estas recomendaciones clasificadas en las siguientes líneas de actuación:

  • Acceso a la atención médica. Las estrategias sanitarias deben abordar no solo los aspectos médicos de la epidemia, sino también sus aspectos de derechos humanos y las consecuencias de género, al mismo tiempo que se debe garantizar tratamiento disponible para todo el mundo, sin discriminación.
  • Medidas de emergencia. El documento reconoce que el derecho internacional permite la adopción de medidas de urgencia en respuesta a grades amenazas, pero recuerda que “dichas medidas deben tener una orientación y una duración específicas, y que han de aplicarse de la manera menos invasiva posible, con miras a proteger la salud pública”. A este respecto, algunos derechos no pueden derogarse como la prohibición de la tortura y los malos tratos, o la protección contra el uso de la detención arbitraria, entre otros.
  • Que nadie se quede rezagado. Esto implica que los gobiernos deben poner especial atención para identificar a las personas que podrían estar en peligro de omisión o exclusión, como las personas sin hogar, los migrantes y refugiados, las personas de edad avanzada, las que viven con discapacidad y los miembros del colectivo LGBTI.
  • Vivienda. Ante las medidas obligatorias de confinamiento domiciliario, es fundamental que los gobiernos adopten medidas urgentes para ayudar a las personas que carecen de viviendas adecuadas (en condiciones de hacinamiento, sin acceso a agua o saneamientos…), así como a las personas sin hogar. Asimismo, se deben prevenir los desahucios.
  • Personas con discapacidad. A pesar de las medidas de contención, los Estados deben considerar medidas adicionales para asegurar la continuidad del apoyo a persona con discapacidad que dependen de servicios doméstico o comunitarios.
  • Personas detenidas o recluidas en instituciones. Tal y como recomienda ACNUDH, “los Estados deben adoptar medidas especiales para velar por el acceso a la información, la prevención y otros aspectos del cuidado sanitario de todas las personas privadas de libertad y deben examinar de manera urgente las opciones para ponerlas en libertad y las alternativas a la detención, a fin de atenuar el riesgo de que puedan enfermar en los centros de reclusión”. Los expertos advierten que la situación de las personas con discapacidad que viven en instituciones es particularmente grave, puesto que la prohibición de las visitas puede exponer a este grupo al abandono y al mal trato.
  • Información y participación. Para la ONU, es imperativo que la información relativa a la crisis llegue a todas las personas, sin excepción, lo que significa que esté disponible en diferentes formatos y lenguas, adaptada a las discapacidades visuales y auditivas y a la población que no sabe leer. Asimismo, los Estados deben velar porque el acceso a internet sea lo más amplio posible.
  • Estigma, xenofobia y racismo. A este respecto, la ONU alerta que la pandemia del COVID 19 está generando una ola de estigmatización, discriminación, racismo y xenofobia, indicando la necesidad de usar el término COVID-19 para nombrar la enfermedad, en vez de usar una referencia geográfica, la condena de la estigmatización de los pacientes afectados por parte de los dirigentes políticos, y la difusión de información clara, veraz y basada en la evidencia. La discriminación y xenofobia se asienta sobre la desinformación y el miedo, por lo que la ONU solicita el desarrollo urgente de campañas de sensibilización.
  • Migrantes y refugiados. Según las directrices, estos grupos, de especial vulnerabilidad al vivir confinados en campamentos, en condiciones de hacinamiento, con pocos saneamientos y sin acceso a servicios médicos, deben ser incluidos en los planes nacionales de prevención y respuesta al COVID-19, con el objetivo de garantizar el acceso equitativo a la información, y al análisis y atención médica cualquiera que sea su condición jurídica.
  • Repercusiones sociales y económicas. Se deben atenuar las repercusiones sociales y económicas de la pandemia. Entre las acciones a llevar a cabo, se debe garantizar el derecho a la educación de todos los niños, implementar medias de alivio económico y salvaguardar la salud y seguridad de los trabajadores en activo y en particular los del sector sanitario. A este respecto, la ONU recuerda que “nadie debería sentirse obligado a trabajar en condiciones que puedan poner en peligro su salud, por temor a perder el empleo o dejar de percibir un salario”.
  • Privacidad. Las medidas de rastreo y seguimiento de las personas deben vincularse exclusivamente a los objetivos de salud pública y usarse solo con este fin.
  • Género. La ONU alerta del peligro de la crisis sobre las mujeres, que suelen sobrellevar una carga adicional de estrés al ser las encargadas de las tareas domésticas y al trabajar en mayor proporción en el sector informal (empleo doméstico, cuidado de personas dependientes…) por lo que pueden ser las primeras en perder sus empleos. Asimismo, la guía advierte de que la cuarentena puede aumentar la exposición a la violencia de género.
  • Agua y saneamientos. Puesto que lavarse las manos con agua limpia y jabón constituye la primera línea de defensa frente al COVID-19, es preciso abordar las necesidades de los grupos de población más vulnerables, entre otros los que carecen de acceso adecuado al agua, así como evitar medias que implique el corte de suministro a quienes no pueden pagar la facture del agua.

La guía puede consultarse en el siguiente enlace:

COVID-19 Guidance

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