Violencia filio-parental y tecnologías digitales: un riesgo creciente
17 Jul 2025

La violencia ejercida por adolescentes hacia sus progenitores no solo está aumentando, sino que guarda una relación directa con el uso problemático de tecnologías digitales como móviles, redes sociales o videojuegos. Esta forma de violencia, aún poco visibilizada, afecta gravemente la convivencia familiar y está asociada a trastornos psicológicos, desregulación emocional, sentimientos de inferioridad y pensamientos autolíticos en los/as jóvenes agresores/as. Además, las restricciones impuestas por los padres respecto al uso de dispositivos se identifican como desencadenantes frecuentes de episodios agresivos.

Así lo afirma un nuevo estudio publicado en la Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes, a través del cual se analiza la influencia del uso problemático de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en la aparición y agravamiento de la violencia filio-parental (VFP). La investigación, una revisión sistemática realizada bajo las directrices PRISMA, seleccionó 16 estudios científicos publicados entre julio de 2022 y marzo de 2024, a partir de un análisis inicial de 1.706 documentos extraídos de bases de datos como Scopus, Web of Science, PubMed o Dialnet. Los trabajos seleccionados abordan simultáneamente los dos conceptos clave: Tecnologías de la Información y Comunicación y violencia filio-parental.

Violencia filio-parental
Foto: freepik. Diseño: cookie_studio. Fecha: 13/05/25
Un problema de salud pública con impacto psicológico

La Organización Mundial de la Salud ha reconocido el uso problemático de las TIC como un problema de salud pública, dada su capacidad para afectar tanto el bienestar físico como el equilibrio psicológico. La investigación pone especial énfasis en los efectos en la salud mental del uso excesivo de pantallas, dispositivos móviles y redes sociales, señalando que éstos influyen directamente en la aparición de trastornos de ansiedad, síntomas depresivos, impulsividad y alexitimia, así como en el conocido síndrome FOMO (miedo a perderse algo).

El estudio destaca que la VFP es un fenómeno multicausal, en el que la salud mental de los adolescentes y del núcleo familiar resulta gravemente afectada. La pandemia de COVID-19, que incrementó el tiempo de exposición a tecnologías digitales, ha agravado este panorama. Se han observado con mayor frecuencia síntomas internalizados como tristeza, pasividad, sentimientos de insuficiencia, autolesiones e incluso ideación suicida entre los/as adolescentes agresores.

Tecnología, agresividad y desconexión moral

Uno de los hallazgos reiterados en los estudios revisados es la existencia de una relación proporcional entre el tiempo dedicado a videojuegos y contenido audiovisual violento, y el desarrollo de estados emocionales negativos o conductas agresivas en la adolescencia. Estas dinámicas no solo erosionan las relaciones familiares, sino que aumentan la tensión cuando los padres intentan limitar el acceso a los dispositivos.

El informe describe cómo el adolescente va generando un “yo virtual” más poderoso que su identidad real, desconectado de los valores familiares, que favorece una progresiva desvinculación afectiva y moral. Esta desconexión, sumada a la desensibilización hacia la violencia normalizada en algunos contenidos digitales, reduce la empatía y puede reforzar comportamientos coercitivos o amenazantes hacia los progenitores. Así, el entorno digital puede actuar como un catalizador de hostilidad dentro del hogar.

Factores de riesgo y perfiles psicológicos

La revisión identifica diversos factores de riesgo que se repiten en los perfiles de adolescentes implicados en VFP. Entre ellos, destacan los altos niveles de estrés, ansiedad, depresión, somatización, problemas de comunicación, dificultades de regulación emocional y baja tolerancia a la frustración. Se evidencian también déficits en habilidades sociales, pensamientos desadaptativos, necesidad de control y comportamientos de evitación.

Algunos estudios señalan diferencias según el género, como la prevalencia más alta de alexitimia y uso problemático de redes sociales en chicas con comportamientos de VFP elevados. Otros subrayan cómo el castigo parental vinculado a la tecnología (apagar el móvil, limitar el acceso nocturno, retirar videojuegos) se presenta como desencadenante habitual de los conflictos, que en algunos casos escalan hasta llegar a formas explícitas de violencia verbal, amenazas o agresiones físicas.

Intervención y prevención desde una perspectiva psicológica

Uno de los principales aportes del estudio es la insistencia en la necesidad urgente de intervenciones preventivas. Las autoras proponen integrar el enfoque de la educomunicación como herramienta fundamental, a través de programas que fomenten un uso consciente y saludable de las TIC. Estas intervenciones deben estar dirigidas tanto a los adolescentes como a sus familias, abordando los conflictos desde una perspectiva psicoeducativa, afectiva y relacional.

Desde una mirada sistémica, se considera clave que los programas incluyan el fortalecimiento de habilidades socioemocionales, resolución de conflictos y comunicación familiar positiva. También se menciona el valor de las competencias parentales y de estrategias institucionales que promuevan la responsabilidad compartida entre familia, escuela y comunidad.

El estudio coincide con otros trabajos recientes al señalar que la implicación psicológica es esencial en el abordaje de la VFP, no solo para actuar en momentos de crisis, sino para evitar su cronificación. El uso problemático de las TIC no es la única causa del fenómeno, pero sí constituye un factor de riesgo cada vez más visible, y su abordaje requiere de profesionales preparados en intervención psicológica, tanto preventiva como terapéutica.

Conclusión: una amenaza latente para el equilibrio familiar

Los resultados de esta revisión sistemática revelan que la violencia filio-parental relacionada con el uso disfuncional de las tecnologías digitales constituye una amenaza creciente para la salud mental, el bienestar familiar y la cohesión intergeneracional. Aunque no se establece una relación causal definitiva, las autoras insisten en que el uso problemático de las TIC representa un factor de riesgo psicológico y social grave y en expansión, que requiere mayor atención científica, educativa y política.

El estudio, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, concluye con un llamamiento a impulsar políticas públicas, programas de prevención y una mayor sensibilización social sobre esta forma emergente de violencia, con el objetivo de proteger a las familias y promover relaciones basadas en el respeto, la empatía y la salud mental.

Fuente: González-Pérez, E., García-Barrera, A., & Martínez-Álvarez, I. (2025). Incidencia de la tecnología en la violencia filio-parental: Una revisión sistemática. Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes, 12(2), 134-143. doi: 10.21134/rpcna.2025.12.2.7

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