LOS TRASTORNOS MENTALES EN LA INFANCIA OCUPAN EL TERCER LUGAR DE PREVALENCIA EN ESPAÑA, SEGÚN DATOS DEL INFORME FAROS

29 Sep 2008

En nuestro país, problemas de salud mental como el déficit de atención e hiperactividad, la depresión, la ansiedad, las reacciones graves al estrés, la anorexia o los trastornos de adaptación, entre otros, ocupan el tercer lugar, en lo que a prevalencia general de enfermedades se refiere, dentro de la población menor de 15 años. Ésta es una de las principales conclusiones que se pueden extraer del informe, recientemente publicado, por el Observatorio de Salud de la Infancia y la Adolescencia FAROS Sant Joan de Déu.

El Informe FAROS, titulado Los problemas de salud infantil. Tendencias en los países desarrollados, ha sido elaborado por personal del hospital infantil Sant Joan de Déu de Barcelona, a partir de la recopilación y cruce de la información aportada en los últimos años por diversos organismos y entidades nacionales e internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o el Ministerio de Sanidad y Consumo (MSC), así como a través de la revisión de una extensa bibliografía sobre el tema y las aportaciones de un buen número de expertos en salud infantil. Los objetivos que se planteaban los autores de este estudio fueron «analizar la evolución de los problemas de salud infantil en los países desarrollados y perfilar cuales son las principales tendencias futuras» y «proponer recomendaciones que puedan contribuir a la definición de actuaciones y políticas a favor de la salud de los niños».

Dentro de la amplia gama de enfermedades que afectan a la población de entre 0 y 15 años analizadas en este trabajo, el estado de la salud mental ha dado muestras de ser una de las grandes preocupaciones de políticos, gestores y profesionales de la salud. Y esto es así no sólo porque las dificultades y los trastornos mentales se encuentran entre las enfermedades más frecuentes, sino también por «la variedad de trastornos [ psicológicos] que están emergiendo y, especialmente por su velocidad en ascenso».

De manera más concreta, en lo referido a prevalencia, los problemas de salud mental, tal y como se ha indicado, ocupan el tercer lugar de enfermedades más diagnosticadas por los médicos, ya que suponen el 1,79% del total de niños incluidos en la última Encuesta Nacional de Salud (ENS) del MSC, precedidas únicamente por la alergia crónica (10,57%) y por el asma (5,26%). Partiendo de la encuesta nacional del MSC de 2006, en la que por primera vez se han incluido datos acerca de la salud mental de la población española, en el Informe FAROS se recogen las principales patologías, desglosadas por tramos de edad (ver tabla 1).

Alergia crónica

Asma

Trastornos mentales

Epilepsia

Diabetes

Tumores malignos

0-4 años

5,43%

4,08%

0,67%

0,53%

0,05%

0,12%

5-9 años

11,96%

7,39%

2,33%

0,91%

0,13%

0,10%

10-15 años

16,34%

7,99%

2,28%

1,07%

0,47%

0,26%

Total

10,57%

5,26%

1,79%

0,41%

0,20%

0,10%

Tabla 1. Porcentaje de niños incluidos en la Encuesta Nacional de Salud 2006 que tienen enfermedades crónicas o de larga evolución diagnosticadas por un médico, por grupos de edad y tipo de enfermedades (Fuente: Informe FAROS)

Además, como se indica en el documento, existe una prevalencia diferencial en función del sexo. Tal es el caso, por ejemplo, del grupo comprendido entre los 10 y los 15 años, ya que el 2,9% de los niños de esta franja de edad han sido diagnosticados de algún trastorno mental, frente al 1,6% de las niñas.

Es pertinente señalar también que los datos de prevalencia contrastan con la percepción que padres y madres tienen con respecto a la salud mental de sus hijos, pues «los resultados muestran una prevalencia real menor de los trastornos mentales; es decir, son más los padres que sienten que sus hijos padecen un trastorno mental, que los que están verdaderamente diagnosticados».

En lo relativo a la prevalencia de los trastornos mentales en el conjunto de los países llamados desarrollados, sus autores reconocen las dificultades que entraña obtener datos fiables y comparables entre regiones, debido a las diferencias encontradas en los estudios e informes en cuanto a criterios diagnósticos, metodología empleada y fuentes de información utilizadas. Aún así, concluyen que «a pesar de estas dificultades, se estima que los trastornos mentales son un problema que afecta nada menos que al 20% de los niños en los países desarrollados, y que más de un tercio de los niños que son atendidos rutinariamente en los servicios de atención primaria se encuentran en riesgo de desarrollar problemas de salud mental». Una cifra ésta que contrasta claramente con la información de la ENS 2006 en lo que al porcentaje de menores diagnosticados por un facultativo se refiere para el caso español.

Si bien no podemos pasar por alto el posible infra-diagnóstico de muchas de estas patologías, tal y como se ha evidenciado en otros informes, por ejemplo, para la ansiedad y depresión, tanto de menores como de adultos, estas diferencias en los datos apuntan a la imperiosa necesidad de contar con un mayor número de investigaciones e informes que ayuden a esclarecer la realidad en materia de salud mental de nuestro país. Un primer paso para ello ha sido, efectivamente, la inclusión en la Encuesta Nacional de Salud 2006 de análisis referidos a la salud mental de los españoles, información no contemplada en ediciones anteriores. Este cambio señala claramente la importancia que actualmente tiene la salud mental para las autoridades sanitarias y la necesidad de abordar estas cuestiones con mayor eficiencia y celeridad por parte del Sistema Nacional de Salud. Sea como fuere, según el MSC, siguiendo con la ENS en torno al 22% de los menores entre 4 y 15 años se encuentran en riesgo de padecer mala salud mental en un futuro próximo; cifra que puede servir, tentativamente, de referencia para llevar a cabo acciones encaminadas a paliar esta situación.

En otro orden de cosas, entre las principales conclusiones que se recogen en el Informe FAROS, sus autores hacen alusión a la morbilidad hospitalaria infantil en los países desarrollados en los últimos años, es decir, a la demanda de atención hospitalaria, medida a través del número de ingresos y altas, en función de la patología diagnosticada. Así, entre las causas de ingreso que más se han incrementado en los últimos tiempos, según los datos aportados por la OMS, se encuentran los problemas psicológicos, sobre todo en el grupo de edad que va de los 10 a los 14 años. Reacciones graves al estrés y trastornos de adaptación, problemas de la conducta, episodios depresivos, alteraciones hipercinéticas (hiperactividad) y otros trastornos de ansiedad se ubican entre las quince primeras causas que más se han incrementado en los últimos años (ver tabla 2).

Causas

Tasa 2002

Tasa 2005

Incremento

Neumonía

260

402

141

Reacción al estrés grave y trastornos de adaptación

160

267

107

Problemas relacionados con la atención medica y sanitaria

427

498

71

Enf. de Crohn

139

210

71

Alteraciones de la conducta

198

261

63

Diabetes mellitus insulino dependiente

856

908

52

Episodio Depresivo

179

228

48

Neumonía bacteriana

131

171

40

Escoliosis

243

283

40

Alteraciones Híper cinéticas

94

133

39

Otras alteraciones intestinales funcionales

511

548

37

Fractura hombros y brazo

546

580

34

Atención que implica rehabilitación

121

153

32

Síncope y Colapso

271

303

32

Otras trastornos de ansiedad

60

91

31

Tabla 2. Tasas de morbilidad hospitalaria en niños de 10 a 14 años que han experimentado un incremento (tasas por 106) (2002 – 2005) (Fuente: Informe FAROS)

Para el grupo de edad de entre 10 y 14 años, la reacción al estrés grave y trastornos de adaptación constituyen la 2ª causa de ingreso que más se ha incrementado en el período de análisis, seguida de las alteraciones de conducta (5º lugar), el episodio depresivo (7º), las alteraciones hipercinéticas (10ª) y, finalmente, otros trastornos de ansiedad (15º). Según este documento, éstas no son los únicos trastornos mentales que están emergiendo, así, por ejemplo, en los niños de 5 a 9 años, si bien los problemas de salud mental son menores en comparación con el grupo de 10 a 14 años, la hiperactividad supone la 10ª causa de ingreso que más ha aumentado y los trastornos mixtos de la conducta y emocionales se sitúan en el 14º lugar.

El incremento de los problemas de naturaleza psicológica en la actualidad, sobre todo, en el tramo de edad de los 10 a los 14 años, encuentra un reflejo claro en el aumento de suicidio entre los pre-adolescentes. Tal y como se recoge en el Informe FAROS, siempre siguiendo los datos aportados por la OMS, el suicidio por ahorcamiento o estrangulación es la 3ª causa de muerte en los menores de 10-14 años en los países del primer mundo. Por delante únicamente se encuentran el accidente de tráfico con automóvil (1º lugar)y la leucemia linfoblástica aguda (2ª causa de mortalidad pre-adolescente) (ver tabla 3).

Causas de mortalidad

Tasa 107

1

Accidente de tráfico con automóvil

73

2

Leucemia linfoblástica aguda

45

3

Suicidio por ahorcamiento o estrangulación

45

4

Cerebral no especificada

43

5

Parálisis cerebral infantil

43

6

Otras causas mal definidas y no especificadas

39

7

Peatón atropellado por automóvil

35

8

Hueso o cartílago no especificado

24

9

Leucemia mieloide aguda

23

10

Ciclista lesionado por automóvil

22

11

Pasajero en accidente de automóvil

21

12

Pasajero en accidente de automóvil en choque con vehiculo estacionado o estructura fija

18

13

Exposición a fuego no controlado en el hogar o edificio

18

14

Asma alérgico

16

15

Accidente con otro vehiculo (no especificados)

15

Tabla 3. Principales causas de mortalidad en niños de 10 a 14 años en la Europa de los 15, Suiza, Noruega, Estados Unidos, Canadá y Australia (tasas por 107) (2003) (Fuente: Informe FAROS)

Como se puede observar en estos datos, los problemas de salud mental de los menores están sufriendo un importante incremento. Si bien es cierto que en las últimas dos décadas las tasas de mortalidad infantil en los países desarrollados han ido disminuyendo paulatinamente en todos los grupos de edad contemplados en el estudio (entre 1983-2003), también lo es que está empezando a emerger una serie de enfermedades que, si bien no son nuevas ni desconocidas para los profesionales de la salud, comienzan a adquirir unas dimensiones y unos patrones que requieren la atención de las autoridades sanitarias. El descenso de unas patologías (como por ejemplo, las enfermedades perinatales, las infecciosas, los tumores malignos, etc.), viene acompañado también del incremento de otras dificultades y problemas; entre ellos, los de salud mental, cada vez a edades más tempranas. En este sentido, el hecho de que el suicidio se encuentre en el 3º lugar de causa de mortalidad entre los pre-adolescentes no deja de ser esclarecedor. Y más aún si se tiene en cuenta que otros estudios han determinado una tendencia creciente a partir de los 14 años, edades que aquí no se contemplan.

La emergencia y proliferación en la población de muchas de estas enfermedades están íntimamente relacionadas con factores sociales y medioambientales, y así ha quedado patente en este informe, al hablar de «las enfermedades de etiología social»: estilos o hábitos de vida, discriminación, maltrato, problemas en los ámbitos familiares y escolares, etc. serían sólo algunos de ellos. En opinión de los autores del documento, «trastornos como los problemas de salud mental, el incremento de la diabetes de tipo II entre la población infantil, el abandono y las actitudes de maltrato hacia los niños, la violencia y los abusos, el fracaso escolar y los trastornos de tipo alimentario (es decir, todo el espectro de patologías que se concentran en la línea que une a la anorexia y a la obesidad) son ejemplos de los llamados determinantes sociales sobre la salud, sobre los cuales no se puede actuar únicamente desde un punto de vista biomédico».

Esta cuestión apunta directamente a uno de los grandes retos que actualmente debe afrontar el Sistema Nacional de Salud, sobre todo, en materia de salud mental, a saber, el modelo de salud/enfermedad del que se parte como premisa, excesivamente biologizado y medicalizado.

Para los autores del Informe FAROS, «la actuación bio-médica en la mejora de la salud infantil ha sido exitosa y muy trascendente. El peso de la mayoría de las enfermedades que son susceptibles de resolverse con actuaciones médicas, farmacológicas y tecnológicas como causas principales de mortalidad ha disminuido. Gracias a este tipo de actuaciones, muchas de estas enfermedades antes letales son ahora resueltas o se convierten en enfermedades crónicas. Las patologías que ahora causan la muerte, y que antes estaban en posiciones mucho más bajas en el ranking de mortalidad eclipsadas por patologías ahora controladas, tienen su origen más allá de la propia fisiología de la persona o de agentes externos de tipo microbiano; un origen en el entorno, en la sociedad, en los riesgos y en las formas y hábitos de vida característicos de las sociedades post-industriales».

Sin negar la importancia clave de los tratamientos médicos, un buen número de profesionales de la salud y, muy especialmente, el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos, vienen denunciando una grave carencia en los tratamientos psicológicos; la cual, será necesaria modificar si se quieren atender de manera adecuada muchas de estas patologías en constante crecimiento. Para la entidad colegial, no se podrá alcanzar cotas de calidad adecuadas en el sistema público de salud español si no se acomete, cuanto antes, una modificación de la atención sanitaria, potenciando los servicios de salud mental tanto en el ámbito especializado como en atención primaria.

La complejidad de la sociedad en la que actualmente vivimos y dentro de ella, las causas y factores mantenedores de muchas de las patologías requieren, sin lugar a dudas, un abordaje amplio e interdisciplinar dentro del SNS. Para lograr esto, en opinión de los autores del texto, es necesario contar con un marco de colaboración y actuación que implique a los distintos actores en el entorno de los menores: «el médico, la familia y todo el abanico de profesionales que acompañan el desarrollo del niño (profesores y educadores, trabajadores sociales, psicólogos, rehabilitadores y un amplio etc.)». A la vez, recomiendan en sus reflexiones finales la necesidad de priorizar la atención de las medidas de promoción y prevención en salud, muy especialmente en cuestiones como los accidentes de tráfico, la obesidad y la salud mental. Ámbitos en los que, tal y como ha mantenido el órgano colegial en múltiples ocasiones, el abordaje psicológico adquiere un peso de especial relevancia. No obstante, y a pesar de las evidencias empíricas existentes que apuntan a la eficacia y eficiencia del tratamiento psicológico en muchas de estas llamadas «patologías emergentes» y, muy especialmente, en lo que a intervenciones preventivas se refiere, la ausencia de profesionales de la Psicología sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes del Sistema Nacional de Salud.

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