Se podría reducir el consumo de psicofármacos en ancianos con demencia, según un estudio

21 Ene 2016

En la actualidad, existe una alta prevalencia de uso de psicofármacos en pacientes mayores de 65 años. De hecho, un 40% de los mayores de 65 años consumen antidepresivos mientras que un 24,8% de este mismo grupo de edad toma antipsicóticos.

Sin embargo, este elevado consumo podría reducirse adecuando la prescripción al estado general del paciente y su clínica.

Así lo afirma un estudio llevado a cabo por el Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol (IDIAP Jordi Gol) del Instituto Catalán de la Salud, a través del cual se ha analizado la posibilidad de reducir la prescripción de psicofármacos para el tratamiento de los síntomas psicológicos y conductuales asociados a la demencia, dado que hay una evidencia creciente de daños potenciales asociados al uso de estos fármacos en personas con demencia (a saber: disminución de la capacidad cognitiva, rigidez, somnolencia, o complicaciones como la broncoaspiración).

Según señala en nota de prensa la autora principal de esta investigación, Mireia Massot, el tratamiento para paliar los síntomas psicológicos y conductuales generados por las demencias -tales como agitación, irritabilidad, trastornos del sueño, alucinaciones o agresividad-, “sería el establecimiento, en un primer momento, de medidas no farmacológicas y, en caso de que no sean efectivas, habría que añadir un tratamiento farmacológico para paliar los síntomas».

A pesar de esta indicación, la prevalencia de prescripciones psicofarmacológicas en estos pacientes es tan elevada que ha impulsado a los investigadores a llevar a cabo este estudio. Para tal fin, se contó con una muestra de 182 ancianos, con una media de edad de 86,85 años, pertenecientes a cinco residencias geriátricas de la provincia de Barcelona.

Se revisó la medicación pautada a los pacientes con demencia, ofreciendo a su vez, formación al profesional de medicina de la residencia, para que revisara el tratamiento farmacológico en función de las patologías de los pacientes, sus variables clínicas y su estado general.

Tras un mes de revisión y formación, se observó una disminución significativa de la prescripción de psicofármacos de un 39,57%, pasando  de un consumo total inicial de 508 psicofármacos a 332. Esta reducción se mantuvo durante los seis meses posteriores a la intervención.

Ante estos resultados, los autores del estudio concluyen que es necesario revisar las pautas de medicación y ofrecer formación a los médicos de las residencias para adecuar la prescripción al estado general del paciente y su clínica, permitiendo así que, desde un primer momento, puedan implementarse intervenciones no farmacológicas eficaces, orientadas  a paliar los síntomas psicológicos y conductuales secundarios a esta enfermedad degenerativa.

Fuente: IDIAP Jordi Gol

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