Los motivos de consulta en los que en mayor medida están implicadas las Tecnologías en la Relación, Información y Comunicación (TRIC) en el grupo de violencias contra los/as niños/as y los/as adolescentes son los de pornografía/prostitución, violencia de género, expulsión del hogar (64,1%) y maltrato psicológico. Entre los problemas de salud mental destacan los problemas de conducta y la ideación/intento de suicidio. Los efectos y repercusiones en el estado anímico y de relaciones del o de la menor afectado/a precisan del apoyo de profesionales de la Psicología para poder gestionar sus consecuencias. Sin embargo, a pesar del impacto psicológica de estos problemas, un alto porcentaje (el 60,1%) de niños/as y adolescentes con problemas específicos relacionados con las tecnologías no reciben tratamiento psicológico.
Estas son algunas de las preocupantes conclusiones recogidas por Fundación ANAR en un informe a través del cual aborda el impacto de las TRIC en las problemáticas que afectan a los/as menores, con la finalidad de ofrecer conocimiento e información empírica que contribuya al desarrollo de políticas públicas que garanticen un entorno protector para la infancia y adolescencia y que promueva el ejercicio de sus derechos
Para tal fin, sus autores han analizado 11.164 casos atendidos a través de las Líneas de Ayuda ANAR entre junio de 2023 y junio de 2024. En el 56,4% de estos casos (6.300) el uso inadecuado de las Tecnologías de la Relación, la Información y la Comunicación estaba implicado en el origen o agravamiento del problema que motivó la consulta. Se ha utilizado una metodología mixta y participativa, fundamentada en un modelo ecológico, teniendo en cuenta la interacción de factores biológicos, familiares, sociales y culturales, entre otros, para detectar cómo las TRIC afectan al desarrollo y bienestar infanto-juvenil.

Foto: freepik. Diseño: freepik. Fecha: 05/05/25
A continuación, resumimos los principales resultados:
Incidencia de las TRIC en la infancia y adolescencia
Del total de 11.164 niños, niñas y adolescentes de toda España atendidos a través de las Líneas de Ayuda de Fundación ANAR, en 6.300 casos las TRIC han estado implicadas, bien por problemáticas específicas de las tecnologías (2.395) -ciberbullying (1.728), ciberacoso (423), adicción a la tecnología (163), grooming (50), sexting no consentido (31)-, o bien por otros problemas facilitados, agravados o precipitados por las tecnologías, las TRIC han estado implicadas (3.905 casos).
¿Cuál es el perfil de los/as niños/as y adolescentes con problemas relacionados con las TRIC?
Se observa que los problemas con implicación de las TRIC son más frecuentes entre niñas y adolescentes mujeres (60,6%) que entre los niños y adolescentes varones (50,6%). Para los autores del estudio, esta diferencia podría atribuirse «al aumento de las violencias en el entorno digital que afectan en mayor medida a las mujeres».
Los problemas relacionados con las tecnologías son más frecuentes en adolescentes de 13 años o más. En este grupo de edad, el 65,3% de las consultas están vinculadas a la tecnología, un 26,8% más que en menores de 10 años. Según el informe, esto puede deberse a «la menor supervisión parental y al mayor uso de estas herramientas en la adolescencia, lo que también incrementa los riesgos asociados». En los casos donde hay problemas específicos relacionados con la tecnología, la edad promedio es de 13 años, siendo la media ligeramente superior en los casos de adicción, ciberacoso y grooming, situándose en los 14,4, 14,1 y 13,9 años, respectivamente.
Los/as menores con problemas en los que están implicadas las TRIC muestran un bajo rendimiento académico y una satisfacción escolar más baja
Aquellos/as menores que presentan problemas específicos de TRIC cursan, principalmente, educación secundaria (69,8%), seguido de educación primaria (19,3%).
Los niños, niñas y adolescentes con bajo rendimiento escolar presentan con mayor frecuencia problemas en los que están implicadas las TRIC, en comparación con quienes tienen un rendimiento alto (62,5% frente a 55%). De acuerdo con los autores, esta relación «es especialmente evidente en casos de adicción a la tecnología y sexting, donde aproximadamente el 70% de quienes enfrentan estos problemas tienen un bajo rendimiento académico (adicción a la tecnología: 69,8%; sexting: 80%)». Este bajo desempeño, afirman, «puede ser tanto una causa como una consecuencia del problema».
Por el contrario, en situaciones de ciberbullying, lo más común es encontrar menores con un rendimiento escolar alto (35,2%), pudiendo ser el buen desempeño académico uno de los motivos por los cuales un/a estudiante es víctima de acoso por parte de sus compañeros/as.
En cuanto a la satisfacción escolar, tiende a ser más baja en niños/as y adolescentes con problemas específicos relacionados con la tecnología (74%), siendo más frecuente en casos de ciberbullying (77%) y sexting (75%).
Motivos de consulta relacionados con las TRIC
Los motivos de consulta varían de forma significativa en función de la implicación o no en ellos de las TRIC. Los datos muestran que los motivos de consulta en los que en mayor medida están implicadas las tecnologías en el grupo de violencias contra un/a niño/a o adolescentes son los de pornografía/prostitución (87,5%), violencia de género (76,7%), expulsión del hogar (64,1%) y maltrato psicológico (60,8%). Entre los problemas de salud mental destacan los problemas de conducta (64,2%) y la ideación/intento de suicidio (61,7%). Y entre el resto de los motivos, la desaparición de un niño/a y/o adolescente (75,4%) y la fuga (75,2%).
En los problemas vinculados específicamente a las tecnologías, la ideación o intento de suicidio está presente en todos los casos, ya sea de forma directa o indirecta. Si bien no es uno de los problemas más frecuentes en casos de ciberacoso, su estrecha relación con el grooming y el sexting sugiere una posible asociación indirecta. Asimismo, de manera transversal, en los entornos familiares de menores con problemas específicos de TRIC suele haber algún tipo de dificultad psicológica, como ansiedad, tristeza o problemas de autoestima.
El 54,9% de los/as menores con problemas relacionados con las tecnologías y el 60,1% con problemas específicos de TRIC no reciben tratamiento psicológico
Los/as niños/as y adolescentes con problemas en los que están implicadas las TRIC reciben tratamiento psicológico con mayor frecuencia (60,4%) que aquellos/as cuyos problemas no están relacionados con las TRIC (54,9%). Concretamente, en los problemas específicos de TRIC, los efectos y repercusiones psicológicas requieren en mayor medida la intervención de profesionales para gestionar adecuadamente sus consecuencias. Sin embargo, a pesar del impacto psicológico de estos problemas, un alto porcentaje (60,1%) de estos/as NNA no recibe ningún tipo de tratamiento psicológico. Tampoco lo reciben el 54,9% de los y las menores que presentan problemas relacionados con el uso de la tecnología.
Resalta, especialmente, el caso de los/as menores con adicción a la tecnología: en 7 de cada 10 casos no se recibe tratamiento psicológico «teniendo en cuenta que este ya es un problema reconocido por la OMS, habiéndose incluido en las clasificaciones internacionales de salud mental el “trastorno por juego por internet”».
Las tecnologías están implicadas en situaciones de alta gravedad y mayor urgencia
Las TRIC están implicadas con mayor frecuencia en situaciones de alta gravedad y/o urgencia. Dentro de los problemas específicos de las tecnologías, el grooming y el sexting son los que requieren una intervención más inmediata y tienen un mayor impacto en las relaciones del/de la menor con su entorno. Ocho de cada diez casos son valorados como de urgencia alta, y nueve de cada diez, como de alta gravedad.
El informe advierte también de que la probabilidad de que las TRIC estén implicadas en el problema por el que se consulta, es más alta cuando la frecuencia es diaria o la duración es mayor de un año. Cuando los problemas son específicos de las tecnologías, es más frecuente que ocurran a diario (74,9%) y duren menos de un año (30,2%) en comparación con otros problemas donde están presentes las TRIC (68,1% a diario y 21% duran menos de un año).
Entre los problemas específicos de TRIC, la adicción a la tecnología es la que presenta una mayor probabilidad de ocurrencia diaria (87,4%) y de prolongarse por más de un año (66,5%), en comparación con el resto de estos problemas.
La orientación psicológica/social es más común en problemas específicos de TRIC y la psicológica/jurídica en otros problemas con presencia de tecnologías
Cuando las tecnologías están implicadas en el problema por el que se consulta, la orientación más frecuente es psicológica/jurídica (64,9%), seguida de la más compleja, que incluye intervención psicológica, jurídica y social (62,1%).
La orientación psicológica/social prevalece en los problemas específicos de TRIC, y la psicológica/jurídica es más común en otras problemáticas con presencia de tecnologías. Las cifras revelan que dentro de los problemas específicos de TRIC, la orientación psicológica/social es más frecuente en casos de adicción a la tecnología (15%), la orientación psicológica en situaciones de ciberacoso (15%) y grooming (15%), y la orientación psicológica/jurídica en casos de ciberacoso (7,6%).

¿Cuáles son los principales factores de riesgo?
El anonimato de los agresores/as, facilitado por las tecnologías, agrava estas situaciones, promoviendo formas de acoso como el grooming, sexting y la difusión de material gráfico dañino. El ciberbullying se ve potenciado por el anonimato, lo que aumenta la gravedad y difusión de las agresiones y participación pasiva de otros. Por su parte, las relaciones sociales online, al ser intensas y volátiles, pueden generar ansiedad y malestar entre los niños/as y adolescentes. Los efectos psicológicos incluyen ansiedad, tristeza y, en casos extremos, autolesiones y pensamientos suicidas.
Las TRIC, aunque actúan como fuente de apoyo, también facilitan la propagación de conductas autolesivas, creando un “efecto imitación”.
No obstante, el documento señala que las tecnologías pueden ser también una vía para que niños/as y adolescentes encuentren ayuda, apoyo emocional y nuevas relaciones que mitiguen la soledad.
El informe indica que la adicción a las tecnologías puede originarse por el uso temprano de dispositivos, la falta de límites por parte de los padres y el refugio en estas tecnologías ante situaciones adversas. Esto puede derivar en determinados comportamientos como agresividad, aislamiento social, deterioro del rendimiento académico y dificultades para desconectarse de dispositivos.
El maltrato online, especialmente, el psicológico, ocurre a través de mensajes, llamadas y la difusión de vídeos humillantes. También se da en forma de control parental excesivo.
Las TRIC, al facilitar el acceso temprano a la sexualidad, exponen a los y las menores a riesgos como la sextorsión o el grooming. La hipersexualización y la exposición a contenidos pornográficos online pueden distorsionar su percepción de las relaciones y la sexualidad. Asimismo, las tecnologías facilitan la creación de grupos dedicados a compartir contenido sexual de riesgo, incluyendo situaciones de abuso y prostitución infantil. Las plataformas digitales también favorecen relaciones desiguales entre adultos y menores de edad, generando riesgos altos.
Con respecto al rendimiento académico, las tecnologías contribuyen a que este descienda, dado que pueden ser una distracción para los y las menores, «en lugar de cumplir con sus responsabilidades escolares».
En relación con la violencia de género, las TRIC facilitan el acoso psicológico y el control social a través de la vigilancia en redes sociales y la prohibición de contacto con amigos/as o familiares.
Los riesgos de la recepción de contenidos tienen que ver con la visualización por parte de niños/as y adolescentes de imágenes que no son aptas para ellos/as, el acceso a contenidos engañosos que no son capaces de identificar como tales, la llegada a través de las redes de un mundo irreal, inalcanzable, el exceso de información al que tienen acceso con dificultad para cribar con criterio cual es adecuada o no y los contenidos que reciben de forma automática mediante los algoritmos que se encuentran detrás de las plataformas, «no siempre acordes con unos valores deseables».
Estos contenidos están configurados y diseñados con mecanismos que buscan generar cierta adicción (suelen ser vídeos cortos, con mucho color y sonido -como los reels-, que favorecen que se pierda la noción del tiempo; hay una disponibilidad continua, en comparación con los medios de comunicación tradicionales, que favorece su consumo excesivo; en el caso de la pornografía actual suele ser extremadamente explícita e impresionable con el fin de reforzar la adicción, etc.). A juicio de los autores del estudio, «estos poderosos mecanismos adictivos en combinación con el carácter más moldeable y sensible del cerebro infantil y adolescente están detrás del aumento de adicciones a muchos contenidos surtidos por las TRIC, y, además, adicciones graves, con consecuencias importantes en la salud física y mental del/de la menor».
Otros riesgos a tener en cuenta son el de la modificación de contenidos -por la posibilidad de crear imágenes falsas o realizar vídeos falsos-, la suplantación de identidad y el hackeo de cuentas obteniendo información de la víctima que puede ser difundida sin su consentimiento entre gente desconocida (doxing).
¿Qué beneficios aporta el uso de TRIC?
El uso de herramientas digitales aporta también diversos beneficios, entre ellos, los siguientes:
Ofrecen un acceso fácil y rápido a gran cantidad de información; posibilitan ampliar y entender mejor el conocimiento transmitido en el aula; favorecen el desarrollo de competencias que pueden mejorar el rendimiento escolar (creatividad, mejora del vocabulario, pensamiento abstracto, etc.) y el aprendizaje y perfeccionamiento de conocimientos relativos a intereses personales (por ej., hobbies); facilitan la comunicación y habilidades de relación de niños/as con dificultades especiales; ofrecen grupos de socialización alternativos a NNA con discapacidades, enfermedades, de colectivos estigmatizados (LGTBIQ+ u otros); permiten al o la menor informarse o tratar temas que pueden ser tabú en su entorno social próximo; amplían el espacio en el que pueden interactuar y comunicarse y se difuminan las fronteras espacio temporales a la hora de relacionarse con conocidos/as o amigos/as, etc..
Consecuencias del uso de las TRIC en niños/as y adolescentes
El amplio uso que hacen niños/as y adolescentes de los dispositivos móviles, se ha asociado en los últimos años a problemas de salud física y psicológica, algo que, en palabras de los autores «ha generado preocupación».
Los efectos más estudiados del tiempo frente a las pantallas en la salud física han sido: cambios en el patrón de sueño y problemas relacionados con el mismo, fatiga visual, sedentarismo asociado a la sobrealimentación y la obesidad, y problemas musculoesqueléticos, debidos a los riesgos de la postura que se mantiene al utilizar los dispositivos móviles.
Muchas de las consecuencias relacionadas con el uso de las TRIC afectan también a su desarrollo personal y a sus hábitos cotidianos. Un ejemplo de ello, es la mayor tendencia a buscar soluciones inmediatas, recurriendo rápidamente a sus dispositivos o a contactar con alguien para resolver cualquier problema que surja, sin tomarse el tiempo necesario para reflexionar o buscar soluciones de manera autónoma. Para los autores del informe, «este patrón puede reducir su capacidad para enfrentarse a los desafíos diarios de manera independiente y desarrollar habilidades de resolución de problemas». También el uso excesivo de las tecnologías, así como a las redes sociales y otros contenidos digitales, desplazan los momentos de conexión cara a cara (por ejemplo, actividades lúdicas o interacciones presenciales), que son fundamentales para fortalecer sus habilidades sociales, psicológicas y emocionales.
En palabras de los autores, esta dinámica «puede generar conflictos familiares, especialmente entre los padres separados o con custodia compartida, quienes discuten sobre el uso adecuado de los dispositivos y las pautas a seguir». Tales disputas suelen centrarse en el tiempo que los/as menores pasan frente a las pantallas y las implicaciones de este uso para su bienestar.
El informe alerta de la aparición de conductas dañinas, relacionadas con determinados contenidos digitales consumidos por menores de edad, como los denominados «retos virales», que pueden poner en riesgo su salud física y psicológica.
No menos preocupante es la exposición constante a imágenes de belleza ideal y cuerpos «perfectos» promovidas en redes sociales, que pueden alterar su imagen corporal y promover sentimientos de inseguridad. A juicio de los autores, «este tipo de contenidos, junto con los mensajes distorsionados sobre las relaciones afectivas y sexuales, como los que se presentan en la pornografía, pueden generar complejos y malentendidos sobre lo que se considera una conducta normal o sana».
A esto se añade la mayor vulnerabilidad que tienen niños/as y adolescentes para recibir mensajes ofensivos, amenazantes o de acoso a través de las plataformas digitales. Dada su corta edad y su falta de madurez emocional, pueden tener dificultades para poder gestionar este tipo de situaciones, impactando negativamente en su estado de ánimo y su bienestar psicológico. En este sentido, «la ansiedad, la tristeza e incluso la depresión pueden ser consecuencias de este tipo de interacciones en línea».
Atendiendo tanto a los riesgos como a sus beneficios, el informe pone de relieve que la clave está «en encontrar un equilibrio que permita aprovechar sus ventajas sin perder de vista los riesgos asociados».
El documento finaliza con una serie de recomendaciones dirigidas a madres, padres y familias, a centros educativos y profesionales así como a instituciones y empresas.
Se puede acceder al informe completo desde la página web de la Fundación ANAR o bien directamente a través del siguiente enlace:
Tecnologías. Impacto en la infancia y adolescencia en España, según su testimonio