La autocompasión está fuertemente asociada con un menor malestar psicológico en individuos que viven con una enfermedad crónica. Así lo concluye un estudio publicado en la revista British Journal of Health Psychology, que representa la primera investigación cuantitativa integral que cuantifica la magnitud de esta asociación y evalúa sistemáticamente los factores que la moderan en diversas poblaciones de pacientes crónicos. Los resultados del metaanálisis, que incluyó 51 estudios elegibles y un tamaño muestral total de 15.424 participantes, destacan el papel protector crucial de la autocompasión.

El desafío de la enfermedad crónica y el malestar psicológico
La enfermedad crónica se define generalmente como una afección que persiste en el tiempo e impacta significativamente en la vida diaria, abarcando un amplio espectro de condiciones como enfermedades cardiovasculares, cánceres, diabetes, trastornos neurológicos a largo plazo (como la epilepsia y la demencia), y trastornos de dolor crónico (incluida la artritis).
Los autores destacan que vivir con una enfermedad crónica se asemeja a vivir con un estresor constante en términos de impacto psicológico. No es sorprendente, señalan los autores, que la enfermedad crónica pueda afectar profundamente al bienestar psicológico, contribuyendo a la ansiedad, la depresión y al estrés, lo que a su vez incrementa la carga de la enfermedad.
Las dificultades significativas en la adaptación a la vida diaria, las limitaciones funcionales, la independencia reducida y el impacto en el sentido de identidad que acompañan a estas enfermedades, aumentan la vulnerabilidad al malestar psicológico, indica el texto. Así, el impacto negativo del malestar en los resultados de salud está bien documentado, con relaciones que incluyen el aumento del deterioro funcional, malos hábitos de salud, gestión deficiente de los síntomas y menor adherencia al tratamiento. Asimismo, según subrayan los autores, el estrés, en particular, puede exacerbar la desregulación de los procesos inflamatorios, lo cual es relevante para enfermedades como la artritis y la enfermedad cardiovascular.
La autocompasión como recurso positivo
La autocompasión es una cualidad psicológica positiva. El concepto, desarrollado por Neff, implica responder al sufrimiento y a los fracasos personales con amabilidad, aceptación y consciencia, al mismo tiempo que se reconoce el sufrimiento como una experiencia humana común.
Según se expone en el artículo, la autocompasión se compone de tres elementos bipolares:
- Auto-amabilidad frente a auto-juicio: ser comprensivo en lugar de autocrítico ante las dificultades personales.
- Humanidad común frente a aislamiento: ver el sufrimiento como parte de la condición humana, no como algo único y aislante.
- Consciencia plena (Mindfulness) frente a sobreidentificación: adoptar un enfoque equilibrado hacia los pensamientos y sentimientos negativos, sin intentar evitarlos o reprimirlos.
Los investigadores afirman que, en el contexto de la salud, estos tres componentes actúan sinérgicamente para influir positivamente en el bienestar, mejorando las creencias de autoeficacia, apoyando la regulación emocional y potenciando estrategias de afrontamiento adaptativas, lo que puede reducir el estrés. Asimismo, según la literatura citada en el texto, estudios previos han demostrado que la autocompasión promueve una mayor aceptación de las dificultades como parte de la vida y reduce la tendencia a catastrofizar y rumiar.
Metodología
Para llevar a cabo su investigación, los autores implementaron una búsqueda sistemática en tres bases de datos electrónicas (Scopus, PsycInfo y Medline) y en literatura gris. Los estudios se incluyeron si los participantes eran mayores de 18 años con un diagnóstico de enfermedad crónica, si utilizaban una medida validada de autocompasión y malestar psicológico, y si los datos de asociación estaban disponibles.
El proceso de búsqueda identificó 51 estudios elegibles que aportaron 57 tamaños del efecto para el análisis. Los autores informan que todos los estudios fueron clasificados como de calidad moderada o alta.
Resultados clave: la fuerza y variabilidad de la asociación
El metaanálisis encontró una asociación negativa significativa y grande entre la autocompasión y el malestar psicológico (r = –.516; p = .000). Este resultado, según el criterio de Cohen (1992), se considera un efecto de gran tamaño.
El estudiotambién examinó cómo esta asociación podía variar según el tipo variable de resultados evaluada o el grupo de enfermedad:
Según el tipo de malestar
Los análisis de efectos moderadores mostraron que la magnitud de los efectos difería significativamente según la forma en que se medía el malestar psicológico. Así:
- Los efectos fueron mayores cuando el malestar se midió específicamente como estrés (r = –.618).
- Los efectos fueron moderados para los síntomas de depresión (r = –.527) y para el malestar general (r = –.491). Los autores destacan que este hallazgo es notable, puesto que sugiere que la autocompasión puede ser especialmente protectora para las personas con una enfermedad crónica cuando el malestar se experimenta como estrés.
Según el tipo de enfermedad
La fuerza de la asociación también varió significativamente entre los seis subgrupos de enfermedades crónicas analizados:
- Los efectos más grandes se encontraron en las enfermedades neurológicas (r = –.593).
- Las enfermedades endocrinas mostraron un efecto grande (r = –.583).
- El dolor crónico (r = –.525) y el VIH (r = –.523) mostraron efectos de magnitud considerable.
- Los efectos promedio más pequeños se encontraron en los participantes con cáncer (r = –.452).
Factores no influyentes
Es importante señalar que la magnitud de la asociación entre la autocompasión y el malestar psicológico no difirió en función del sexo del participante, la edad o la duración de la enfermedad. Este hallazgo es coherente con metaanálisis anteriores realizados en la población adulta general e indica que la autocompasión es un recurso valioso para reducir el malestar psicológico en esta población, independientemente de estas características individuales, tal y como explican los autores.
Implicaciones clínicas
Los investigadores concluyen que la fuerte asociación encontrada subraya la importancia de la autocompasión como una cualidad psicológica positiva protectora para la población con enfermedades crónicas.
Asimismo, sugieren que el efecto más fuerte observado en el estrés es particularmente relevante, dado que los estresores relacionados con la enfermedad pueden ser muy perjudiciales, contribuyendo a la progresión de la enfermedad y al dolor. Investigaciones previas citadas en el metaanálisis sugieren que la autocompasión reduce el estrés al facilitar estrategias de afrontamiento adaptativas y conductas promotoras de la salud.
En cuanto a las diferencias entre enfermedades, el estudio postula que la mayor magnitud del efecto en las enfermedades neurológicas podría estar vinculada a los desafíos característicos de estas enfermedades, como la limitación funcional y la menor independencia.
Direcciones futuras
En conclusión, la solidez de la asociación entre autocompasión y malestar psicológico, junto con las relaciones observadas con la aceptación de las dificultades en esta población, justifica una mayor investigación sobre las intervenciones basadas en la autocompasión. Los autores señalan que las terapias como la Terapia Centrada en la Compasión (CFT) y la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) son relevantes, puesto que se cree que mejoran la autocompasión al fomentar la aceptación y una conciencia sin prejuicios de los pensamientos y sentimientos negativos.
Finalmente, los autores indican que se necesita investigación futura rigurosa para identificar los mecanismos subyacentes que vinculan la autocompasión con un menor malestar psicológico, para determinar qué grupos de enfermedades crónicas son más vulnerables a tener una baja autocompasión, y para examinar la eficacia de las intervenciones de autocompasión en dichas poblaciones.
Fuente
Baxter, R., & Sirois, F. M. (2025). Self- compassion and psychological distress in chronic illness: A meta- analysis. British Journal of Health Psycholog y, 30, e12761. https://doi. org/10.1111/bjhp.12761
