El deseo sexual cumple una función que va mucho más allá del placer físico. Según el trabajo reciente de Birnbaum y Muise (2025), publicado en Nature Reviews Psychology (2025), el deseo sexual es una fuerza que da forma y, a la vez, refleja la calidad del vínculo amoroso entre dos personas. Desde el primer encuentro hasta la consolidación de una relación duradera, el deseo actúa como un termómetro emocional que puede indicar estabilidad y conexión o advertir sobre un aumento de la distancia entre dos personas.
Del flechazo a la rutina: el deseo en el tiempo.
Las primeras etapas de una relación suelen estar marcadas por una atracción intensa, recoge el artículo. Sin embargo, con el paso del tiempo, el deseo suele disminuir. Este descenso se ha relacionado con la pérdida de novedad, el aumento de la familiaridad y la rutina sexual -en el caso de las mujeres, se añaden, prosigue el artículo, factores sociales como las responsabilidades del hogar o la crianza-. En términos sencillos: cuanto más conocemos a nuestra pareja, menos nos sorprende, y eso puede afectar la intensidad del deseo.

Según Birnbaum y Muise, desde una perspectiva psicológica, esta disminución no significa que la relación esté condenada. Lo importante es cómo se gestiona este cambio. Las parejas que adoptan creencias de “crecimiento sexual” —es decir, que entienden que la satisfacción sexual se cultiva— tienden a afrontar mejor los retos que aquellas que creen en el “destino sexual”, donde se asume que la compatibilidad debe ser instantánea y natural.
¿Por qué deseamos (o dejamos de desear)?
Birnbaum y Muise proponen el deseo como una herramienta de evaluación del estado de la relación.
En las etapas iniciales, el deseo surge, según indicn, como una reacción visceral ante atributos visibles (atractivo físico, carisma), pero con el tiempo se vuelve más sensible a factores profundos como la estabilidad emocional y la receptividad del otro.
Este cambio gradual está en el corazón del “modelo de desarrollo relacional del deseo sexual” propuesto en el artículo. El deseo puede fomentar comportamientos que fortalecen la relación —como muestras de afecto o cuidado—, pero también puede debilitarse si la pareja ya no se percibe como emocionalmente satisfactoria.
Un alto deseo favorece comportamientos de cuidado, sacrificio e intimidad. Por el contrario, una disminución significativa podría reflejar insatisfacción emocional o percepción de baja “valor de pareja”, lo cual, en contextos vulnerables, puede abrir la puerta, por ejemplo, a la infidelidad.
La psicología detrás del deseo sexual: apego, intimidad y desafío.
Conforme indica el artículo, la teoría del apego, originada por John Bowlby (1969), proporciona un marco sólido para entender las motivaciones sexuales. Las personas con apego seguro tienden a experimentar y expresar el deseo de forma saludable. Por su lado, quienes tienen un apego ansioso podrían usar el sexo como una forma de obtener validación, Y, finalmente, quienes tienen un comportamiento evitativo lo usan para distanciarse emocionalmente.
Además, prosigue, en la relación tiene impacto llamada “paradoja de la intimidad”: aunque la cercanía emocional es importante para una buena vida sexual, un exceso de familiaridad puede apagar el deseo. El equilibrio ideal incluye tanto conexión como individualidad dentro de la pareja.
¿Qué pasa cuando el deseo no es compartido?
Según las autoras del artículo, es común que las parejas experimenten diferencias en sus niveles de deseo. Sin embargo, lo más importante, apuntan, no es si desean lo mismo, sino cómo manejan esas diferencias. Las personas que están motivadas a satisfacer las necesidades sexuales de su pareja —sin sacrificar las propias— tienden a reportar más deseo, más satisfacción y una mejor vida sexual.
Este tipo de actitud se conoce, dicen las autoras, como “fuerza comunal sexual” (también conocida como «motivación para satisfacer las necesidades sexuales de la pareja») y tiene un impacto positivo incluso en situaciones difíciles como discrepancias en el deseo, disfunciones sexuales o transiciones como la maternidad.

Además, cuando las motivaciones sexuales están orientadas a buscar intimidad o conexión —y no simplemente a evitar problemas—, las personas tienden a experimentar mayor satisfacción sexual y relacional.
Cuando se enfoca el sexo como medio para fortalecer la relación —en lugar de simplemente como respuesta a una necesidad fisiológica—, los beneficios emocionales son mayores. Incluso después de una discusión, el sexo, indican, puede actuar como un amortiguador emocional, mitigando el impacto negativo del conflicto, señala el artículo.
Implicaciones clínicas y sociales.
Desde la perspectiva de la psicología aplicada, según el artículo, estos hallazgos invitan a repensar cómo abordar la terapia de pareja. Más que tratar el deseo sexual como un síntoma aislado, se recomienda verlo como un indicador sensible del estado relacional general de la pareja. Intervenciones centradas en la comunicación, la diferenciación personal y la receptividad sexual pueden ser más eficaces, recoge, que enfocarse únicamente en aumentar la frecuencia del sexo.
En lo social, los datos sugieren que las normas culturales, como el ideal monogámico o los estereotipos de género, influyen profundamente en la experiencia del deseo. Comprender la sexualidad como fenómeno biopsicosocial puede permitir diseñar políticas educativas y sanitarias más inclusivas.
Conclusión: El deseo como brújula relacional.
Lejos de ser un simple impulso biológico, el deseo sexual funciona como una brújula afectiva que orienta las relaciones humanas. Su fluctuación revela mucho sobre la calidad del vínculo, la percepción de valor mutuo y la habilidad para navegar la intimidad. Entender esta dinámica, como proponen Birnbaum y Muise, es esencial no solo para mantener viva la “chispa”, sino para construir relaciones sólidas, adaptativas y emocionalmente nutritivas.
Fuente.
Birnbaum, G. E., & Muise, A. (2025). The interplay between sexual desire and relationship functioning. Nature Reviews Psychology, 4(3), 193–206. https://doi.org/10.1038/s44159-025-00406-4