Estrategia Nacional de Ciencia Abierta y Psicología, en el XVII Desayuno de Infocop
29 May 2025

El pasado 24 de abril, el Consejo General de la Psicología (COPcelebró el XVII Desayuno de Infocop, un encuentro en el que participaron expertos en el ámbito académico y profesional de la Psicología relacionados con el mundo editorial junto con agentes de entidades y organizaciones dependientes del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, con el fin de debatir la relación entre la Psicología y la Estrategia Nacional de Ciencia Abierta.

Para tal fin, esta nueva edición del Desayuno de Infocop contó con la participación de Eva Ortega-Paíno, Secretaría General de Investigación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. De esta Secretaría dependen el CSIC, el ISCIII, CIEMAT y el Instituto Astrofísico de Canarias; Izaskun Lacunza Aguirrebengoa, Directora General de la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología FECYTPilar Rico, coordinadora de la Unidad de Ciencia Abierta de la FECYT; y Nuria Sebastián Gallés, catedrática de Psicología, área de ciencia cognitiva. Presidenta del Comité Científico y Técnico de la Agencia Estatal de Investigación (AEI).

También estuvieron presentes José Muñiz Fernández, Director Honorario y ex Director de Psicothema. Rector de la Universidad Nebrija; Luis Ángel Saúl Guitérrez, Director de la Revista de Psicoterapia y profesor de la UNED; Ramón Arce Fernández, Catedrático de Psicología de la Universidad de Santiago de Compostela y Director de The European Journal of Psychology Applied to Legal ContextAntonio Pamos de la Hoz, vocal de la Junta Directiva de la División de Psicología Académica-SEP y profesor de la Universidad Camilo José Cela; y Miguel Ángel Pérez Nieto, del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.

El debate contó igualmente con la presencia del equipo del Grupo Editorial de la Fundación Española para la Promoción y el Desarrollo Científico y Profesional de la Psicología (Psicofundación): José Ramón Fernández Hermida, director del GEP y de la revista Infocop -quien actuó de moderador-, Pedro Altungy Labrador, analista y desarrollador de publicaciones en el Grupo Editorial, Andrea García de Marina Martín-Mateos, Gestora de publicaciones y Silvia Berdullas Saunders, encargada del soporte editorial y al desarrollo del GEP y redactora Jefa de Infocop.

José Ramón Fernández Hermida inauguró el Desayuno dando la bienvenida a todos los participantes y agradeciendo su asistencia al mismo. Su presentación partió planteando las siguientes preguntas para sentar las bases del mismo: ¿Estamos en la dirección correcta para poder ir desarrollando una Estrategia Nacional de ciencia abierta en Psicología? ¿Tenemos las infraestructuras y condiciones materiales necesarias para que esto se produzca?¿Qué opinión se tiene desde la administración y qué opinamos los psicólogos y psicólogas que estamos teniendo responsabilidades en ese tema, sobre cuáles son las posibilidades de desarrollo de una política de ciencia abierta en Psicología dentro de la estrategia nacional?¿Qué tenemos por delante? ¿Cómo debemos operar? ¿Qué expectativas debemos tener a medio y largo plazo? ¿Qué interés tiene contar con publicaciones de acceso abierto en España?

Durante dos horas y media de distendido diálogo, se intentó dar respuesta a algunas de estas preguntas y se plantearon cuestiones de gran interés como el problema de la reproductibilidad de las investigaciones; la relevancia del idioma a la hora de publicar (considerando el papel del idioma español como herramienta de ciencia); los retos éticos, especialmente, los relacionados con la difusión de datos personales; la intervención de la iniciativa privada en el desarrollo y difusión del conocimiento científico, así como el concepto de calidad como bien público; o el papel actual y futuro de la inteligencia artificial en la investigación y en la publicación de revistas.

Asimismo, se abordaron las preocupaciones que surgen en todos los campos de la Estrategia Nacional de Ciencia Abierta (ENCA) 2023-2027 y que incluyen sus cuatro ejes estratégicos  (a saber, Infraestructuras digitales para la ciencia abierta; Gestión de datos de investigación siguiendo los principios FAIR; Acceso abierto a publicaciones científicas; Incentivos, reconocimientos y formación), con especial énfasis en cómo garantizar el acceso abierto a publicaciones científicas, cada vez más complejas técnicamente y con importantes costes, sin que repercuta su financiación en autores o lectores.

A continuación, se ofrecen las principales aportaciones de los invitados en este provechoso encuentro:

José Ramón Fernández Hermida, director del Grupo Editorial de Psicofundación y de la revista Infocop

José Ramón Fernández Hermida, abrió el debate poniendo el foco en el papel central que ocupa el Consejo General de la Psicología como motor de publicaciones científicas dentro del ámbito de la Psicología en España. Señaló que el COP se ha convertido en «una especie de hub», al actuar como soporte institucional para un importante número de revistas científicas, muchas de ellas impulsadas por divisiones del propio Consejo, universidades o sociedades científicas vinculadas a la profesión. En este sentido, defendió la función del COP como garante de una infraestructura editorial sólida, al servicio del conocimiento psicológico y no sometida a intereses comerciales.

El Director de Infocop y del Grupo Editorial de Psicofundación lamentó la creciente «mercantilización del conocimiento», un fenómeno que, en su opinión, ha erosionado los valores fundacionales de la actividad científica. «Se ha impuesto una lógica de mercado donde lo importante no es lo que investigas ni para qué sirve, sino dónde lo publicas y cuánto impacto tiene según unos índices», manifestó.

José Ramón Fdez. Hermida

Afirmó que este modelo ha conducido a una desconexión entre la ciencia y la sociedad, relegando la utilidad pública del conocimiento frente al prestigio medido por métricas ajenas a los contenidos y altamente contaminadas de intereses comerciales. En este contexto, planteó que «la ciencia abierta puede ser una forma de atajar esta deriva», al facilitar el acceso a los resultados, reducir las barreras económicas para publicar y leer, y devolver la investigación a sus raíces sociales y éticas.

Asimismo, subrayó que para que la ciencia abierta sea algo más que una etiqueta, es imprescindible dotar al sistema de medios y estructuras específicas. «No podemos pedir que se publique en abierto sin dar soporte técnico, financiación y estructuras de apoyo», advirtió. Alertó del riesgo de generar un discurso de apertura sin contenido real, y apeló a la responsabilidad institucional de construir un modelo editorial sostenible, accesible y alineado con el interés público. La clave, afirmó, está en entender la ciencia no solo como producción de conocimiento, sino como una práctica con una dimensión institucional, política y profesional, profundamente conectada con la sociedad y con los valores del bien común.

Eva Ortega-Paíno, secretaría general de Investigación, dependiente de la Secretaría de Estado de Ciencia, Innovación y Universidades del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades

Eva Ortega-Paíno intervino para presentar los pilares fundamentales de la Estrategia Nacional de Ciencia Abierta (ENCA), haciendo hincapié en que no se trata de una declaración de intenciones, sino de un plan estructural, articulado en torno a ejes estratégicos claros, responsables definidos y metas concretas. Subrayó que la ENCA constituye una apuesta del Gobierno por transformar el modelo científico en España, con una visión a largo plazo que promueve el acceso libre y responsable al conocimiento financiado con fondos públicos.

Con firmeza, defendió la importancia de la lengua española como lengua de ciencia, alertando sobre la tendencia a considerar que solo se genera ciencia de calidad en inglés. «La lengua española como lengua de ciencia es fundamental», afirmó, reivindicando el derecho a pensar, producir y difundir conocimiento en nuestro idioma. A su juicio, esta defensa no es una cuestión de identidad, sino de justicia epistémica y de accesibilidad. «Es importantísimo que todo el mundo tenga acceso a estos datos», remarcó, especialmente en disciplinas como la Psicología, cuya producción científica tiene un impacto directo en el bienestar de la ciudadanía.

Ortega-Paíno insistió en que la investigación pública debe retornar sus beneficios a la sociedad que la financia. «Tenemos una deuda con la sociedad», afirmó, recordando que la mayor parte de la investigación se sustenta con recursos públicos y, por tanto, debe gestionarse con principios de equidad, transparencia y rendición de cuentas. En este sentido, defendió que la ciencia abierta no es solo una cuestión de acceso, sino una cuestión de responsabilidad ética y social.

Eva Ortega-Paíno

Durante su intervención, también subrayó los retos específicos que enfrenta la Psicología en el marco de la ciencia abierta, en particular por su trabajo con datos especialmente sensibles vinculados a la intimidad, la salud y la vida personal de las personas. «La interoperabilidad, la transparencia, el acceso a datos y la gobernanza ética deben ir de la mano», explicó, enfatizando la necesidad de establecer marcos normativos sólidos y protocolos rigurosos para el tratamiento de los datos en esta disciplina.

Finalmente, hizo un llamado a construir un ecosistema de ciencia abierta inclusivo y no condicionado por intereses editoriales o barreras económicas, en el que compartir el conocimiento sea la norma, no la excepción. «No puede ser que el acceso al conocimiento dependa de cuánto dinero tienes para publicar o leer», alertó. En su visión, la ciencia abierta representa un nuevo contrato social entre la investigación y la ciudadanía, basado en el principio de que el conocimiento debe circular libremente para contribuir al bien común.

Pilar Rico Castro, coordinadora de la Unidad de Ciencia Abierta de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT)

Pilar Rico Castro ofreció una intervención articulada y contundente en defensa de un nuevo modelo de comunicación científica basado en principios públicos, sostenibles e inclusivos. Desde su posición, subrayó que la Estrategia Nacional de Ciencia Abierta no es un documento declarativo ni aspiracional, sino un marco operativo «con compromisos concretos, plazos y responsables asignados», cuya ejecución requiere coordinación entre múltiples actores: el Ministerio, la Agencia Estatal de Investigación (AEI), ANECA, las entidades ejecutoras de la actividad investigadora como universidades y centros de investigación y las propias comunidades científicas. En este sentido, recalcó que la FECYT desempeña un papel clave como organismo impulsor, certificador y financiador de infraestructuras para la ciencia abierta en España.

Uno de los ejes centrales de su intervención fue la crítica al sistema actual de publicación y evaluación científica, fuertemente condicionado -en sus palabras- por una lógica de mercado que ha generado un ecosistema editorial dependiente de métricas comerciales y controlado por grandes plataformas privadas. Rico recordó que muchas de estas editoriales «no solo publican, sino que también distribuyen y evalúan», generando un modelo cerrado que restringe la diversidad del conocimiento y concentra poder en unas pocas manos. «Se está perdiendo la soberanía científica», señaló, aludiendo al hecho de que los propios investigadores, universidades y agencias de evaluación se ven arrastrados a legitimar criterios de calidad definidos externamente. Insistió en la necesidad de que la calidad científica, actualmente privatizada, sea un bien público no excluyente ni privatizable.

Pilar Rico Castro

Ante este diagnóstico, defendió con decisión el modelo de revistas diamante (revistas de acceso abierto disponibles online de forma gratuita, sin tarifas de suscripción para los lectores, ni cargos por procesamiento de artículos (APCs) para los autores), como alternativa ética y sostenible. Reivindicó el valor de las publicaciones impulsadas por sociedades científicas, instituciones públicas y comunidades académicas, que funcionan con base en el compromiso profesional y el interés colectivo. «Nuestro compromiso último es que los servicios públicos se presten desde entidades públicas, y que generen bienes públicos, no privatizables», afirmó. Esta apuesta implica, a su juicio, un cambio en la forma de entender la ciencia: no como un producto sujeto a las reglas del mercado, sino como un bien común que debe circular libremente.

Rico también denunció la invisibilidad y desvalorización del trabajo editorial y de revisión por pares, fundamentales para la calidad científica pero escasamente reconocidos como méritos académicos. Señaló que, sin estos componentes, no hay ciencia abierta posible, y llamó a dignificar estas tareas a través de su integración en los sistemas de evaluación. «Sin editores y sin revisores comprometidos, el sistema de publicaciones se desmorona», sentenció.

La ponente hizo un llamamiento directo a las universidades y organismos de evaluación para que revisen sus criterios y reconozcan de forma efectiva las prácticas de ciencia abierta. «No podemos pedir ciencia abierta sin cambiar los incentivos», subrayó. Afirmó que mientras se siga premiando únicamente el impacto y el prestigio editorial medido en rankings comerciales, las buenas prácticas no tendrán el apoyo necesario para consolidarse. En este sentido, remarcó que el cambio requiere voluntad política, liderazgo institucional y un compromiso real con los valores de equidad, transparencia y acceso universal al conocimiento.

Izaskun Lacunza Aguirrebengoa, Directora General de la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología FECYT

Izaskun Lacunza aportó una visión crítica y estructural del modelo actual de producción científica, centrándose en la necesidad de transformar profundamente las prácticas editoriales y los sistemas de evaluación. Desde el inicio de su intervención, subrayó que la ciencia abierta no puede abordarse como una simple modificación técnica o un cambio de formato, sino que exige una revisión cultural profunda del sistema científico en su conjunto. «No se trata solo de abrir los datos o cambiar la forma de publicar -afirmó-, sino de replantearnos cómo producimos, compartimos y evaluamos el conocimiento».

Lacunza sostuvo que uno de los problemas más urgentes es la pérdida de soberanía de la comunidad científica sobre sus propias formas de publicación y validación. Señaló que, durante décadas, el sistema ha evolucionado hacia una creciente dependencia de plataformas editoriales privadas que dictan, en gran medida, qué se publica, cómo se difunde y cómo se mide su valor. «Probablemente el sistema tiene hoy más perversiones que ventajas», afirmó, refiriéndose al modelo basado en métricas comerciales que premia la cantidad sobre la calidad, y el posicionamiento en rankings sobre el impacto real del conocimiento.

En este sentido, criticó el modelo “hiperproductivista” que empuja a los investigadores a publicar de forma compulsiva para sobrevivir profesionalmente, lo que, según denunció, degrada la calidad científica, reduce la reproducibilidad y genera una cultura de competición desmedida. A su juicio, la ciencia abierta debe ser una oportunidad para recuperar el control por parte de las comunidades académicas, fortaleciendo el papel de las sociedades científicas, los proyectos colectivos y las estructuras institucionales que trabajan por una ciencia al servicio de la sociedad.

Izaskun Lacunza Aguirrebengoa

Uno de los aspectos más destacados de su intervención fue la defensa del idioma español como lengua científica. Lacunza alertó sobre el desprestigio simbólico que ha sufrido el uso del castellano en la producción científica, asociado erróneamente con una menor calidad. «Se ha instalado la idea de que publicar en español es publicar peor, y eso es falso», afirmó con rotundidad. Reivindicó el derecho a investigar, publicar y difundir conocimiento en la lengua propia como parte esencial de un sistema científico diverso y democrático. También aludió al papel que puede jugar la tecnología, señalando que «quizá dentro de muy poco el idioma deje de ser un tema» gracias a los avances en inteligencia artificial, aunque advirtió que eso no debe sustituir el reconocimiento institucional del valor de las lenguas propias.

Por otro lado, subrayó que la Psicología, como disciplina, está en una posición ventajosa para impulsar la ciencia abierta, al contar con una estructura profesional y académica especialmente activa en este ámbito. Destacó el papel de muchas revistas impulsadas por sociedades científicas y profesionales, que todavía conservan autonomía frente a los grandes grupos editoriales. A su juicio, este tipo de publicaciones pueden convertirse en un modelo para otras disciplinas, demostrando que es posible hacer ciencia rigurosa, útil y accesible desde estructuras no comerciales, siempre que se cuente con el apoyo institucional necesario.

Finalmente, Lacunza instó a las instituciones a crear condiciones reales para que la ciencia abierta sea viable: financiamiento estable, reconocimiento académico, evaluación adaptada y soporte técnico adecuado. “No podemos exigir a las revistas y a los investigadores que cambien si no transformamos también el contexto en el que trabajan”, concluyó. Su intervención fue un llamamiento a la corresponsabilidad institucional, a la defensa del pluralismo y a la recuperación del sentido público de la actividad científica.

Nuria Sebastián Gallés, catedrática de Psicología y presidenta del Comité Científico y Técnico de la Agencia Estatal de Investigación (AEI)

Nuria Sebastián intervino desde su doble perspectiva como investigadora en ciencia cognitiva y responsable institucional de la evaluación científica. Su intervención combinó el análisis crítico con una clara apuesta por el potencial de la Psicología como disciplina rigurosa y socialmente relevante. Desde el inicio, defendió con convicción el valor científico de la Psicología, reivindicando el mejor manejo que tienen los/as psicólogos/as en metodología en comparación con otros profesionales de la salud, una afirmación que sirvió para poner en valor la precisión empírica y el rigor experimental que caracterizan muchas de las investigaciones psicológicas.

Sebastián Gallés señaló que la Psicología está en una posición estratégica para contribuir de forma activa al fortalecimiento de la ciencia abierta, no solo por su solvencia metodológica, sino por su vinculación directa con problemas sociales contemporáneos. Puso como ejemplo el papel que la Psicología puede jugar en la lucha contra la desinformación y las fake news, destacando que la ciudadanía necesita herramientas para discriminar información fiable, y «los psicólogos tenemos mucho que aportar ahí». En este sentido, abogó por una mayor proyección pública de la disciplina, no solo en espacios clínicos o educativos, sino también en ámbitos sociales y políticos donde la comprensión del comportamiento humano resulta clave.

Nuria Sebastián Gallés

Desde su posición en la AEI, explicó que uno de los cambios más importantes que se está impulsando es la transformación del modelo de evaluación científica. Frente al sistema tradicional basado en el recuento de publicaciones y el impacto de las revistas, se está promoviendo un enfoque más cualitativo, centrado en la coherencia y el sentido de la trayectoria investigadora. «Ya no se trata de contar publicaciones, sino de presentar un relato coherente de tu trayectoria», afirmó. Esta nueva orientación permite que los investigadores seleccionen sus aportaciones más significativas y expliquen su contribución científica más allá de métricas cuantitativas. Para Nuria Sebastián, este cambio representa una oportunidad para que investigadores con perfiles innovadores, interdisciplinares o con impacto social relevante puedan ser evaluados con mayor justicia y profundidad.

Además, abordó el papel de las redes científicas nacionales, destacando que las sociedades científicas y los proyectos colectivos son fundamentales para articular una comunidad investigadora sólida y comprometida. En este punto, elogió el papel de muchas asociaciones españolas de Psicología que han logrado mantener una producción científica propia, con calidad reconocida y conexión con las necesidades de la práctica profesional.

También reconoció que, pese a los avances, existen barreras estructurales que dificultan el cambio: sistemas de incentivos desactualizados, falta de formación en ciencia abierta, resistencias institucionales y desigualdades en el acceso a recursos. Sin embargo, se mostró optimista respecto a la posibilidad de construir un modelo más justo y equitativo, siempre que haya voluntad política y compromiso real desde las universidades, las agencias de evaluación y la propia comunidad científica.

Sebastián Gallés cerró su intervención animando a los psicólogos y psicólogas a implicarse activamente en la defensa del conocimiento abierto, recordando que la ciencia abierta no es una amenaza, sino una oportunidad para reforzar la autonomía científica, el impacto social de la investigación y la legitimidad pública de la ciencia.

Pedro Altungy Labrador, analista y desarrollador de publicaciones del Grupo Editorial

Pedro Altungy intervino en el debate para introducir un aspecto que -a su juicio- no se había abordado con la suficiente claridad: el papel que juegan las universidades en la consolidación real de los principios de la ciencia abierta y de los nuevos modelos de evaluación. Partiendo de los comentarios anteriores de Nuria Sebastián y Miguel Ángel Pérez Nieto, Altungy matizó que, si bien se están dando pasos importantes en el terreno de la evaluación por parte de organismos como ANECA, este cambio aún no ha permeado a fondo en el sistema universitario, que sigue guiándose mayoritariamente por criterios cuantitativos.

«En España, al menos, la investigación la realiza en un 90% gente que trabaja en las universidades», señaló, destacando que los investigadores e investigadoras dependen de cumplir criterios estrictos de evaluación para acceder a sus puestos, especialmente en el ámbito público. Subrayó que, aunque desde ANECA se está avanzando hacia una evaluación más cualitativa basada en el relato -algo que consideró “ideal”-, la realidad en las universidades es distinta: «El investigador o la investigadora se gana el pan de cada día en la universidad».

En este sentido, alertó sobre la desconexión entre los principios que se impulsan desde las agencias evaluadoras y la lógica que domina en los procesos internos de acreditación y consolidación de plazas universitarias, advirtiendo de que, mientras se mantenga un sistema que potencia lo cuantitativo y no valora en absoluto lo cualitativo, se estará perpetuando una cultura de evaluación que favorece el mercantilismo del conocimiento.

Altungy fue explícito al denunciar que, en muchas universidades públicas, los comités siguen valorando «al peso», es decir, sumando publicaciones sin atender al impacto real o a la calidad del trabajo. Aunque valoró positivamente que ANECA permita seleccionar las cinco mejores publicaciones y justificar su relevancia -«eso está genial», dijo-, criticó que esta lógica no se haya extendido aún al resto del sistema. Para él, este desajuste crea inseguridad estructural para el personal investigador, que depende de mantener una carrera continua, estable y sostenible a largo plazo: «Yo como investigador quiero poder trabajar hasta que me jubile con tranquilidad», expresó, en alusión a la falta de garantías que impone un modelo basado en proyectos temporales o evaluaciones cuantificadas.

Con esta intervención, Pedro Altungy puso el foco en la incoherencia entre los discursos sobre evaluación cualitativa y las prácticas institucionales reales, reclamando un cambio profundo y transversal que involucre no solo a las agencias evaluadoras, sino también a las propias universidades, como entorno central en el que se desarrolla la carrera investigadora.

Ramón Arce Fernández, Catedrático de Psicología de la Universidad de Santiago de Compostela y Director de The European Journal of Psychology Applied to Legal Context

Ramón Arce intervino para compartir su experiencia directa como responsable editorial de una revista de ciencia abierta en el ámbito de la Psicología Jurídica y evaluar, desde esa perspectiva, los retos estructurales y económicos que enfrenta el modelo actual de publicaciones científicas.

Comenzó refiriéndose al debate sobre el idioma en las publicaciones, afirmando que, en el campo de la Psicología Jurídica, publicar únicamente en castellano implicaría quedar aislados: «Podemos publicar en castellano y sería única y exclusivamente para nosotros. Sería una ciencia particular ». Explicó que, desde los años noventa, su campo se ha regido por exigencias internacionales que obligan a publicar estudios científicos en revistas con revisión por pares y, prácticamente, en inglés.

A continuación, relató el recorrido de su revista y recordó con detalle las condiciones precarias de sus inicios: «En los primeros números, yo me hacía las fotocopias. Las hacía y las mandaba. Así funcionaba». Afirmó que durante años costeó él mismo los gastos de envío, hasta que el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid comenzó a ofrecer soporte económico y de gestión. Reconoció la importancia de ese respaldo institucional, subrayando que «un investigador no puede estar con las cuestiones de gestión; bastante le da ya a la revista».

Ramón Arce Fernández

Por otro lado, apeló a la actual falta de reconocimiento en el proceso editorial, considerando la urgencia de repensar el sistema de revisión y dignificar esta función. También quiso hacer referencia a la evolución de los sistemas de evaluación científica, y a cómo en el pasado todo se limitaba a «contar publicaciones», sin valorar realmente la calidad o el contexto. Sin embargo, destacó que, gracias al enfoque de ciencia abierta, se ha empezado a valorar un número limitado de publicaciones -cinco u ocho- justificadas con criterios cualitativos. «Eso podrá dar un impulso en las evaluaciones, sí, pero impulso en ciencia siendo castellano… yo no lo veo».

Lamentó además la presión para publicar en inglés, incluso cuando -como explicó con ironía- ese inglés no es considerado válido por hablantes nativos. «Para los ingleses, nuestro inglés científico es más latino que inglés», comentó. Y añadió que esto genera una paradoja lingüística que afecta a la comprensión y a la legitimidad de lo publicado.

Sobre el modelo de revistas bilingües, como Anales de Psicología, Papeles del Psicólogo o la International Journal of Clinical and Health Psychology, señaló que es una solución viable, pero que plantea problemas de costes que muchas publicaciones no pueden asumir. Incluso confesó haber recibido ofertas económicas para vender su revista, como ejemplo de la presión que pueden ejercer las editoriales comerciales sobre revistas independientes.

Arce defendió que las revistas científicas deben tener detrás un equipo estable y apoyo institucional continuo. «No se puede estar siempre pendiente de que el Consejo te ayude o te financie», afirmó, reclamando un sistema sólido que no dependa de la buena voluntad o del esfuerzo personal de los investigadores.

Por último, hizo una reflexión sobre la evolución de los sistemas de evaluación cualitativa, reconociendo que, aunque el nuevo modelo es más justo y abierto, también es más complejo y lento. «Llevamos un año y pico de retraso, y vamos a uno por mil», explicó, en referencia a los procesos de valoración desde una perspectiva cualitativa. A pesar de ello, se mostró convencido de que este es el camino correcto, aunque exigente, y que requiere formación, paciencia y criterios consensuados para evitar volver a una lógica puramente cuantitativa. En definitiva, defendió que el sistema debe equilibrar calidad, apertura, sostenibilidad y exigencia científica, sin perder de vista la realidad del trabajo editorial y la responsabilidad que conlleva.

José Muñiz Fernández, Director Honorario y ex Director de Psicothema. Rector de la Universidad Nebrija

José Muñiz, desde su experiencia en el ámbito editorial psicológico, intervino para destacar la singularidad del modelo español de producción científica, especialmente, por la estrecha colaboración que existe entre el mundo académico y las asociaciones profesionales. «Siempre ha habido, y es esencial que se mantenga, una colaboración muy extensa entre la academia y las asociaciones profesionales», afirmó, destacando que esta relación ha sido clave para el desarrollo de revistas, líneas de investigación aplicadas y transferencia de conocimiento.

Además de su perspectiva editorial, Muñiz introdujo una reflexión de calado metodológico y tecnológico, refiriéndose al impacto creciente de la Inteligencia Artificial en procesos vinculados a los recursos humanos y la psicometría. A modo de ejemplo, señaló que herramientas como ChatGPT están comenzando a utilizarse en procesos de selección de personal, mencionando que ya hay empresas que emplean este tipo de tecnología para simular entrevistas laborales o generar evaluaciones adaptativas.

Profundizando en esta línea, comentó que él mismo utiliza con frecuencia estas herramientas de Inteligencia Artificial, con resultados impresionantes, lo cual no es de extrañar si tenemos en cuenta, por ejemplo, que la última versión de ChatGPT maneja más de 300.000 millones de parámetros. Para hacerse una idea de esta dimensión, comentó, «es frecuente que los metodólogos trabajemos con modelos psicométricos de uno, dos o tres parámetros». Subrayó la magnitud del cambio que -a su juicio- está provocando la IA en el campo de la evaluación psicológica y más allá.

Con esta intervención, Muñiz puso sobre la mesa la necesidad urgente de que la comunidad académica y profesional se adapte a los nuevos entornos tecnológicos, sin perder el control sobre la calidad, la ética y el sentido social del conocimiento que se produce desde la Psicología.

José Muñiz Fernández

Luis Ángel Saúl Gutiérrez, director de la Revista de Psicoterapia y profesor de la UNED

Luis Ángel Saúl Gutiérrez, comenzó su intervención agradeciendo la celebración de espacios de diálogo como el Desayuno de Infocop, valorando principalmente la posibilidad de debatir abiertamente cuestiones que afectan al presente y futuro de las publicaciones científicas.

A este respecto, expresó su adhesión a los principios defendidos a lo largo del debate, deteniéndose, especialmente, en el concepto de calidad como bien público, que definió como un eje vertebrador de todo el sistema científico. «Me quedo y aplaudo ese concepto de calidad como bien público y que tenemos que entender», afirmó, señalando que esta idea debe ser la base que sostenga el trabajo de quienes están detrás de las publicaciones, tanto desde la investigación como desde la edición.

A partir de ahí, planteó una crítica directa al modelo editorial «mercantilizado» en el que -en su opinión de experto- ha caído parte del sistema científico. «Lo que tenemos que hacer es desactivar ese concepto mercantilista en el que hemos entrado, tan salvaje», advirtió. En este contexto, relató la historia de la Revista de Psicoterapia, una publicación con fuerte orientación profesional que, como explicó, ha subsistido durante décadas únicamente por el compromiso personal y económico de un pequeño grupo de profesionales. «Se creó una sociedad limitada sin ningún ánimo de lucro», explicó. «Estuvo a punto de desaparecer porque se jubilaban aquellos que la crearon. Ellos habían sostenido económicamente esa revista».

Luis Ángel Saúl Gutiérrez

Saúl subrayó el esfuerzo personal que ha supuesto mantener la revista activa, y la responsabilidad que asumió cuando le fue confiada la dirección. Afirmó que el modelo de suscripción con el que habían funcionado ya no era viable, y que su revista -como muchas otras- se encontraba en situación crítica.

No obstante, explicó que la publicación ha podido mantenerse gracias al apoyo reciente de instituciones públicas. Mencionó específicamente el respaldo recibido por parte del Colegio Oficial de la Psicología de Cataluña, la Federación de Asociaciones de Psicoterapeutas y de la UNED, que consideraba que la revista no podía desaparecer. También puso en valor las aportaciones que han hecho posibles las nuevas ideas sobre sostenibilidad y publicaciones diamante, reconociendo que este enfoque ha dado esperanza a muchas revistas en situación precaria.

Uno de los puntos clave de su intervención fue la reivindicación del apoyo técnico e institucional a las publicaciones, especialmente desde las universidades. Agradeció que, por primera vez, desde la UNED se haya facilitado personal técnico que les asesore en procesos de evaluación, calidad y presentación a sistemas como SCOPUS o FECYT. Subrayó que, sin este respaldo, muchos editores no tienen ni tiempo ni recursos para responder a los crecientes requisitos de calidad y visibilidad.

Concluyó su intervención apelando al optimismo y al compromiso colectivo: «En esa vía de lo público, de verdad que os agradezco que tengáis esa visión, esa ilusión y ese optimismo y que sigáis por esa vía, porque se necesita». Recordó que todavía hay muchas revistas «en esta línea, que están a punto de morir» y que, por tanto, es urgente consolidar una estrategia de apoyo a largo plazo. «Hay que recuperarlas», afirmó, defendiendo la necesidad de garantizar la supervivencia de las publicaciones que han sido construidas desde la profesión, con esfuerzo y sentido de servicio público.

Antonio Pamos de la Hoz, vocal de la Junta Directiva de la División de Psicología Académica del Consejo General de la Psicología (SEP)

Antonio Pamos intervino para presentar las líneas estratégicas que impulsa actualmente dicha División, subrayando su compromiso con el fomento de la investigación desde las primeras etapas de la formación académica. Comenzó su intervención con un apunte personal que sirvió como metáfora generacional y como introducción al relevo que la División está promoviendo: «En la primera etapa yo era el más joven de todos. En la segunda etapa soy, no el más mayor, pero prácticamente el más mayor de todos».

A continuación, explicó que este cambio refleja un giro deliberado en la composición de la Junta Directiva, que ahora incluye entre sus vocales a dos profesoras jóvenes de Madrid y ha abierto también la participación a doctorandos en calidad de invitados. «Este año hemos dado entrada a los y las protagonistas del futuro de la investigación en España», señaló, en alusión a los esfuerzos de la SEP por integrar nuevas voces y apoyar las trayectorias investigadoras emergentes.

Pamos repasó los objetivos clave de la división académica, destacando dos líneas principales: la promoción del espíritu científico investigador, no solo en el ámbito universitario, sino también entre estudiantes de bachillerato, grado y posgrado, y la divulgación científica, entendida como un eje esencial del trabajo académico. En ese marco, explicó que la SEP ha puesto en marcha premios para reconocer la labor investigadora en diferentes etapas educativas, con el propósito de generar una cultura científica desde edades tempranas y reforzar la conexión entre investigación, formación y práctica.

Antonio Pamos de la Hoz

Una parte sustancial de su intervención estuvo dedicada a explicar el programa de apoyo al doctorado que ha desarrollado la SEP, el cual -según detalló-, se articula en tres líneas de acción complementarias. La primera es un apoyo administrativo, orientado a facilitar los trámites burocráticos y procedimentales a los doctorandos durante el proceso de preparación y defensa de sus tesis. La segunda línea se centra en el apoyo metodológico, clave para asegurar la calidad y viabilidad de los proyectos de investigación. Y la tercera consiste en un apoyo financiero, que permite a los jóvenes investigadores participar en congresos científicos y redes internacionales.

Pamos destacó que la División ha logrado financiar la asistencia de doctorandos a congresos nacionales e internacionales, incluyendo, entre otros, eventos específicamente diseñados para promover la investigación joven, como la Early Career Marathon organizada por la International Association of Applied Psychology (IAAP).

Cerró su intervención reafirmando el compromiso de la división con la formación y promoción de nuevas generaciones de investigadores, subrayando que su papel es contribuir al desarrollo del relevo generacional en la ciencia psicológica.

Miguel Ángel Pérez Nieto, representante del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid

Miguel Ángel Pérez intervino para destacar el papel fundamental que juegan los investigadores, evaluadores y revisores dentro del sistema científico, defendiendo que cualquier transformación estructural -incluyendo la transición hacia la ciencia abierta- debe poner el foco en quienes sostienen, con su trabajo muchas veces invisible, la producción y validación del conocimiento. «Ahí se ha dicho un aspecto que es fundamental», comenzó, refiriéndose a la necesidad de cuidar a estas figuras clave.

Pérez Nieto llamó la atención sobre la rigidez del sistema de evaluación actual, especialmente en lo que respecta a la ANECA y otros organismos que, incluso desde las etapas iniciales de formación investigadora, condicionan las trayectorias con criterios estrictos. Explicó que, ya en las escuelas de doctorado, los jóvenes investigadores reciben indicaciones sobre dónde deben publicar para que sus tesis puedan ser aceptadas, generando una lógica que perpetúa los modelos centrados en rankings y métricas cuantitativas. «Es difícil salir de ese proceso», reconoció, advirtiendo de que muchos de los propios evaluadores han llegado a sus posiciones precisamente por haber cumplido esos mismos criterios.

A partir de este diagnóstico, propuso recentrar el sistema en la figura del investigador, no solo como productor de conocimiento, sino también como evaluador, editor y revisor. Subrayó que estas funciones son muchas veces desempeñadas «a coste cero», es decir, sin retribución ni reconocimiento institucional, lo que erosiona la sostenibilidad del sistema.

Miguel Ángel Pérez Nieto

Reivindicó que sean las comunidades científicas -ya sean grandes o pequeñas, como las sociedades científicas o los colegios profesionales-, las que asuman la responsabilidad de cuidar al investigador en todos sus roles. En este punto, destacó la cercanía histórica entre la Psicología profesional y la Universidad, un vínculo que, según dijo, ha sido clave para abordar de forma conjunta cuestiones formativas, legislativas y de desarrollo profesional. Recordó las reuniones con la Conferencia de Decanos durante la implantación de la LOPS y del máster, como ejemplo de esa colaboración activa entre academia y profesión.

No obstante, también señaló que esa cercanía puede tener limitaciones. Puso como ejemplo la falta de publicaciones específicas en algunas áreas fundamentales, como los procesos psicológicos básicos.

Como ejemplo concreto de acción desde su institución, compartió el proyecto que impulsa el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid para crear una unidad específica de asesoramiento metodológico. El objetivo es ofrecer apoyo a profesionales que deseen publicar, pero que no se sienten seguros con los requisitos metodológicos. En este sentido, defendió que la ciencia debe abrirse también a quienes no están vinculados a la Universidad, pero que desde su práctica profesional generan conocimiento valioso y aplicable.

En la parte final de su intervención, insistió en que el núcleo del cambio debe ser la persona investigadora y revisora, y que todas las políticas deben orientarse a facilitarle su tarea, reconociendo sus méritos y dándole espacio para hacer ciencia útil y con sentido. También abogó por dar margen de maniobra a quienes se encuentran atrapados en la lógica productivista del sistema actual, permitiéndoles cumplir con los requisitos institucionales, pero también explorar formas más libres y sostenibles de generar y compartir conocimiento.

***

El encuentro puso de manifiesto la necesidad de apoyar estructuras sostenibles de publicación científica, públicas y accesibles, que permitan garantizar la calidad y el impacto de la ciencia psicológica en nuestro país. Una ciencia psicológica que debe, necesariamente, transitar hacia un modelo abierto, ético e inclusivo, que promueva la democratización del conocimiento y el avance de la disciplina en beneficio de la sociedad.

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Aplicaciones clínicas del Modelo Dinámico-Maduracional de Apego y Adaptación

El Modelo Dinámico-Maduracional (DMM por sus siglas en inglés, Dynamic-Maturational Model), es un modelo biopsicosocial, basado en la investigación del desarrollo neurológico, y como tal, ofrece una comprensión del desarrollo de la amplia gama de adaptaciones utilizadas por las personas que están en peligro o que ponen en peligro a otras, o que pueden necesitar apoyo psicológico o social por una amplia variedad de razones.

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