La flexibilidad psicológica, factor protector de la calidad del sueño
02 Jul 2025

Un equipo de la Universidad de Dublín ha llevado a cabo una revisión sistemática y síntesis narrativa sobre la compleja relación entre la flexibilidad psicológica y la salud del sueño. El estudio, publicado en la Journal of Contextual Behavioral Science, concluye que la flexibilidad psicológica no solo predice mejores resultados en el sueño, sino que también puede actuar como un factor protector frente a trastornos del sueño, mientras que su opuesto, la inflexibilidad psicológica, supone un riesgo importante. A través del análisis de 29 estudios con más de 20.000 participantes, las autoras ofrecen una síntesis del conocimiento presente en el área para mejorar las intervenciones para el insomnio.

Foto: freepik. Diseño: freepik. Fecha: 06/06/25
¿Qué es la salud del sueño y por qué importa?

La salud del sueño se refiere a un patrón multifacético de sueño-vigilia que incluye satisfacción subjetiva, duración adecuada, eficiencia, ritmo circadiano apropiado y estado de alerta durante el día.

Los datos aportados en el estudio muestran que los trastornos del sueño afectan a un porcentaje significativo de la población mundial: entre el 30 y 35% de los adultos experimentan síntomas de insomnio, y un 24% tiene un diagnóstico clínico del trastorno.

Tal y como se explica en el artículo de revisión, la relevancia de estos problemas es doble. Por un lado, la mala calidad del sueño se relaciona con enfermedades cardiovasculares, metabólicas y neurocognitivas. Por otro, tiene un vínculo bidireccional con los trastornos mentales como la ansiedad y la depresión. Esta relación bidireccional entre salud mental y sueño ha llevado a investigar los mecanismos que puedan estar detrás de este fenómeno.

La flexibilidad psicológica: clave de adaptación y bienestar

La flexibilidad psicológica, concepto central en la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), se define como la capacidad de una persona para estar presente y actuar de acuerdo con sus valores, incluso frente a emociones o pensamientos incómodos. Este constructo se descompone en seis procesos: aceptación, atención al momento presente, valores, acción comprometida, defusión cognitiva y el «yo como contexto».

Según exponen las autoras, estudios previos habían establecido una relación entre la flexibilidad psicológica y mejor calidad de sueño. Sin embargo, hasta ahora, ninguna revisión había abordado de forma sistemática cómo interactúan estos elementos a nivel predictivo, protector o como factores de riesgo.

Cómo se realizó la revisión

La revisión se llevó a cabo siguiendo el protocolo PRISMA e incluyó artículos cuantitativos publicados en inglés con muestras de adultos. Se analizaron datos de 29 estudios que cumplieron los criterios de inclusión, recopilando información sobre el diseño del estudio, población, instrumentos utilizados y hallazgos clave. Dado que la heterogeneidad metodológica impidió realizar un metaanálisis, se optó por una síntesis narrativa.

Resultados principales: flexibilidad como predictor y protector

Los resultados principales del estudio muestran que:

La flexibilidad actúa como predictor de sueño: Siete estudios mostraron que la flexibilidad psicológica predice resultados relacionados con el sueño, especialmente con la severidad del insomnio. En particular, la aceptación y la defusión cognitiva fueron identificadas como componentes clave. Por ejemplo, en pacientes con dolor crónico, estos elementos explicaban entre el 11% y el 19% de la variación en severidad del insomnio y de la eficiencia del sueño.

La flexibilidad actúa como factor protector: En siete estudios, la flexibilidad psicológica amortiguó los efectos negativos de factores como el estrés, la ansiedad y el dolor crónico sobre el sueño. Los componentes más eficaces fueron la aceptación y el mindfulness, especialmente la faceta de “no juzgar”. Estas habilidades parecen actuar como reguladores emocionales que disminuyen la activación fisiológica y mental que dificulta el sueño.

La otra cara de la moneda: la inflexibilidad psicológica como riesgo

Cinco estudios identificaron la inflexibilidad psicológica como un factor de riesgo para problemas de sueño. La evitación experiencial, la fusión cognitiva y la desconexión de los valores personales se asociaron con mayor severidad de insomnio y peor calidad de sueño. Por ejemplo, en cuidadores de personas con demencia, la inflexibilidad mediaba el efecto de los pensamientos disfuncionales sobre el insomnio, explican las autoras.

Mecanismos mediadores: ansiedad, estrés y más

Cinco estudios señalaron que la ansiedad y el estrés funcionan como “puertas de entrada” a través de las cuales la inflexibilidad psicológica afecta el sueño. En estos casos, se observó que una mayor ansiedad mediaba la relación entre rigidez psicológica y peor calidad de sueño. El estrés también desempeñó un papel importante como mediador, en especial en poblaciones estudiantiles.

¿Y si el sueño fuera el factor de riesgo?

Tal y como se recoge en el artículo, sorprendentemente, solo dos estudios consideraron el sueño como posible desencadenante de inflexibilidad psicológica. En ambos casos, la mala calidad del sueño mediaba la relación entre el estrés o las preocupaciones y el aumento de rigidez psicológica. Según indican las autoras, estos resultados sugieren que no solo los aspectos psicológicos influyen sobre el sueño, sino que el sueño también puede deteriorar la capacidad de flexibilidad psicológica de las personas.

Implicaciones para la práctica clínica y la investigación

Las implicaciones para la práctica clínica son variadas. A este respecto, las autoras destacan el valor clínico de estos resultados para diseñar intervenciones basadas en la terapia de aceptación y compromiso centradas en mejorar el sueño, especialmente en poblaciones que no responden bien a tratamientos tradicionales como la terapia cognitivo-conductual. Asimismo, enfatizan la necesidad de utilizar instrumentos de evaluación más fiables, para diferenciar adecuadamente entre flexibilidad e inflexibilidad psicológicas.

Por otro lado, los hallazgos resaltan la importancia de adaptar las intervenciones al contexto individual. La flexibilidad psicológica parece desempeñar un papel más relevante cuando coexisten otras vulnerabilidades como ansiedad, perfeccionismo o uso problemático del móvil, añaden las autoras.

Conclusión

Esta revisión sistemática aporta una visión integral de cómo la flexibilidad psicológica y la salud del sueño están interrelacionadas. Más allá de la mera correlación, se identifican rutas causales y mecanismos que permiten comprender por qué las personas con mayor flexibilidad duermen mejor. De esta manera, los resultados ofrecen un fundamento sólido para futuras investigaciones y desarrollos clínicos dirigidos a mejorar el bienestar psicológico y físico a través del sueño.

Referencia:

Ryan, E., O’Neill, D., & Smyth, S. (2025). A systematic review and narrative synthesis of the complex interplay between psychological flexibility and sleep health. Journal of Contextual Behavioral Science, 35, 100871. https://doi.org/10.1016/j.jcbs.2025.100871

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