Un nuevo informe de la Asociación Británica de Psicología (BPS) presenta dos marcos psicológicos bien fundamentados para la implementación de intervenciones efectivas que ayuden a mitigar la pobreza, un problema que se ha exacerbado en el contexto de la COVID-19. El informe pretende ayudar a los encargados de formular políticas que tengan en cuenta los factores psicológicos y sociales que afectan a este problema para establecer acciones efectivas en esta dirección. Tal y como subraya la BPS, para lograr un cambio real y pasar de la pobreza al crecimiento económico se necesitan utilizar políticas más apoyadas en la psicología. Las circunstancias en las que nacemos y las condiciones en las que vivimos tienen una gran influencia en nuestra salud mental y bienestar añade el informe, que tiene por título Fundamentos para el mejor comienzo en la vida – Cómo el enfoque psicológico aplicado a la formulación de políticas puede ayudar a abordar la pobreza. |
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En primer lugar, el documento desarrolla la teoría de la jerarquía de necesidades de Maslow (1943). Este marco conceptual permite entender que para que las personas progresen económicamente es necesario asegurar una serie de cimientos clave, que pasan por cinco niveles referentes a las necesidades fisiológicas, necesidades de seguridad, el sentido de pertenencia y conexión con los otros, la autoestima y la autorrealización. Tal y como se subraya en el texto, los psicólogos, basándose en la labor de Maslow en los últimos 70 años, han demostrado que la progresión hacia arriba en la jerarquía no es necesariamente uniforme debido a las relaciones sistémicas entre los factores de riesgo y los factores de protección que influyen, por ejemplo, en el buen desarrollo psicológico y la buena salud mental. No obstante, la premisa básica que subyace a este marco conceptual (que las necesidades básicas de las personas deben ser satisfechas antes de que puedan atender sus necesidades superiores) sigue vigente y sigue afectando a la hora de formular políticas. A este respecto, el texto de la BPS recuerda que la formulación de políticas que dejen fuera las necesidades psicológicas de las personas (y se centren exclusivamente en el nivel inferior de la jerarquía de necesidades) son incompletas e impiden el alcance de la meta final de progreso económico. Hoy en día se sabe que las necesidades psicológicas de una persona, como la sensación de seguridad, de conexión, de pertenencia o la autoestima sin satisfacer supone limitar su capacidad de alcanzar su pleno potencial. Por ejemplo, se sabe que las familias que luchan por tener alimentos y pagar el alquiler también aspiran y se centran en cubrir necesidades de nivel superior. Por otro lado, la teoría bioecológica del desarrollo humano de Bronfenbrenner constituye otro marco psicológico útil a través del cual se pueden comprender las influencias interactivas entre los sistemas y contextos que afectan a las personas en situación de pobreza. En esta línea, el desarrollo de los niños y jóvenes puede entenderse mejor si se observa desde la perspectiva de la interconexión entre los entornos. Por ejemplo, las influencias del entorno familiar del niño, su escuela, la comunidad local y la sociedad en su conjunto juegan un papel determinante en el desarrollo del niño y en su posibilidad de salir de la situación de pobreza. Así, tal y como explica el texto, el modelo de Bronfenbrenner puede ayudar a identificar intervenciones políticas exitosas que se pueden implementar en diferentes niveles: individual, de microsistema (acciones dirigidas a la escuela y familia), de mesosistema (acciones dirigidas a mejorar las relaciones entre los microsistemas), de exosistema (acciones dirigidas a mejorar los servicios comunitarios) y de macrosistema (accione dirigidas a mejorar las estructuras sociales, la formulación de políticas y las creencias culturales). En lo que respecta a la pobreza en niños, la investigación psicológica ha proporcionado evidencias contundentes de que el nivel de pobreza esta interrelacionado con tres factores, según explica el texto: la pobreza determina la calidad del entorno del hogar y las oportunidades de inversión de los padres en actividades para el desarrollo de sus hijos, la pobreza afecta al comportamiento y estrés de los padres, que suelen tener mayores niveles de depresión y ansiedad y la pobreza está relacionada con el alojamiento en comunidades empobrecidas sin instalaciones o servicios que favorezcan la creación de oportunidades para el desarrollo. Por lo tanto, según expone la BPS es crucial abordar las razones por las que las personas están en la pobreza. Debemos abordar el impacto de la pobreza e intervenir simultáneamente en las causas. Esta es la única manera de alcanzar un cambio sustancial, de forma que plantea las siguientes recomendaciones:
Se puede acceder al informe en el siguiente enlace: | ||||
La relevancia de contar con servicios de salud mental accesibles y respetuosos con los DD.HH., según el CERMI
En los últimos años, se ha registrado un preocupante aumento de problemas de salud mental en niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Sin embargo (…)