Como cada año, el 20 de noviembre, se celebra el Día Universal del Niño, fecha en la que la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración de los Derechos del Niño en 1959. Es un día para llamar la atención sobre la situación de los niños más desfavorecidos, dar a conocer los derechos de la infancia y concienciar a las personas sobre la importancia de trabajar día a día por su bienestar y desarrollo. Con motivo de este día, Infocop ha querido hacer una reseña sobre los resultados de un importante estudio publicado en la revista Psychological Trauma: Theory, Research, Practice, and Policy, que advierte de que los niños que han sido maltratados psicológicamente sufren consecuencias iguales o mayores que los que han sido abusados física o sexualmente. Cada año millones de niños sufren algún tipo de maltrato, generalmente perpetrado por uno de sus progenitores, un familiar u otro cuidador adulto. El maltrato psicológico es un ejemplo de esos abusos, aunque es el más difícil de detectar. |
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El maltrato psicológico implica un patrón repetido del cuidador o un incidente grave, que conlleva que el menor sienta que no vale nada, que no es deseado o querido, se siente despreciado, explotado o que no se atienden sus necesidades. Este tipo de abusos provocan una brecha en la relación de apego del niño con su cuidador, que hace que el niño no se sienta seguro y le impide un desarrollo normal de sus capacidades esenciales como son la regulación de las emociones, la autoaceptación, la autoestima o la autonomía. Es importante tener en cuenta que el maltrato psicológico es distinto que una crianza negligente. A pesar de que el maltrato psicológico puede ser perpetrado por personas fuera del sistema familiar, como profesores o compañeros, la evidencia sugiere que cuando tales maltratos los inflige el cuidador principal durante la primera infancia, o de forma crónica durante la infancia y la adolescencia, es más perjudicial para el desarrollo del niño. Se ha encontrado que los niños que sufren maltrato psicológico muestran una serie de dificultades emocionales y de comportamiento, tales como una autoestima negativa, impulsividad, y comportamientos como rabietas, tics, enuresis, o conductas autolesivas. Si tenemos en cuenta los datos de la literatura sobre la prevalencia de este tipo de maltrato, existen muchas discrepancias en los datos. Los porcentajes fluctúan de niveles muy bajos si se tienen en cuenta los datos aportados por organismos gubernamentales, a porcentajes mucho más elevados si se toman los datos de otros estudios. Estas discrepancias podrían significar que el maltrato psicológico todavía no se reconoce como una forma distinta de maltrato, y que, además, es más difícil de detectar que otras formas de maltrato infantil, dado que no conlleva secuelas físicas visibles. Según los últimos estudios sobre este tema, los jóvenes con antecedentes de maltrato psicológico en la infancia, presentan con mayor probabilidad falta de atención, agresividad, hiperactividad, problemas de conducta y delincuencia. Este tipo de maltrato también se ha relacionado con ansiedad, depresión, trastornos de estrés postraumático, tendencias suicidas o baja autoestima.
Fuente: American Psychological Association | |||||||
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