Long COVID: una carga persistente para la salud mental y física en Atención Primaria
02 Oct 2025

Cinco años después del inicio de la pandemia, el COVID persistente (también denominado Long COVID) se consolida como una condición crónica de gran relevancia sanitaria, con implicaciones directas en la salud mental, la productividad, la calidad de vida y el funcionamiento de los sistemas de salud. Así lo confirma el reciente informe elaborado por la OECD (Organisation for Economic Co-operation and Development-Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), a partir de los datos de la encuesta PaRIS (Patient-Reported Indicator Surveys), en la que participaron más de 107.000 pacientes de atención primaria en 19 países, incluido España.

¿Qué es el COVID persistente?


Según la definición adoptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2022 y por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM) en 2024, el COVID persistente, o condición post-COVID-19, se define como la presencia de síntomas nuevos, persistentes o recurrentes que duran más de tres meses tras una infección por SARS-CoV-2, y que no pueden explicarse por otro diagnóstico. Esta definición ha sido la utilizada en esta encuesta de la OCDE para estimar la prevalencia de dicha condición en la Atención Primaria de la salud.

Long COVID
Foto: freepik. Diseño: freepik. Fecha: 04/06/25
Prevalencia significativa en la población atendida en Atención Primaria

Los resultados muestran que, en 2023, el 7,2% de los/as pacientes de atención primaria de 45 años o más en los países de la OCDE declaró haber padecido alguna vez COVID persistente. Además, el 5,1% seguía experimentando síntomas persistentes en el momento de la encuesta. Estos síntomas deben haberse mantenido por al menos tres meses después de la infección inicial por SARS-CoV-2, según la definición adoptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM).

En España, el porcentaje estimado de pacientes con COVID persistente fue del 5,6%, ligeramente por debajo del promedio general, pero dentro del rango significativo de prevalencia (que osciló entre el 3,9% de Grecia y el 10,8% de Noruega).

Impacto sobre la salud física y mental: la carga invisible

Uno de los hallazgos más preocupantes del informe es la repercusión del COVID persistente sobre el bienestar mental y físico de quienes lo padecen. Los y las pacientes con esta condición reportan:

  • Un mayor nivel de fatiga severa, presente en 1 de cada 5 afectados/as (20%), el doble que en quienes no la padecen (10%).
  • Solo el 60% calificó su salud física como «buena», frente al 70% de quienes no tienen COVID persistente.
  • En cuanto a la salud mental, solo el 75% de los/as pacientes con Long COVID la calificaron como buena, comparado con el 81% entre quienes no lo padecen.
  • El promedio de puntuación en salud mental fue de 46 puntos sobre 100, por debajo del umbral considerado óptimo, frente a los 48 puntos de las personas sin esta condición.

Este deterioro de la salud mental se suma al ya conocido impacto físico y sugiere que el COVID persistente es una condición discapacitante que afecta el funcionamiento cotidiano, incluso en ausencia de enfermedades crónicas previas.

Síntomas neurocognitivos y perfiles clínicos

El informe destaca que el COVID persistente no es homogéneo. Se manifiesta a través de síntomas multisistémicos, siendo los trastornos de salud mental, neurológicos, musculoesqueléticos y respiratorios los más comunes. La prevalencia entre quienes viven con Long COVID fue significativamente mayor que en el resto de la muestra en los siguientes dominios:

  • Trastornos musculoesqueléticos: 43% vs. 31%
  • Enfermedades respiratorias: 22% vs. 13%
  • Trastornos mentales: 20% vs. 12%
  • Trastornos neurológicos: 10% vs. 6%

Estos datos refuerzan la identificación de tres subtipos clínicos principales de COVID persistente: el síndrome neurocognitivo, el síndrome cardiorrespiratorio y el síndrome inflamatorio musculoesquelético. El primero, en particular, agrupa alteraciones cognitivas, fatiga mental y síntomas psicológicos, muchas veces, infradiagnosticados en el ámbito de atención primaria.

Diferencias sociodemográficas: las mujeres, las más afectadas

El COVID persistente presenta diferencias claras por sexo, edad y nivel educativo:

  • Las mujeres reportaron una prevalencia del 10%, frente al 5% de los hombres.
  • Las personas de 45 a 54 años fueron el grupo más afectado (10%).
  • Quienes tenían un nivel educativo alto también mostraron una mayor prevalencia (9%).

Este perfil puede reflejar tanto una mayor exposición al virus como una mayor capacidad para identificar y reportar síntomas. Incluso entre quienes no tenían enfermedades crónicas, el 6% declaró haber tenido Long COVID.

Consecuencias sociales y laborales

A pesar de los efectos físicos y mentales reportados, el estudio encontró que el COVID persistente no se traduce necesariamente en una mayor tasa de desempleo o baja laboral en comparación con otros pacientes con condiciones crónicas. No obstante, el 13% de las personas con Long COVID estaban desempleadas o en baja médica, frente al 11% de quienes no lo tenían. Este dato sugiere que la presencia de enfermedades crónicas influye más en la capacidad laboral que el COVID persistente en sí mismo, aunque no se evalúan aspectos como el presentismo o la pérdida de productividad, que podrían estar subestimados.

Confianza y experiencia en el sistema sanitario

Uno de los aspectos más llamativos del estudio es el deterioro de la experiencia de atención sanitaria en pacientes con COVID persistente:

  • El 33% tuvo que repetir información que ya debería estar registrada en su historia clínica, frente al 25% de quienes no lo padecían.
  • Solo el 58% expresó confianza en el sistema sanitario, frente al 64% en el grupo sin Long COVID.

Estas cifras reflejan la fragmentación de la atención sanitaria para esta condición. La falta de rutas clínicas definidas y de coordinación entre atención primaria y especializada contribuyen a la insatisfacción y al sentimiento de abandono por parte de los pacientes.

España: un país incluido en la evaluación de la OCDE

España fue uno de los 16 países de la OECD incluidos en la encuesta PaRIS, junto a Australia, Bélgica, Canadá, Francia, Grecia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal, Eslovenia, Suiza, Reino Unido (Gales) y dos países no OCDE: Rumanía y Arabia Saudí. Aunque el informe no desglosa todos los indicadores por país, sí señala que España se sitúa cerca del promedio general de prevalencia, y forma parte de los sistemas sanitarios que aún no han implementado rutas clínicas estandarizadas para el COVID persistente.

Implicaciones para la política sanitaria

El informe concluye con una llamada a la acción para los responsables de salud pública:

  1. Formación específica para profesionales sanitarios en la detección temprana del Long COVID.
  2. Implementación de rutas asistenciales integradas y estandarizadas para su diagnóstico y tratamiento.
  3. Seguimiento a largo plazo para monitorizar su prevalencia, impacto funcional y costos socioeconómicos.

Se subraya que la falta de definición y reconocimiento clínico en etapas iniciales probablemente ha llevado a una infraestimación del impacto real de esta condición. Además, la baja confianza de los/as pacientes en el sistema evidencia la necesidad urgente de rediseñar el modelo de atención.

Conclusión

El COVID persistente no solo es una secuela médica del SARS-CoV-2: representa una nueva fuente de discapacidad, especialmente, en lo que respecta a la salud mental, la fatiga crónica y los síntomas neurocognitivos. Este informe de la OECD pone de relieve que, lejos de haber superado la pandemia, estamos entrando en una nueva fase marcada por las consecuencias a largo plazo en millones de personas. La atención psicológica y la coordinación asistencial deben ocupar un lugar prioritario en la agenda sanitaria, también en España, para abordar adecuadamente esta nueva carga de enfermedad invisible pero profundamente incapacitante.

Se puede acceder al informe completo desde la página web de la OECD o bien directamente aquí:

The prevalence and impact of Long COVID in the primary care population. Findings from the OECD PaRIS survey

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