Las personas con mayor dificultad para tolerar la incertidumbre, que han experimentado una pérdida significativa de sentido personal, y cuyos rasgos de personalidad dificultan la apertura o la cooperación, son más vulnerables a ser atraídas hacia procesos de radicalización y extremismo.
Así lo afirma un artículo publicado en la revista Papeles del Psicólogo y llevado a cabo por los investigadores Pedro Altungy (Universidad Complutense de Madrid y Universidad Europea de Madrid); Alicia González-Luque (Universidad Complutense de Madrid); Sara Liébana, Ashley Navarro-McCarthy y Rocío Lana (Universidad Europea de Madrid); y Luís Carlos Jaume y Marcelo Agustín Roca (Universidad de Buenos Aires, Argentina), con el objetivo de tratar de unificar los resultados de investigaciones empíricas recientes sobre los factores psicológicos asociados con el extremismo y la radicalización, atendiendo a estudios realizados en contextos culturales y sociopolíticos diversos.

Una mirada sistemática sobre el extremismo y la radicalización
Como bien señalan los autores del estudio, el extremismo y la radicalización constituyen amenazas actuales a la seguridad nacional y la estabilidad sociopolítica, especialmente, en países occidentales. A pesar de la vasta bibliografía científica, la investigación empírica carece de coherencia debido a la diversidad de modelos teóricos empleados. Por este motivo, han emprendido esta revisión sistemática.
Entre los hallazgos clave del estudio, se destaca que determinados rasgos de personalidad (una baja apertura a la experiencia y una alta responsabilidad), pueden aumentar la probabilidad de adoptar creencias extremistas. Además, la búsqueda de significado personal emerge como un motivador potente para la radicalización. La espiritualidad puede tanto mitigar como amplificar esas tendencias extremistas, dependiendo del marco interpretativo y las dinámicas grupales. Por último, la intolerancia a la incertidumbre se confirma como otro factor crítico, ya que las personas con alta necesidad de certeza pueden sentirse atraídas por ideologías extremistas que ofrecen perspectivas rígidas y polarizadas.
Estas evidencias muestran que tanto los rasgos individuales como los contextos contribuyen a los procesos psicológicos que facilitan la radicalización y el extremismo. El estudio resalta también oportunidades para diseñar intervenciones más específicas y plantea líneas de investigación futura orientadas a desarrollar estrategias preventivas en entornos clínicos y comunitarios.
Metodología: rigor y enfoque empírico
La revisión ha seguido las pautas PRISMA (2020), cubriendo artículos empíricos en inglés publicados entre el 1 de enero de 2019 y el 31 de diciembre de 2024. Se han empleado bases de datos como Web of Science, Scopus, ProQuest y PubMed, complementadas con búsquedas manuales y análisis mediante el software Rayyan© para garantizar exhaustividad y precisión.
De los 169 estudios iniciales identificados, tras descartar duplicados y artículos que no cumplían los criterios, se han seleccionado finalmente 16 estudios empíricos para el análisis final.
Principales factores psicológicos examinados
1. Espiritualidad/religiosidad
Aunque inicialmente se consideraba la espiritualidad, todas las investigaciones incluidas terminan refiriéndose a la religiosidad formal. En algunos casos, como el estudio de mujeres musulmanas encarceladas por cargos relacionados con el yihadismo, se observa que perciben niveles de religiosidad inferiores a los del grupo control, y no se detecta una relación significativa entre religiosidad y radicalización.
En otros estudios centrados en mujeres francesas, la religiosidad no se asocia directamente con el riesgo de radicalización, mientras que sí lo hacen ciertos rasgos de personalidad y la percepción de discriminación, identificada como «el principal factor psicosocial para la radicalización».
Asimismo, en modelos donde se analizan «rasgos oscuros» de la personalidad (esto es, rasgos como el narcisismo, el maquiavelismo, la psicopatía y, en modelos más amplios, el sadismo, etc., que se asocian con tendencias manipuladoras, frialdad emocional o disfrute del sufrimiento ajeno), la religiosidad aparece como un mediador indirecto, a través de efectos como el dogmatismo, pero sin influir directamente.
En síntesis, los resultados sugieren que la religiosidad, por sí sola, no es una variable clave para explicar el extremismo o la radicalización.
2. Rasgos de personalidad
Diez de los dieciséis estudios valoran los rasgos de personalidad como variable independiente. Algunos emplean el modelo de los Big Five (de Costa y McCrae), mientras otros recurren a modelos como la Dark Triad o Tetrad. La Dark Triad (tríada oscura) y la Dark Tetrad (tétrada oscura) son conceptos que se utilizan para describir un conjunto de rasgos connotados como socialmente aversivos: el primero, incluye tres rasgos principales que son el machiavelismo (tendencia a la manipulación, el engaño y el uso instrumental de los demás para lograr objetivos propios); el narcisismo (grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía), y la psicopatía (impulsividad, frialdad emocional y ausencia de culpa o remordimiento); el segundo añade un cuarto componente: el sadismo (disfrute o placer en causar daño físico, psicológico o social a otras personas).
- En estudios centrados en mujeres francesas, ciertos rasgos de la Dark Tetrad (machiavelismo, sadismo, narcisismo, psicopatía) se relacionan con cogniciones y comportamientos radicalizados. El narcisismo es el único rasgo con relación directa a comportamientos radicalizados; otros rasgos actúan también de forma indirecta a través del dogmatismo.
- Estudios en Croacia muestran que las puntuaciones elevadas en la Dark Tetrad se asocian con intenciones radicales, aunque también se vinculan con activismos pacíficos, sugiriendo una inclinación hacia la acción movilizadora, no necesariamente violenta.
- El modelo de los Big Five ofrece resultados más variados: algunos estudios han encontrado que niveles más bajos de apertura, amabilidad y responsabilidad se relacionan con actitudes extremistas o violentas; otros han hallado combinaciones específicas de baja apertura, baja extraversión y alta amabilidad como perfil vulnerable.
- No obstante, algunas investigaciones concluyen que los rasgos de personalidad no resultan significativos sin la mediación de otras variables, lo que implica necesidad de estudios más robustos.
3. Intolerancia a la incertidumbre
Esta variable, aunque teóricamente relevante, solo se ha estudiado en dos trabajos de un mismo autor. Ambos coinciden en que quienes tienen baja tolerancia a la incertidumbre son más susceptibles a adoptar ideologías extremistas, ya que buscan refugio en grupos conformistas que reducen esa sensación de inseguridad.
Además, se observa que este impacto varía según los rasgos de personalidad: en personas con baja apertura y extraversión, la incertidumbre predice intenciones violentas; estas interacciones sugieren un perfil psicológico más propenso a radicalizarse.
4. Búsqueda de significado
Considerada como una motivación central, esta variable se ha vinculado teóricamente con la radicalización. La evidencia empírica incluida confirma que la pérdida de sentido (personal o colectivo) activa una búsqueda motivada que puede llevar a comportamientos extremistas.
- En el caso de mujeres musulmanas radicalizadas, tras experiencias humillantes, la búsqueda de significado se activa como un proceso íntimamente ligado a la radicalización, y también al abandono del compromiso cuando las expectativas no se han cumplido.
- Se observa que, en diversos contextos activistas (Sri Lanka, Marruecos, Indonesia), la búsqueda colectiva de significado se asocia consistentemente con el apoyo a la violencia ideológica, mientras que la búsqueda individual muestra menos relación.
- En otros contextos experimentales (movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia, prisioneros por terrorismo en Indonesia), la pérdida de significado —a través de sentimientos de anomia o por la ideología—, facilita la adhesión a acciones radicales o violentas, aunque mediada por la identificación grupal y el sistema ideológico.
Conclusiones del estudio y sus implicaciones
En conjunto, los hallazgos apuntan a que las variables psicológicas más relevantes en los procesos de radicalización son: la intolerancia a la incertidumbre, la búsqueda de significado, y ciertos rasgos de personalidad que limitan la apertura o la cooperación. La religiosidad, a pesar de su percepción social, no aparece como un predictor directo; más bien puede actuar en interacción con otros factores.
Estas evidencias no implican que cualquier persona con alguna de estas características esté destinada al extremismo, sino que se trata de aspectos de vulnerabilidad que requieren atención. El estudio subraya la necesidad de investigar un potencial constructo latente que englobe estos procesos, y sugiere que los conceptos de extremismo y radicalización podrían compartir bases conceptuales comunes.
También se destacan limitaciones: diversidad de marcos teóricos, escasez de algunos enfoques empíricos, y limitada generalización. Sin embargo, el estudio aporta una base sólida y pionera para guiar futuras intervenciones y líneas de investigación en psicología y prevención, al aportar un análisis sistemático sobre los factores psicológicos implicados.
Se puede acceder al artículo completo en la página web de Papeles del Psicólogo o bien directamente aquí:
Altungy, P., González-Luque, A., Liébana, S., Navarro-McCarthy, A., Jaume, L. C., Roca, M. A., & Lana, R. (2025). Extremism and radicalisation. A systematic review of empirical evidence for personality, quest for significance, spirituality and intolerance of uncertainty. Papeles del Psicólogo/Psychologist Papers, 46(3), 167-180. https://doi.org/10.70478/pap.psicol.2025.46.19