La evidencia empírica apunta a que la mayor parte de los niños y niñas adoptados se adaptan y ajustan de forma adecuada, y presentan características de salud mental, comportamentales, de autoestima, y de rendimiento académico similares a los niños y niñas no adoptados (Juffer y van IJzendoorn, 2007). Pero también sabemos que ciertos procesos asociados a la adopción, como la separación o la pérdida y temas como la identidad pueden llegar a tener un impacto negativo en las personas que han sido adoptadas.

Por otro lado, es importante conocer si estos procesos se siguen dando en la edad adulta. La literatura al respecto no es del todo concluyente, en el sentido de que existen algunos estudios que sugieren que las personas que han sido adoptadas no presentan más dificultades que las personas que no han sido adoptadas, mientras que otros estudios sí encuentran mayores dificultades psicológicas entre los primeros. Una revisión reciente realizada en nuestro país sobre este tema concluyó que las personas adultas que habían sido adoptadas puntuaban más alto que las personas no adoptadas en aspectos como la ansiedad, la depresión o la necesidad de asistencia psiquiátrica. Sin embargo, en otros aspectos como la satisfacción vital o la admisión en recursos asistenciales psiquiátricos los dos grupos puntuaban de forma similar (Melero y Sánchez-Sandoval, 2017).

Otro tema importante a este respecto es si existen diferencias en cuanto a grupos específicos de personas que han sido adoptadas, como podría ser en relación con variables sociodemográficas. Por ejemplo, ¿tiene el mismo impacto un proceso adoptivo en mujeres jóvenes y en hombres jóvenes? Por otro lado, ¿es lo mismo, en términos de adaptación, haber sido adoptado/a con 1 año que con 4 o 5 años? ¿O que se trate de una adopción nacional o internacional?

Mientras que algunos estudios no han encontrados diferencias en hombres y mujeres que fueron adoptados, otros han encontrado que las mujeres presentan más síntomas depresivos (Decker & Omori, 2009) y más necesidad de asistencia psiquiátrica (Laubjerg & Petersson, 2011). Asimismo, otras investigaciones han apuntado a que los hombres parecen presentar más conductas delictivas y consumo de sustancias que las mujeres (Laubjerg & Petersson, 2011). Los estudios disponibles parecen apoyar la idea de que la asociación entre desajuste psicológico y edad en la que se formalizó la adopción es más marcada cuanto más elevada sea la edad en que se produjo la adopción (Levy-Shiff, 2001). No existe mucha investigación sobre las posibles diferencias entre personas que fueron adoptadas nacional o internacionalmente y, de nuevo, esta es inconclusa. Se ha informado de que las personas que han sido adoptadas nacionalmente podrían tener menos síntomas de ansiedad y depresión que las personas que han sido adoptadas internacionalmente, pero otros estudios no han informado de tales diferencias.

Un meta-análisis, en este sentido, es una metodología de investigación que nos permite integrar de forma sistemática y estructurada toda la evidencia existente sobre un tema y nos permite sintetizar la misma. Además, nos permite incorporar las variables moderadoras como las variables sociodemográficas que mencionábamos antes y examinar si el proceso adoptivo tiene distintas repercusiones en términos de ajuste psicológico en poblaciones con características específicas.

Si miramos a los estudios empíricos que han analizado los síntomas de ajuste en personas adultas que fueron adoptadas en su infancia y que incluyan un grupo de comparación constituido por personas que no fueron adoptadas encontramos 18 artículos publicados en inglés entre 1993 y 2019. Estos 18 estudios han explorado síntomas de desajuste psicológico como depresión, ansiedad, ansiedad fóbica, somatizaciones, trastorno obsesivo compulsivo, hostilidad e ira, conducta problemática, trastorno antisocial de la personalidad, uso de alcohol, uso de drogas, síntomas psicóticos y asistencia psiquiátrica. Referimos al lector/a al artículo publicado en la revista Psicothema para la descripción detallada de la metodología de este meta-análisis, así como los indicadores de la robustez de los resultados.

Estos 18 estudios nos permiten sintetizar los resultados de la comparativa entre un total de 31.529 personas que fueron adoptadas en su infancia y de 2.573.676 de personas no adoptadas. En general, los resultados apuntan que, al comparar a las personas que han sido adoptadas y a las que no, las primeras presentan más síntomas de malestar psicológico. Este malestar se observa en todas las variables estudiadas, salvo en el trastorno obsesivo compulsivo y en el trastorno antisocial de personalidad. Además, encontramos que las personas que han sido adoptadas categorizadas como blancas tuvieron menos síntomas de desajuste y que estar soltero/a se asoció con un mayor impacto negativo en los indicadores de ajuste psicológico analizados. Nuestros resultados también apuntan, de forma marginalmente significativa, a una asociación menor con síntomas de desajuste en las personas que fueron adoptadas en su primer año de vida. Asimismo, los resultados obtenidos indican que las personas adoptadas internacionalmente, comparadas con las adoptadas nacionalmente, presentaron un efecto marginalmente más grande en los indicadores analizados.

¿Qué nos dice todo esto? Estos resultados arrojan luz sobre algunos grupos específicos de personas que fueron adoptadas que pueden estar en una posición de mayor vulnerabilidad al malestar psicológico y a síntomas de desajuste. Así, ser una persona blanca o haber sido adoptado/a nacionalmente parece asociarse a mejores indicadores de ajuste. Estar soltero o sin pareja parece asociarse a más malestar que las personas que tiene una relación de pareja. Las personas que fueron adoptadas en su primer año de vida presentaron marginalmente menos malestar que las personas adoptadas en edades posteriores. Además, los resultados de nuestro meta-análisis apuntan a que los hombres y mujeres adoptadas están influenciados de forma parecida por su condición adoptiva en cuanto a los indicadores de desajuste.

A pesar de esta síntesis de resultados, nos quedan más cosas por conocer, especialmente en relación con factores acaecidos antes de la adopción, como acontecimientos adversos y/o situaciones de maltrato o negligencia, o la disponibilidad emocional y afectiva de las familias adoptivas. Otro factor importante, y que requiere de más investigación, es la búsqueda de orígenes, derecho reconocido en el artículo 180 del Código Civil.

Estos hallazgos nos indican qué indicadores de desajuste y malestar se pueden ver más influenciados por los procesos adoptivos, así como para qué grupos de personas, con lo que pueden informar el desarrollo de estrategias educativas, de concienciación, de formación, preventivas y de intervención para las personas que han sido adoptadas, a lo largo de todo su desarrollo evolutivo, sus familias y profesionales del ámbito de la adopción.

El artículo completo puede encontrarse en:

Corral, S., Herrero, M., Martín, N., Gordejuela, A. & Herrero-Fernández, D. (2021). Psychological adjustment in adult adoptees: A meta-analysis. Psicothema, 33(4), 527-535.