INVESTIGADORES DE LA UNIVERSITAT DE VALÈNCIA ESTUDIAN EL ESTRÉS DE LAS Y LOS CUIDADORES DE PERSONAS CON ESQUIZOFRENIA

21 Oct 2008

Habitualmente, el cuidado de las personas aquejadas de una enfermedad crónica recae de manera principal en los miembros del ámbito familiar y, muy especialmente, en la madre o la hija de la persona afectada, según señala un buen número de estudios recientes. Los cambios consecuentes en la dinámica familiar y las necesidades de sus miembros, suponen una importante fuente de sobrecarga que, no en pocas ocasiones, puede tener repercusiones negativas para la salud de sus miembros.

Es en este contexto en el que la sobrecarga familiar se acrecienta y el cuidador o la cuidadora principal pasa a ser otra persona con necesidad de cuidados específicas. En este sentido, la atención de los y las cuidadoras principales de enfermos crónicos suponen hoy en día un gran reto asistencia dentro del sistema público sanitario y social, habida cuenta de las posibilidades que ofrece la actual Ley de Dependencia.

Conscientes de estos retos, un grupo de investigadores de la Universitat de València (UV) ha realizado una investigación para conocer en qué medida los cuidadores familiares de personas con una enfermedad crónica pueden estar sometidos a un estrés crónico con repercusiones negativas sobre su salud. El estudio, financiado por la Conselleria d’Empresa, Universitat i Ciència, ha sido realizado por Esperanza González Bono y Luis Moya Albiol, docentes e investigadores del Departamento de Psicobiología de la Universitat de València; y por las psicólogas Inmaculada Aragonés Barberá y Mª del Carmen Mora Miquel.

 

Para la realización del estudio, se ha trabajado con 47 cuidadoras/es principales de personas diagnosticadas con esquizofrenia (mayoritariamente las madres y, en menor medida, los padres), a los que se han comparado con un grupo de personas de similares características, pero que no desempeñan este rol. A las personas que participaron en el estudio se les evaluaron diversos aspectos psicológicos y se les midieron de manera no invasiva variables hormonales, inmunológicas, cardiovasculares y psicológicas en situaciones de reposo y en respuesta a una situación de estrés.

De manera general, los resultados muestran que la principal preocupación de los y las cuidadoras se centra en el cuidado de sus hijos e hijas cuando ellos y ellas ya no puedan desempeñarlo en un futuro. Además, estas personas cuentan con una red social mucho más reducida en comparación con las/os no cuidadoras/es; además de peor estado de ánimo y un estado de salud general mucho más deteriorado que las personas de su misma edad y que no son cuidadoras/es.

En el estudio, además, se proponen marcadores objetivos, endocrinos y cardiovasculares, que pueden predecir estados de sobrecarga en esta población de alto riesgo. Además, se proponen aspectos psicológicos relevantes de cara a la intervención psicológica, con el objeto de mitigar el impacto del estrés sobre la salud.

Días atrás, en una entrevista concedida a Onda Cero Valencia, con motivo de la publicación de los primeros resultados del estudio, Luis Moya Albiol , uno de los investigadores del estudio, resaltaba dos aspectos importantes a tener en cuenta en el abordaje de esta problemática. Por una parte, el profesor de la UV señalaba la necesidad de «sensibilizar a la sociedad, porque todavía no somos conscientes de la gravedad del problema, de la cantidad de personas implicadas y de lo que padecen estos cuidadores». Por la otra, Moya reconocía la importancia de trabajar las estrategias de afrontamiento que permitan mejorar la calidad de vida de estas personas. En este sentido, el profesor universitario aclaraba a los oyente que «nosotros no podemos cambiar el hecho de que tengamos un problema, por ejemplo, que mi hijo o mi pareja tenga una afección crónica; pero si podemos cambiar la forma de vivirlo… y ahí es donde entra el trabajo de los psicólogos. Es decir, no es lo mismo negar el problema o deprimirse ante él, que tomar un espíritu de lucha, o adoptar otras estrategias que puedan ser mucho más operativas. Esto se puede hacer desde la Psicología y, por tanto, se puede ayudar a las persona a afrontar mejor su situación».

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