El uso temprano de smartphones se asocia a peor salud mental juvenil
11 Sep 2025

Un nuevo estudio a gran escala -con datos de más de 100.000 jóvenes de todo el mundo- y publicado en el Journal of Human Development and Capabilities, revela una preocupante conexión entre la edad de adquisición del primer smartphone en la infancia y la salud mental en la adultez temprana.

La investigación, titulada «Protecting the developing mind in a digital age: a global policy imperative» (Protegiendo la mente en desarrollo en la era digital: un imperativo de política global), concluye que recibir un smartphone antes de los 13 años se asocia con peores resultados en la salud mental, incluyendo pensamientos suicidas, desconexión de la realidad, regulación emocional deficiente y menor autoestima. Basándose en estos resultados, los autores proponen un conjunto de medidas políticas que deben aplicarse a toda la sociedad, con el objetivo de prevenir daños en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños y niñas, para así salvaguardar el bienestar de las próximas generaciones.

smartphone
Foto: freepik. Diseño: pvproductions. Fecha: 22/07/25
El Impacto de la era digital en la infancia y adolescencia

Tal y como se expone en el artículo, desde principios de la década de 2000, los smartphones se han convertido en una parte central de la vida de niños y adolescentes, sirviendo como puertas de entrada a entornos digitales impulsados por inteligencia artificial (IA). Estos dispositivos influyen profundamente en cómo los jóvenes socializan, aprenden y forman sus identidades, ofreciendo acceso a amigos, información y entretenimiento.

Sin embargo, el uso de smartphones y el acceso a entornos digitales, especialmente las redes sociales, que están especialmente diseñadas para maximizar la interacción del usuario amplificando contenido, con frecuencia sustituyen o interfieren con actividades fundamentales para el desarrollo saludable de los niños, niñas y adolescentes. Entre dichas actividades, los autores mencionan la importancia de las interacciones cara a cara y el patrón de sueño. Esto implica que el tiempo y la energía que los niños y jóvenes dedicarían a estas actividades esenciales se desvían hacia el uso del smartphone y las interacciones digitales.

El peligro de acceso a contenido inapropiado para los jóvenes

Además, los jóvenes están expuestos a un vasto y, a menudo, dañino paisaje digital que incluye contenido inapropiado para su desarrollo, como pornografía, deepfakes (contenidos audiovisuales falsificados generados con inteligencia artificial, que imitan o suplantan la apariencia, la voz o los gestos de una persona real, haciéndola parecer que dice o hace algo que en realidad no ocurrió), material violento e ideologías extremas. Estos sistemas basados en IA están diseñados estratégicamente para aprovecharse de las vulnerabilidades conductuales y psicológicas de los niños, niñas y adolescentes erosionando potencialmente su autonomía, disminuyendo su capacidad de toma de decisiones y fomentando la comparación social, según indican los autores.

Asimismo, el artículo señala que, aunque la mayoría de las plataformas establecen los 13 años como edad mínima de uso, esta norma no se aplica universalmente, y la edad de adquisición del primer smartphone sigue disminuyendo, con muchos niños y niñas poseyendo uno antes de ingresar a la escuela secundaria y dedicando muchas horas al día al uso de estos dispositivos. Debido a que no hay suficiente evidencia clara o confiable (por la incertidumbre y los fallos en estudios anteriores), los gobiernos y países no se ponen de acuerdo sobre cómo actuar, encontrándose diferentes enfoques en todo el mundo.

La metodología del «Global Mind Project»

Para abordar la cuestión de la magnitud de las consecuencias para el desarrollo de poseer un smartphone en la infancia sobre la salud mental en la juventud, los investigadores se basaron en datos del Global Mind Project. Este proyecto es una iniciativa a gran escala y de acceso abierto, diseñada para rastrear y analizar sistemáticamente el impacto en la salud mental y el bienestar a lo largo de los años del mundo digitalizado. Este proyecto cuenta con perfiles y amplia información contextual de casi 2 millones de individuos en 163 países y 18 idiomas desde su lanzamiento en 2020.

Para el análisis específico de la asociación entre la edad de la primera posesión de un smartphone y el estado actual de la salud mental, el estudio resumió los hallazgos de informes previamente publicados que se basaron en datos de más de 100.000 jóvenes de entre 18 y 24 años de diversas culturas y grupos lingüísticos de todo el mundo. La herramienta de evaluación utilizada fue el Mind Health Quotient (MHQ), que comprende 47 funciones sociales, emocionales, cognitivas y físicas fundamentales para la salud y desarrollo de los niños y niñas, de forma que, a mayor puntuación, mejor funcionalidad del menor.

Hallazgos clave: la conexión entre la edad de adquisición del smartphone y la salud mental

Tras examinar la asociación entre la edad de la primera posesión de un smartphone y el estado actual de la salud mental, se encontraron los siguientes resultados clave:

La edad y el género influyen en los resultados.

Cuanto más joven es un niño cuando adquiere su primer smartphone, peor es su salud mental y bienestar en la adultez temprana. Así, la puntuación MHQ desciende de 30 para quienes lo adquirieron a los 13 años a solo 1 para quienes lo obtuvieron a los cinco años.

Disparidad de género:  El porcentaje de individuos considerados «angustiados» o «en dificultades» (con puntuaciones MHQ negativas que indican cinco o más síntomas graves) es de un 9.5% para las mujeres y un 7.0% para los hombres, siendo significativamente mayor en las mujeres.

Los datos son consistentes entre países y culturas diversas.

Este patrón general es consistente en todas las regiones, culturas e idiomas, destacando una  ventana de desarrollo crítica durante la cual la posesión de un smartphone parece tener el mayor impacto (antes de los 13 años).

Se observan síntomas graves de salud mental.

 Los niños y niñas que adquirieron su primer smartphone a una edad más temprana mostraron mayor probabilidad de síntomas graves de salud mental, como pensamientos suicidas, agresividad, sentimientos de desapego de la realidad y alucinaciones. Los pensamientos suicidas registran el cambio más pronunciado: el 48% de las mujeres de 18 a 24 años que adquirieron un smartphone a los cinco o seis años reportan pensamientos suicidas graves, en comparación con el 28% de quienes lo hicieron a los 13 años. Para los varones, las cifras correspondientes son del 31% y el 20%.

El deterioro en muchas áreas que afectan a la funcionalidad de los menores también se relacionan con la adquisición temprana de smartphones

Las funciones significativamente más afectadas en los menores que adquirieron un smartphone a una edad más temprana incluyen la autoimagen, la autoestima, la confianza y la resiliencia emocional entre las mujeres; y la  estabilidad y la calma, la autoimagen, la autoestima y la empatía entre los varones.

Implicaciones de los resultados

Tal y como explican los autores, estos resultados sugieren que, a nivel de mundial y sin importar la cultura o el idioma, poseer un smartphone antes de los 13 años se asocia con un deterioro profundo en la salud mental y el bienestar en la adultez temprana. Por tanto, según advierten, la tendencia actual de que los niños reciban smartphones cada vez más jóvenes apunta a una trayectoria preocupante hacia una población con mayores tasas de agresión, pensamientos suicidas, sentimientos de desapego de la realidad y una disminución de la autoestima, el control emocional y la resiliencia.

 Vías de impacto: ¿Cómo afecta la tecnología?

El estudio también exploró los factores potenciales a través de los cuales la posesión temprana de un smartphone se asocia con peores resultados de salud mental y bienestar. De esta forma, los análisis de regresión revelaron que esta relación está mediada por varias vías de impacto.

A nivel global, la edad de acceso a las redes sociales es el factor que más explica esta asociación, contribuyendo aproximadamente en un 40% a la relación general entre la edad de la primera posesión del smartphone y la salud mental en la adultez temprana. Otros factores contribuyentes significativos a nivel mundial incluyen las malas relaciones familiares (13%), el ciberacoso (10%) y el sueño interrumpido (12%).

Según los autores, es importante destacar que una gran parte de los impactos negativos asociados con las malas relaciones familiares (68%) y el ciberacoso (63%) son una consecuencia directa de la edad de acceso a la primera cuenta de redes sociales. En contraste, solo el 19% de los efectos de la interrupción del sueño pueden explicarse por la edad de acceso a las redes sociales, lo que sugiere que otras actividades asociadas al uso  del smartphone contribuyen a este problema.

En las naciones de habla inglesa (Core Anglosphere), la influencia de la edad de acceso a las plataformas de redes sociales potenciadas por IA es aún mayor, explicando hasta el 70% de los efectos observados, y amplificando la probabilidad de ciberacoso, interrupción del sueño, malas relaciones familiares y, para las mujeres, el abuso sexual.

No obstante, los autores señalan que estos resultados deben interpretarse como patrones de desarrollo probabilísticos a nivel poblacional, en lugar de trayectorias conductuales individuales, puesto que el análisis no estima el tiempo acumulado de pantalla o el contenido específico que los individuos consumieron durante la infancia.

Un imperativo político: hacia una regulación apropiada para el desarrollo saludable de los niños y niñas

Tal y como advierten los autores, la clara relación entre la posesión temprana de smartphones y los problemas de salud mental en la edad adulta, mediada significativamente por el acceso a plataformas de redessociales, presenta un desafío político innegable. Los datos sugieren que, si las tendencias actuales de una adquisición cada vez más temprana de smartphones y acceso a redes sociales continúan, este factor por sí solo podría ser responsable del sufrimiento psicológico asociado a pensamientos suicidas y disociación de la realidad, y de funciones afectadas como el control emocional y la resiliencia, en casi un tercio de la próxima generación.

Para los autores, resulta imperativo restringir el acceso a smartphones y, en particular, a las redes sociales durante la infancia. Esta medida tendría efectos positivos significativos en el desarrollo y salud de los jóvenes, reduciendo el malestar psicológico clínico hasta un 8.5% y los pensamientos suicidas hasta un 20%.

Es una cuestión que no debe dejarse en manos de los padres o los niños

Los autores enfatizan, además, que este desafío no puede abordarse eficazmente si se deja la responsabilidad sólo a los padres, debido a que muchos padres pueden verse presionados a facilitar un smartphone  a sus hijos para evitar su exclusión social frente al resto de compañeros de clase. Asimismo, es irreal y éticamente insostenible esperar que los niños y niñas se autorregulen por su cuenta en el uso de estos dispositivos, debido a que precisamente están diseñados por sistemas de IA que buscan enganchar a los usuarios, según se expone en el artículo.

Establecer medidas de protección a través de políticas públicas a nivel mundial

Así, dada la relación robusta entre la posesión temprana de smartphones (y el acceso a las redes sociales) y el impacto negativo en la salud mental de los jóvenes asociado a la posesión, los autores del estudio argumentan que se debe actuar con urgencia y cautela para prevenir un daño mayor. En esta línea, proponen que la amenaza de los smartphones y las redes sociales en la infancia a la salud mental es tan grave como la de otras sustancias o actividades reguladas para proteger a los menores (alcohol, tabaco…), y por lo tanto, requiere una respuesta a nivel de política pública mundial que imponga restricciones y responsabilidades similares para salvaguardar el desarrollo y bienestar de las futuras generaciones.

Las medidas políticas propuestas, presentadas en orden de viabilidad, incluyen:

1.   Exigir educación obligatoria sobre alfabetización digital y salud mental.

2.   Fortalecer la identificación activa de violaciones de edad en redes sociales y asegurar consecuencias con impacto significativo para las empresas tecnológicas.

3.   Restringir el acceso a plataformas de redes sociales (contenido generado por el usuario y comentarios) en todos los dispositivos conectados a internet para niños y niñas menores de 13 años.

4.   Implementar restricciones de acceso graduales para smartphones (dispositivos personales con acceso a internet y aplicaciones más allá de llamadas/mensajes de texto que sean fácilmente portátiles) para menores de 13 años, ofreciendo alternativas como «teléfonos para niños».

Ampliar la protección a adolescentes de 14 a 18 años y realizar una intervención multinivel

Si bien estas recomendaciones se centran en el grupo de edad menor de 13 años, donde la evidencia es más sólida, los autores señalan que hay una creciente evidencia para extender medidas de protección apropiadas a adolescentes de 14 a 18 años.

Los autores reconocen que la implementación de estas políticas requerirá una considerable voluntad política y social, una aplicación efectiva y un enfoque de múltiples partes interesadas, pero mencionan que existen precedentes exitosos, como la regulación del alcohol para menores en diferentes países del mundo.

En conclusión, este estudio subraya que la posesión de smartphones en la infancia, una puerta de entrada temprana a entornos digitales impulsados por IA, está afectando seriamente a la salud mental y el bienestar en la edad adulta, con profundas consecuencias para la autonomía individual y el funcionamiento social de los jóvenes.

Los autores enfatizan que, si bien se necesita más investigación para desentrañar los mecanismos causales y las diferencias individuales en esta relación, “esperar pruebas irrefutables ante estos hallazgos a nivel poblacional supone el riesgo de perder la oportunidad de una intervención preventiva oportuna. Al implementar políticas informadas sobre el desarrollo hoy, se tiene la oportunidad de salvaguardar la salud mental de las generaciones futuras, expandiendo sus libertades reales para aprender, relacionarse y prosperar en un mundo mediado digitalmente”.

Fuente:

Thiagarajan, T. C., Newson, J. J., & Swaminathan, S. (2025). Protecting the Developing Mind in a Digital Age: A Global Policy Imperative.  Journal of Human Development and Capabilities. https://doi.org/10.1080/19452829.2025.2518313

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