Actuar frente al miedo: lo que la psicología revela sobre el coraje
06 Nov 2025

Estudiar el coraje (o la valentía) resulta esencial no solo desde el punto de vista teórico, sino, también, por sus implicaciones de cara a la intervención clínica, el desarrollo profesional, el liderazgo o la resiliencia en contextos de riesgo.

Como apunta la autora del artículo Courage: Why some people act despite fear  — Valentía: por qué algunas personas actúan a pesar del miedo (DeAngelis, 2025),  publicado en la revista Monitor on Psychology , comprender los factores que permiten que el miedo no paralice a una persona, sino que la movilice a una acción ética o adaptativa es un paso para promover sociedades más saludables, justas y equitativas.

Definición operativa y tipos de coraje.

La autora del artículo entiende el coraje como la capacidad de asumir un riesgo deliberado al actuar, incluso cuando hay conciencia de posibles peligros — físicos, sociales o psicológicos —, y no como una mera ausencia de miedo. Desde esta concepción, el coraje implica elegir actuar frente a un conflicto de acercamiento-evitación: el impulso hacia una acción frente al impulso de protegerse frente al temor.

Coraje y psicología. Ayudar sintiendo miedo.
Foto: Freep!k. Descarga: 20/10/2025.

El artículo señala que este enfoque permite distinguir diferentes tipos de coraje (por ejemplo, moral, social o psicológico), aunque no necesariamente con una taxonomía rígida. El que más interesa, según la DeAngelis, en el ámbito psicológico profesional es el coraje psicológico, que podría entenderse como la capacidad de tolerar un malestar emocional o un riesgo interno para perseguir metas virtuosas o valores personales.

Factores facilitadores del coraje.

El texto señala varios factores que, según la literatura y casos revisados en el artículo, facilitan que una persona actúe a pesar al miedo:

  1. Presencia de apoyo social y modelos.
    Ver ejemplos de personas que han actuado con coraje (modelos) y contar con redes de apoyo reduce la carga subjetiva de percepción de riesgo. La autora sugiere que la inspiración y el refuerzo social son palancas importantes para que alguien actúe pese al miedo.
  2. Claridad de propósito o valores.
    Quienes actúan con coraje suelen tener claridad sobre por qué la acción importa, lo que permite que el valor supere el miedo. Esa claridad puede provenir de una reflexión previa o de un entrenamiento en valores éticos.
  3. Desarrollo gradual de la “musculatura del coraje”.
    Otro artículo titulado Building the courage muscle  — Construyendo el músculo del coraje(DeAngelis, 2025) propone que el coraje puede entrenarse con pasos progresivos — enfrentando riesgos menores de forma deliberada para fortalecer la capacidad de responder frente a riesgos cada vez mayores.
  4. Regulación emocional y tolerancia a la angustia.
    La capacidad de gestionar la activación emocional (ansiedad, alarma) y tolerar una disforia interna sin que domine la conducta de evitación es clave. En ciertos casos, el coraje emerge cuando uno puede mantener la activación emocional en un rango manejable.
  5. Autoeficacia y recursos percibidos.
    La creencia de que uno puede llevar a cabo la acción (o al menos intentarla) reduce el posible bloqueo frente al miedo. Si una persona considera que carece de recursos para actuar, es menos probable que intente hacerlo.
Psicología y coraje, ayudar aun con miedo.
Foto: Freep!k. Descarga: 20/10/2025.
Implicaciones prácticas para psicólogos y psicólogas.
  • Evaluación del potencial de coraje en el cliente o paciente.

Para quienes trabajan en el ámbito de la psicoterapia, el coaching o la supervisión, incorporar medidas o escalas del coraje puede ayudar a identificar posibles puntos de bloqueo. Aunque el artículo no presenta una escala específica, la conceptualización planteada sugiere dimensiones que sería importante explorar: claridad de valores, experiencias pasadas de acción frente al miedo, tolerancia emocional, creencias de autoeficacia y redes de apoyo.

  • Intervenciones para fomentar el coraje.
  1. Trabajo con valores: Guiar al cliente a definir cuál es el valor que motiva la acción (ética, justicia, compromiso social) y vincular las acciones difíciles a ese valor, reforzando la motivación intrínseca.
  2. Exposición gradual con significado: A partir de la idea del “musculo del coraje”, se pueden diseñar tareas escalonadas que pongan al cliente frente a riesgos menores y permitir que actúe con apoyo, consolidando la confianza en su capacidad.
  3. Entrenamiento en regulación emocional: Enseñar técnicas (respiración, reestructuración cognitiva, distracción funcional) que ayuden a que la activación ansiosa no impida la acción.
  4. Modelado y relato de coraje: Por medio de casos terapéuticos, biografías u otros modelos, mostrar ejemplos reales de personas que optaron por actuar pese al miedo. Esto puede inspirar y ofrecer estrategias concretas.
  5. Planificación de recursos y apoyos: Identificar redes de apoyo y planear contingencias de seguridad (apoyo social, redes profesionales) que mitiguen el riesgo subjetivo.
  • Aplicaciones en ámbitos específicos.
  1. En contextos de salud mental: por ejemplo, para que personas con problemas de ansiedad actúen pese al temor anticipatorio en situaciones sociales o laborales.
  2. En la práctica forense o humanitaria: psicólogos que acompañan a víctimas o en entornos de alto riesgo pueden beneficiarse de entrenar su propio coraje, pero también de fortalecer el coraje en quienes acompañan.
  3. En supervisión o ámbito de la ética profesional: cuando actuar implica denunciar malas praxis o sostener decisiones difíciles, los factores del coraje pueden orientar cómo apoyar a colegas en situaciones críticas.
Límites, retos y futuras líneas.

El artículo advierte de que la investigación del coraje sigue siendo emergente. No hay aún consenso sobre mediciones estandarizadas, ni sobre la interacción precisa entre factores personales y contextuales. Además, señala que hay otros riesgos: el ensalzamiento exagerado del coraje podría conllevar expectativas poco realistas o promover acciones desmedidas (temerarias). La autora insta a equilibrar la valentía con la prudencia.

Una línea prometedora de investigación consiste en diseñar intervenciones experimentales que potencien el coraje — por ejemplo, entrenamientos en entornos seguros — y evaluar sus efectos en resultados clínicos, en la moralidad profesional o la resiliencia frente a situaciones de crisis.

Conclusiones.

El artículo ofrece un marco valioso para entender cómo operan los mecanismos que permiten que el miedo no nos paralice, sino que nos motive a la acción. Para los y las profesionales de la psicología, esta perspectiva permite:

  • Reorientar la evaluación teniendo en cuenta algunas dimensiones del coraje (valores, autoeficacia, tolerancia emocional, modelos sociales),
  • Expandir las intervenciones hacia un entrenamiento progresivo del coraje.
  • Abrir líneas de investigación aplicada que examinen cómo fortalecer la disposición a actuar con valentía en contextos de vulnerabilidad y riesgo.

La integración de esta mirada sobre el coraje no solo amplía el repertorio conceptual de los psicólogos y  psicólogas, sino que puede contribuir a transformar el miedo en un motor de acción ética en múltiples ámbitos profesionales y sociales.


Fuente.

DeAngelis, T (2025). Courage: Why some people act despite fear. Monitor on Psychology.

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