La autolesión sigue siendo un problema desatendido en todo el mundo, con al menos 14 millones de casos al año. Así lo recoge un informe de una nueva Comisión de The Lancet, en la que se insta a la adopción de medidas políticas para mitigar el impacto de los factores sociales que influyen en este problema y mejorar la respuesta de los servicios de salud a nivel mundial.
El documento señala las deficiencias y riesgos de la respuesta sanitaria y social hacia las personas que experimentan autolesiones en todo el mundo. A este respecto, subraya que es fundamental implementar cambios transformadores en las actitudes sociales y rediseñar de manera radical la atención de la salud mental que se ofrece a estas personas, para mejorar sustancialmente el impacto de este problema. Así, la Comisión de The Lancet sobre autolesiones pretende aumentar la visibilidad del problema de las autolesiones en el mundo y ofrecer recomendaciones clave para mejorar el tratamiento y la atención ofrecida a estas personas.

Foto: Freepik. Autor: Freepik. Descarga: 06/10/25.
Metodología.
La Comisión se llevó a cabo durante cinco años, involucrando a un equipo de 43 comisionados, que incluyeron académicos líderes, clínicos y expertos con experiencia vivida. El objetivo metodológico fue sintetizar la literatura científica dominante con perspectivas previamente desatendidas: las experiencias vividas, las comunidades minoritarias y los países de ingresos bajos y medianos. Para ello, se crearon cuatro grupos de trabajo especializados y la síntesis de la literatura incluyó la selección de trabajos clave, búsquedas en bases de datos, así como la integración de la literatura cualitativa y las propias perspectivas de los pacientes, puesto que este conocimiento se considera tan legítimo como los métodos científicos tradicionales en los países de altos ingresos.
Definición y epidemiología de la autolesión.
Los autores de la Comisión definen la autolesión como la intoxicación o lesión intencional autoinfligida, independientemente de su propósito aparente. Esta conducta puede manifestarse de múltiples formas, como la sobredosis de medicamentos, la ingestión de sustancias nocivas, cortes, quemaduras o puñetazos. Tal y como subrayan los expertos, es fundamental entender que la autolesión es un comportamiento, y no un diagnóstico psiquiátrico.
A pesar de que el enfoque primario de la Comisión es la autolesión no mortal, se reconoce que, en algunos contextos, la distinción con el suicidio no es clara. Según los datos recopilados, hay al menos 14 millones de episodios de autolesión anualmente en todo el mundo, lo que representa una tasa global de 60 por cada 100,000 personas al año. Los investigadores señalan que esta estimación es probable que sea considerablemente inferior a la realidad, debido a que la mayoría de las personas que se autolesionan no acuden a los servicios clínicos, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos (PIBM).
Aunque la autolesión puede ocurrir a cualquier edad, la incidencia es mucho más alta en los jóvenes, y las tasas en esta población parecen estar en aumento. La repetición del comportamiento es común, y el riesgo de suicidio es significativamente mayor después de un episodio de autolesión que en la población general. Así, el 1.6% de las personas muere por suicidio en el año posterior a la presentación hospitalaria por autolesión.
Funciones y factores contribuyentes de la autolesión.
Tal y como se expone en el informe, para quienes se autolesionan, el comportamiento cumple diversas funciones, entre ellas, el autoconsuelo, el manejo emocional, la comunicación, la validación de la identidad y la autoexpresión. Asimismo, las prácticas de autolesión también están influenciadas por las relaciones sociales y las dinámicas de clase.
La Comisión destaca que numerosos factores psicológicos y sociales están asociados con la autolesión. Los determinantes sociales de la salud, y en particular la pobreza, influyen notablemente en la distribución de la autolesión en todas las comunidades. Otros factores individuales incluyen la desregulación emocional, el perfeccionismo, las experiencias adversas en la infancia y la exposición a la autolesión de otros.
La Comisión enfatiza la necesidad de integrar perspectivas históricamente ignoradas. Para los pueblos indígenas de todo el mundo, las altas tasas de autolesión están vinculadas a la colonización y al racismo, que actúan como impulsores de este comportamiento. El sufrimiento en estas comunidades se conceptualiza como «heridas del alma cultural» o «espíritu herido», resultado del trauma histórico y la opresión colonial.
En los PIBM, la principal diferencia en las prácticas de autolesión es que el método más frecuente es la ingestión de pesticidas altamente tóxicos. En estos entornos, la alta tasa de letalidad de este método hace que sea difícil separar la autolesión del suicidio de manera significativa. India, en particular, concentra casi un tercio de todos los episodios globales de autolesión.
Deficiencias en la respuesta actual y la necesidad de empatía.
La prestación de tratamiento sigue siendo muy variable y a menudo inaccesible, especialmente en los PIBM y para los pueblos indígenas. Un hallazgo preocupante es la falta de una respuesta atenta y empática hacia las personas que se autolesionan en muchos entornos. La Comisión afirma que, lamentablemente, los usuarios de servicios aún informan de experiencias adversas recibidas en la atención médica. Tales respuestas negativas o abusivas por parte del personal clínico pueden desalentar la búsqueda de ayuda futura o incluso llevar a actos de autolesión más graves con el objetivo de ser tomados en serio.
La situación se agrava en países donde la autolesión con intención suicida se considera un delito penal, lo que puede llevar a la persecución. Incluso en democracias liberales, la policía se utiliza a veces como primera línea de respuesta, intensificando los sentimientos de estigma.
Recomendaciones clave para la acción.
De acuerdo con el análisis de la situación, el informe detalla una serie de recomendaciones clave para mejorar la respuesta y la calidad de la atención a este problema mundial grave.
1. Recomendaciones para los gobiernos.
Según los expertos, es imperativo que se detenga la penalización de las personas que se autolesionan a nivel internacional, incluyendo la despenalización de la autolesión. Los gobiernos deben adoptar un enfoque integral para abordar las condiciones sociales que promueven la autolesión, como la pobreza y el aislamiento social. Asimismo, se debe dar prioridad a la prevención en los PIBM, y la prohibición de pesticidas altamente tóxicos es crucial para reducir las muertes relacionadas. Para los pueblos minoritarios, las estrategias de prevención deben priorizar la autodeterminación y el diseño de estrategias culturalmente apropiadas.
2. Recomendaciones para la prestación de servicios.
Los expertos reclaman la necesidad de una transformación radical en la forma en que los sistemas sanitarios y sociales atienden a las personas que se autolesionan, puesto que la atención actual es a menudo inadecuada, variable e incluso perjudicial.
Así, la Comisión enfatiza que las personas con experiencia vivida de autolesión deben recibir un apoyo sólido para liderar y participar activamente en el diseño, la prestación, el liderazgo y la evaluación de la atención que se ofrece. Esta participación es crucial porque la atención histórica a menudo se ha centrado en objetivos clínicos (como la cesación de la autolesión) que no siempre coinciden con las perspectivas de los usuarios, quienes a veces ven la autolesión como una estrategia de afrontamiento o parte de su identidad. A este respecto, dado el aumento de las tasas de autolesión entre los jóvenes, se debe prestar especial atención a que esta población participe particularmente en el co-diseño de las intervenciones. Los jóvenes son actores clave y la respuesta de los sistemas debe cambiar de un paradigma diseñado por adultos a respuestas compasivas, holísticas y apropiadas para la edad, señalan los expertos.
Ante la persistente falta de una respuesta atenta y empática hacia las personas que se autolesionan en muchos entornos, los profesionales de la salud y de la asistencia social deben recibir capacitación en la evaluación y el manejo compasivo de la autolesión, sugiere la Comisión. Asimismo, se necesita un cambio radical de las prácticas de atención centradas en «hacer a» la persona a un enfoque de «estar con» la persona. La Comisión también critica el énfasis indebido en la evaluación del riesgo, que tiene poco valor predictivo y a veces se utiliza para justificar decisiones de tratamiento (o exclusión), haciendo que los pacientes se sientan juzgados en lugar de apoyados.
Responder a las necesidades complejas y garantizar la continuidad de la atención.
El informe subraya que las personas que se autolesionan repetidamente a menudo presentan necesidades complejas que son tanto clínicas como sociales y económicas (como el aislamiento social, el desempleo y la falta de vivienda). El sistema actual, a menudo fragmentado, dificulta la atención adecuada. Por este motivo, una recomendación clave relacionada con la prestación de servicios, subraya la necesidad de mejorar la integración de los servicios sanitarios y sociales y la capacitación del personal que los integra para asegurar que todos los individuos que podrían beneficiarse de los servicios reciban la ayuda que necesitan.
Asimismo, resulta fundamental garantizar la continuidad de la atención, tanto en términos de personal como de información. Los expertos recomiendan la creación de equipos multidisciplinares especializados que trabajen actuando entre los servicios de atención primaria, secundaria, aguda y de salud mental. Otros elementos esenciales en la atención a estos pacientes, según los expertos, deben incluir el tratamiento de las necesidades urgentes de salud física, una evaluación psicológica y social de alta calidad (que puede ser terapéutica en sí misma), el tratamiento de las condiciones subyacentes y la disponibilidad inmediata de intervenciones psicológicas diseñadas específicamente para la autolesión.
3. Recomendaciones para los medios de comunicación y la sociedad.
La Comisión también realiza un llamamiento al manejo mediático de los casos de autolesiones. A este respecto, los expertos señalan que los debates públicos y noticias sobre conductas autolesivas deben centrarse en historias de supervivencia, recuperación, afrontamiento y búsqueda de ayuda, haciendo hincapié en estrategias prácticas. Asimismo, los medios de prensa online deben asumir una mayor responsabilidad para garantizar la seguridad de sus usuarios, en particular los jóvenes y otras poblaciones vulnerables.
4. Recomendaciones para investigadores y financiadores.
Para la Comisión, la investigación en este campo resulta insuficiente, así como resulta llamativo la falta de datos fiables sobre el impacto de las autolesiones a nivel mundial. Por este motivo, recomiendan una mayor inversión económica para mejorar el conocimiento científico de este problema. Esta financiación, según los expertos, debe dirigirse especialmente a los PIBM, donde la carga de la autolesión es mayor. Asimismo, se deben establecer sistemas de vigilancia de la autolesión sólidos y anónimos en todos los países. Los autores de la Comisión también recomiendan priorizar la investigación biopsicosocial que aplique enfoques socioecológicos.
Conclusiones.
En conclusión, la Comisión de The Lancet establece que la autolesión es un problema de salud global, que ha sido desatendido y que requiere cambios transformadores en las actitudes sociales y una reforma radical de la atención de la salud mental. El informe subraya que, aunque se sabe que los tratamientos psicológicos pueden ser de ayuda para algunas personas que se autolesionan, la provisión de estos tratamientos sigue siendo sumamente variable y a menudo inaccesible.
El informe presenta una serie de recomendaciones clave agrupadas en cuatro áreas de acción principal, relacionadas con las políticas públicas, la atención sanitaria y social, los medios de comunicación y la prestación de recursos económicos para la investigación en el campo. Según los expertos, estas recomendaciones son ambiciosas, pero su éxito puede lograrse con el compromiso adecuado por parte de los gobiernos y con el despliegue estratégico de recursos, reemplazando las estrategias fragmentadas actuales con esfuerzos coordinados que involucren a los responsables políticos y a los sistemas sanitarios y sociales y, en última instancia, a toda la sociedad.
Fuente.
Moran, P., Chandler, A., Dudgeon, P., et al. (2024). The Lancet Commission on self-harm. The Lancet, 404, 1445–92. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(24)01121-8.
