A nivel mundial, uno de cada siete jóvenes de entre 10 y 19 años presenta un trastorno mental, lo que supone el 15% de la carga mundial de enfermedad en este grupo de edad. La depresión, la ansiedad y los trastornos de conducta se encuentran entre las principales causas de enfermedad y discapacidad entre los y las adolescentes en todo el mundo. El suicidio se sitúa como la tercera causa principal de muerte entre las personas de 15 a 29 años. Las consecuencias de no abordar los problemas de salud mental en la adolescencia se extienden a la edad adulta, deteriorando tanto la salud física como la mental y limitando las oportunidades de llevar una vida plena en la edad adulta.
Con esta introducción, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presenta en su página web una nueva actualización de sus datos e información sobre salud mental en la adolescencia. Tal y como señala, la adolescencia es una etapa única y formativa, durante la cual, los cambios físicos, psicológicos emocionales y sociales (como la exposición a la pobreza, el abuso o la violencia), pueden hacer que los y las adolescentes sean vulnerables a los problemas de salud mental. Por ello, protegerlos de la adversidad, promover el aprendizaje socioemocional y el bienestar psicológico, y garantizar el acceso a la atención de salud mental son acciones clave para su salud y bienestar en esta etapa del desarrollo y en la edad adulta.

De acuerdo con los nuevos datos, se estima que, a nivel mundial, uno de cada siete (14,3%) jóvenes de 10 a 19 años desarrolla un problema de salud mental; sin embargo, advierte, «estos siguen siendo en gran medida desconocidos y sin tratamiento». Aquellos/as adolescentes con trastornos de salud mental son particularmente vulnerables a la exclusión social, la discriminación, el estigma (que afecta su disposición a buscar ayuda), dificultades educativas, conductas de riesgo, problemas de salud física y violaciones de derechos humanos.
¿Qué factores pueden ser determinantes de la salud mental?
Según indica la OMS, este período evolutivo es crucial para el desarrollo de hábitos saludables y socioemocionales que son clave para el bienestar psicológico, tales como, la adopción de patrones de sueño saludables; la práctica regular de ejercicio; el desarrollo de habilidades de afrontamiento, resolución de problemas e interpersonales; y el aprendizaje de la gestión de las emociones. En la adolescencia resulta fundamental contar con entornos protectores y de apoyo en la familia, la escuela y la comunidad en general.
Asimismo, a mayor cantidad de factores de riesgo estén expuestos los y las adolescentes, mayor será el impacto potencial en su salud mental. Algunos factores como la exposición a la adversidad, la presión para adaptarse a sus compañeros y la exploración de la identidad, pueden contribuir al estrés durante la adolescencia. No se puede dejar de mencionar la influencia de los medios de comunicación y las normas de género, dado que pueden exacerbar la disparidad entre la realidad que vive un/a adolescente y sus percepciones o aspiraciones para el futuro.
La calidad de su vida familiar y las relaciones con sus pares son determinantes esenciales. La violencia (especialmente, la violencia sexual y el acoso), la crianza severa y los graves problemas socioeconómicos son riesgos reconocidos para la salud mental. De hecho, algunos/as adolescentes corren un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental debido a sus condiciones de vida, el estigma, la discriminación o la exclusión, o la falta de acceso a apoyo y servicios de calidad. Entre ellos, se incluyen los que viven en entornos humanitarios y frágiles; los/as adolescentes con enfermedades crónicas, trastorno del espectro del autismo, discapacidad intelectual u otra afección neurológica; las adolescentes embarazadas, con padres adolescentes o quienes han sufrido matrimonios precoces o forzados; los huérfanos; y adolescentes de minorías étnicas o sexuales u otros grupos discriminados.
Trastornos psicológicos y emocionales.
La OMS recoge los siguientes trastornos psicológicos y emocionales comunes entre los y las adolescentes:
- Los trastornos de ansiedad (que pueden implicar pánico o preocupación excesiva) son los más prevalentes en este grupo de edad y son más comunes entre adolescentes mayores que entre los/as más jóvenes. Se estima que el 4,1% de los y las adolescentes de 10 a 14 años y el 5,3% de los/as jóvenes de 15 a 19 años experimentan un trastorno de ansiedad. Se estima que la depresión se presenta en el 1,3% entre los 10 y los 14 años y en el 3,4% entre los 15 y los 19 años. La depresión y la ansiedad comparten algunos síntomas, por ejemplo, los cambios repentinos e inesperados en el estado de ánimo. Ambos problemas pueden afectar «profundamente» la asistencia y el rendimiento académico. El aislamiento social puede incrementar el aislamiento y la soledad. La depresión puede conducir al suicidio.
- Los trastornos de conducta son más comunes entre los/as adolescentes más jóvenes que entre los mayores. El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), caracterizado por dificultad para prestar atención y/o actividad excesiva, actuando sin considerar las consecuencias, aparece en el 2,7% de los/as adolescentes de 10 a 14 años y en el 2,2% de los de 15 a 19 años. El trastorno de conducta (que implica síntomas de comportamiento destructivo o desafiante) se presenta en el 3,3% entre los 10 y los 14 años y en el 1,8% entre los 15 y los 19 años. Los trastornos de conducta pueden impactar negativamente en la educación de los adolescentes e incrementar el riesgo de conducta delictiva.
- Los trastornos de la alimentación, como la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, suelen desarrollarse durante la adolescencia y la adultez temprana. Estos trastornos implican conductas alimentarias anormales y preocupación por la comida, acompañadas en la mayoría de los casos de inquietudes sobre el peso y la figura corporal, afectando con mayor frecuencia a las niñas que a los niños. Pueden afectar la salud física y, con frecuencia, coexisten con depresión, ansiedad y trastornos por consumo de sustancias. Su prevalencia se estima en el 0,1 % de los/as adolescentes de 10 a 14 años y en el 0,4 % de los de 15 a 19 años. Se asocian con el suicidio. La anorexia nerviosa puede provocar muerte prematura, a menudo, debido a complicaciones médicas o suicidio, y presenta una mortalidad más alta que cualquier otro trastorno mental.
- Los problemas que presentan síntomas de psicosis suelen manifestarse al final de la adolescencia o al principio de la edad adulta, y sus síntomas que pueden incluir alucinaciones o delirios. Estas experiencias pueden afectar a la capacidad del o de la adolescente para participar en la vida diaria y la educación, y suelen conducir al estigma o violaciones de los derechos humanos. La esquizofrenia se presenta en el 0,1% de los/as jóvenes de 15 a 19 años.
- El suicidio se sitúa como la tercera causa principal de muerte en adolescentes mayores y adultos jóvenes (15 a 29 años). Los factores de riesgo de suicidio son multifacéticos e incluyen el consumo nocivo de alcohol, el abuso en la infancia, el estigma en la búsqueda de ayuda, las barreras para acceder a la atención médica y el acceso a medios para cometerlo. Los medios digitales, como cualquier otro medio, pueden desempeñar un papel fundamental en el fortalecimiento o debilitamiento de los esfuerzos de prevención del suicidio.
Conductas de riesgo.
La OMS alerta de la especial vulnerabilidad de los/as adolescentes a desarrollar patrones de consumo de sustancias nocivas que pueden persistir a lo largo de su vida y advierte del inicio temprano durante la adolescencia de muchas conductas de riesgo para la salud (por ej., el consumo de sustancias o la conducta sexual de riesgo). Este tipo de conductas pueden ser una estrategia inútil para afrontar las dificultades emocionales, afectando gravemente el bienestar mental y físico de un/a adolescente.
Los datos recogidos en su nota indican que, en 2019, la prevalencia del consumo de alcohol entre los 15 y los 19 años fue alta a nivel mundial (22%), con muy pocas diferencias de género y mostrando un aumento del consumo en algunas regiones. El consumo de tabaco y cannabis es una preocupación adicional. Muchos fumadores adultos fumaron su primer cigarrillo antes de los 18 años. Se observa que, en 2022, la prevalencia del consumo de cannabis entre los adolescentes fue mayor que la de los adultos en todo el mundo (5,5% vs 4,4%, respectivamente). La comisión de actos violentos es una conducta de riesgo que puede aumentar la probabilidad de bajo nivel educativo, lesiones, participación en delitos o muerte. Una de las principales causas de muerte de adolescentes mayores en 2021 es la violencia interpersonal.
Promoción y prevención.
Como bien indica la Organización Mundial, las intervenciones de promoción y prevención de la salud mental «buscan fortalecer la capacidad individual para regular las emociones, mejorar las alternativas a las conductas de riesgo, desarrollar resiliencia para afrontar situaciones difíciles y la adversidad, y promover entornos y redes sociales de apoyo». Son programas que requieren un enfoque multinivel con diversas plataformas de prestación de servicios (por ej., medios digitales, centros de salud o asistencia social, centros educativos, la comunidad, etc.), y diversas estrategias para llegar a los/as adolescentes, sobre todo, a los más vulnerables.
Detección temprana y tratamiento.
Tal y como manifiesta en su nota, es prioritario abordar las necesidades de los adolescentes con trastornos de salud mental, instando a evitar la institucionalización y la sobremedicalización, priorizando los enfoques no farmacológicos y respetando los derechos de los niños, de conformidad con la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y otros instrumentos de derechos humanos, son fundamentales para la salud mental de los adolescentes.
Respuesta de la OMS.
La OMS trabaja en estrategias, programas y herramientas para ayudar a los gobiernos a responder a las necesidades de salud de los adolescentes. Por ejemplo, la Iniciativa «Helping Adolescents Thrive Initiative» (HAT), es una iniciativa conjunta de la OMS y UNICEF para fortalecer las políticas y los programas de salud mental de los/as adolescentes, con el fin de promover la salud mental y prevenir los problemas de salud mental, así como prevenir las autolesiones y otras conductas de riesgo, que tienen un impacto negativo en la salud mental y física de los y las adolescentes.
En la misma línea, la Guía de Intervención mhGAP 2.0. cuenta con un módulo sobre Trastornos Mentales y Conductuales en Niños y Adolescentes. Además, según ha adelantado, se están desarrollando y probando intervenciones psicológicas escalables para abordar los trastornos psicológicos y emocionales de los/as adolescentes, así como orientación sobre los servicios de salud mental para esta población.
Fuente.
WHO (2025). Mental health of adolescents. Newsroom. Fact sheets, details. World Health Organization.
