La salud mental en la Unión Europea atraviesa un momento crítico, con tendencias preocupantes en determinados grupos poblacionales, importantes desigualdades en el acceso a la atención y la constatación de que la prevención continúa siendo insuficiente. Así lo advierte Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo, Eurofound (European Foundation for the Improvement of Living and Working Conditions) en su informe “Mental health: Risk groups, trends, services and policies”, cuyo objetivo es ofrecer una visión precisa sobre la prevalencia del malestar psicológico en la población europea, los grupos más afectados, la evolución de los indicadores clave, las barreras en el acceso a los servicios y las políticas recientes dirigidas a mejorar el bienestar psicológico.
A partir de datos procedentes de la literatura científica, encuestas europeas, revisiones de expertos y estadísticas administrativas y nacionales recopiladas por la Red de Corresponsales de Eurofound, el documento analiza en profundidad los factores que han configurado el panorama actual de la salud mental en Europa, en un contexto marcado por transformaciones tecnológicas, tensiones sociales y económicas, crisis internacionales y cambios profundos en las condiciones de vida y trabajo.

Un impacto sanitario y social de enorme magnitud.
Según alerta el informe, en 2021, la mala salud mental fue responsable de 11,1 millones de Años de Vida Ajustados por Discapacidad (AVAD) o DALYs en la UE, de los cuales, 7,4 millones se debieron específicamente a depresión y ansiedad. Estas condiciones continúan siendo las más prevalentes y, aunque sus niveles aumentaron durante la pandemia, posteriormente se estabilizaron sin alcanzar una recuperación completa del bienestar previo.
En relación con la mortalidad, el documento subraya una tendencia alarmante: pese a que las tasas de muerte por suicidio han mostrado una reducción paulatina entre 2011 y 2021 —pasando de 12,4 a 10,2 fallecimientos por 100.000 habitantes—, este descenso se ha estancado desde 2017, con incrementos recientes, especialmente entre 2021 y 2022.
El suicidio constituye, además, la principal causa de muerte entre los y las jóvenes europeos de 15 a 29 años, representando el 18,9 % de los fallecimientos en 2021, por encima de los accidentes de tráfico (16,5 %).
Factores estructurales y contextuales que influyen en la salud mental.
El informe identifica múltiples factores de largo recorrido que continúan marcando la salud mental en Europa. Entre ellos, destacan:
- La transición hacia entornos de vida y trabajo digitales, con implicaciones para la interacción social, la organización laboral y la percepción de estabilidad.
- El cambio climático y las incertidumbres derivadas de sus efectos en el bienestar físico y emocional.
- La inseguridad social, económica y material, intensificada durante la reciente crisis del coste de la vida, que ha afectado a amplios sectores de la población.
- Las desigualdades, incluyendo las brechas socioeconómicas que sitúan a determinados grupos en posiciones de mayor vulnerabilidad.
- Los conflictos internacionales, que incrementan el riesgo de mala salud mental entre personas refugiadas.
- Fenómenos disruptivos recientes, como la pandemia, que evidenciaron que incluso grupos tradicionalmente considerados menos vulnerables pueden verse afectados por un deterioro significativo del bienestar psicológico.
Grupos con mayor riesgo de mala salud mental.
El informe señala que el riesgo de desarrollar problemas de salud mental no se distribuye de forma homogénea. Existen grupos claramente más expuestos, entre los que destacan:
1. Personas con menor nivel socioeconómico
Las personas con bajos ingresos o niveles educativos reducidos, así como quienes se encuentran separados o viudos, experimentan tasas más elevadas de mala salud mental. También presentan mayor riesgo las personas sin hogar y las personas refugiadas, debido a la acumulación de factores estresores y situaciones de inseguridad.
2. Diferencias de género
El informe confirma que:
- Las mujeres informan más frecuentemente de mala salud mental en encuestas y están sobrerrepresentadas entre las personas usuarias de los servicios de atención primaria en salud mental.
- Los hombres tienen tasas de suicidio 3,7 veces superiores a las de las mujeres, y en varios Estados miembros están sobrerrepresentados en las hospitalizaciones relacionadas con salud mental.
Estas diferencias están asociadas a desigualdades en el ámbito laboral, en la distribución del trabajo doméstico y de cuidados, así como a estereotipos persistentes —incluidos los relacionados con la fortaleza emocional o las responsabilidades de proveedor económico— que condicionan la búsqueda de apoyo.
3. Aumento del malestar en función de la edad
Eurofound observa señales preocupantes de deterioro del bienestar psicológico tanto en personas jóvenes como mayores. En la última década:
- Las muertes por suicidio han aumentado entre mujeres menores de 20 años.
- También se han incrementado entre hombres de 85 años o más.
4. Sectores laborales especialmente afectados
La exposición a demandas emocionales elevadas es especialmente intensa en algunos ámbitos laborales:
- Uno de cada cuatro trabajadores de sanidad y servicios sociales afirma sentirse emocionalmente agotado por su trabajo “a menudo o siempre”.
- En educación y en alojamiento y servicios de comida, uno de cada cinco trabajadores informa del mismo nivel de agotamiento.
Estos sectores concentran cargas emocionales importantes, interacciones complejas y, con frecuencia, recursos insuficientes.
Acceso a la atención: avances, desigualdades y persistentes barreras.
Aunque en la mayoría de los países de la UE las personas tienen derecho a recibir atención en salud mental gratuita o a bajo coste, especialmente en situaciones urgentes, el informe señala que este derecho se ve limitado por múltiples factores que dificultan un acceso real a los servicios.
1. Estigma y discriminación
El estigma hacia quienes experimentan problemas de salud mental sigue siendo una de las barreras más extendidas. Esta discriminación contribuye a que muchas personas eviten buscar ayuda por miedo a repercusiones negativas en otras áreas de su vida, incluida la posibilidad de enfrentar consecuencias en ámbitos como los seguros.
2. Preocupación por la calidad de los servicios
Casi la mitad (46%) de las personas que experimentaron problemas emocionales, psicológicas y sociales en los últimos 12 meses califican la calidad de los servicios de salud mental por debajo de 5 sobre 10. La percepción de baja calidad constituye una barrera importante, que refuerza la necesidad de ofrecer intervenciones que realmente respondan a las necesidades de las personas.
3. Limitaciones de capacidad
A pesar de los avances —incluyendo el aumento del uso de servicios y mejoras en capacidad y derechos en varios Estados miembros—, persisten importantes limitaciones:
- En zonas rurales, el acceso es significativamente más difícil.
- El acceso a determinadas especialidades, como la psiquiatría infantil, continúa siendo limitado.
- La atención temprana a necesidades leves o moderadas, especialmente la psicoterapia, suele requerir pagos directos, lo que resulta inaccesible para personas con menores ingresos y sin seguros complementarios.
Tendencias recientes en el uso de servicios.
El uso de la atención en salud mental ya estaba aumentando antes de la pandemia y se ha incrementado de forma notable en varios Estados miembros desde entonces. Algunas tendencias destacadas incluyen:
- Mayor disposición a buscar ayuda en determinados países, asociada en parte a una reducción del estigma.
- Incrementos en la capacidad de atención y ampliación de derechos a servicios, observados principalmente en la última década.
- Uso creciente de servicios alternativos, incluyendo modalidades digitales y programas de apoyo grupal.
Aun así, la combinación de estigma, preocupaciones sobre la calidad, pagos directos y falta de capacidad limita significativamente el impacto de estos avances.
Recomendaciones de política pública: prevención, acceso y reducción del estigma.
El informe finaliza con una serie de orientaciones que pueden guiar la respuesta institucional en los próximos años.
1. Mejorar la salud mental poblacional
La prevención es esencial y requiere intervenciones estructurales orientadas a:
- Mejorar las condiciones de vida y trabajo.
- Reforzar la inclusión y la cohesión social.
- Prevenir la pobreza, el sobreendeudamiento y la falta de vivienda.
- Promover la salud física.
- Detener la violencia doméstica, el acoso y la discriminación.
- Abordar estereotipos de género y roles de cuidado, que afectan especialmente a las mujeres.
- Modificar estereotipos sobre la fortaleza emocional, especialmente relevantes en el caso de los hombres y su reticencia a buscar ayuda.
El informe subraya el papel clave que pueden desempeñar escuelas, centros de trabajo, servicios sociales, atención primaria y profesionales sanitarios no especializados en salud mental, tanto en la promoción del bienestar como en la detección precoz.
2. Garantizar un acceso efectivo y de calidad a los servicios
Para mejorar el acceso, Eurofound plantea:
- Ofrecer servicios fiables, centrados en la persona y respetuosos con los derechos humanos.
- Incorporar a personas con experiencia en salud mental en el diseño de políticas y servicios.
- Abordar las listas de espera, aunque priorizando la necesidad de apoyo inmediato que permita identificar casos urgentes y derivar adecuadamente a cada persona.
- Facilitar la conexión con servicios más allá de la atención sanitaria, como asesoría en deudas, y con recursos de apoyo como grupos, pares y servicios en línea.
- Combatir el impacto del estigma reforzando la protección frente a la discriminación, incluida aquella relacionada con antecedentes de problemas de salud mental.
3. Reducir desigualdades territoriales
Entre las medidas necesarias para mejorar la equidad en el acceso, destacan:
- La financiación de servicios móviles para zonas rurales o insuficientemente atendidas.
- El refuerzo de la capacidad de la atención primaria en materia de salud mental.
- El uso estratégico de servicios digitales para complementar la atención presencial.
Conclusión.
El informe de Eurofound muestra un escenario complejo en el que coexisten avances relevantes —como el aumento del uso de servicios, la reducción del estigma en algunos países y la ampliación de derechos—, con realidades profundamente preocupantes: un estancamiento en la reducción de las tasas de suicidio, desigualdades marcadas por género y nivel socioeconómico, dificultades de acceso en zonas rurales y para la infancia, y una alta proporción de personas que perciben la calidad de los servicios como insuficiente.
La salud mental, recuerda Eurofound, debe considerarse al mismo nivel que la salud física, y requiere una estrategia transversal que combine prevención, servicios accesibles y de alta calidad y políticas inclusivas que aborden las causas estructurales del malestar psicológico. Solo así será posible revertir las tendencias actuales y construir un entorno más saludable, equitativo y resiliente para toda la población europea.
Fuente: Eurofound (2025). Mental health: Risk groups, trends, services and policies. Publications Office of the European Union, Luxembourg
