Con las posibilidades de difusión del conocimiento científico a
través de Internet, señala este profesor, la labor de las editoriales académicas
ha dejado de ser tan valiosa como antes de que aparecieran las nuevas
tecnologías. Internet ofrece la posibilidad no sólo de que el
conocimiento científico sea accesible a todo el mundo, sino de permitir el
intercambio de ideas e información entre investigadores. Tal y como P. Coles
señala: "el acceso abierto y el debate son esenciales para que el método
científico funcione adecuadamente".
Los avances de la tecnología digital, añade, deberían haber
hecho la publicación y difusión de la investigación mucho más barata. Sin
embargo, "las tarifas de subscripción de las revistas científicas se han
disparado, incluso para las publicaciones online", lo que repercute
negativamente en el progreso científico, ya que muchas instituciones académicas
no pueden costearse el lujo de pagar "las exorbitantes tarifas de
acceso".
Además, señala este investigador, hay que tener en cuenta que
un acceso abierto a los datos científicos aportaría indudables beneficios al
desarrollo de la ciencia, ya que permite el desarrollo adecuado del método
científico en la medida que posibilita el análisis exhaustivo de los datos por
parte de otros investigadores y, si es necesario, la posibilidad de replicar los
resultados.
Pero, ¿hasta qué punto la comunidad científica se ha sumado
a este movimiento del libre acceso? De acuerdo a una de las más recientes
investigaciones, publicada en la revista
PLoS ONE y con datos referentes a 2008, existe una enorme variabilidad entre
las disciplinas. A la cabeza de este movimiento se sitúan las ciencias de la
naturaleza (en las que se incluyen las ciencias planetarias y terrestres y
las ciencias ambientales, biológicas y agrícolas) con un 33% de su producción
científica ya disponible en libre acceso en aquel año. Las ciencias
sociales (en las que dichos autores engloban a la psicología, la economía, o
las artes y humanidades, entre otras) alcanzaban el 23% de sus publicaciones en
esta modalidad. Química es la ciencia que publicaba menos en acceso
abierto (13%), de acuerdo a dicha investigación.
Si bien esta práctica en algunas disciplinas como la psicología
parece difícil de implementar, cada vez más investigadores se están sumando a
esta modalidad de distribución del conocimiento. No obstante y tal y como lo
plantean los defensores del movimiento del libre acceso, para llegar a romper el
monopolio de las grandes editoriales científicas y conseguir que todas las
personas puedan acceder gratuitamente al conocimiento, es necesario una
acción coordinada por parte de toda la comunidad científica y de las
universidades.