El Instituto Europeo de Estudios en Prevención (IREFREA), en colaboración con universidades, administraciones públicas y entidades sociales, ha desarrollado una herramienta innovadora para abordar uno de los desafíos más urgentes en salud pública: la prevención de las adicciones en los espacios de ocio. Bajo el título “La prevención de las adicciones en el ámbito del ocio. Guía para una gestión comunitaria y participativa”, esta publicación propone una hoja de ruta integral para transformar los espacios de ocio en entornos protectores, especialmente para niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
Coordinada por Montserrat Juan Jerez y Mariàngels Duch Moyà, y financiada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, la guía cuenta con el respaldo de un amplio comité de expertos, entre los que destacan profesionales de la Psicología como Elisardo Becoña (Universidad de Santiago de Compostela), José Manuel Errasti (Universidad de Oviedo) o Catalina Espitia Cepeda (Universitat Central de Catalunya), entre otros.

Ocio y salud mental: un enfoque transformador
La guía parte de una premisa fundamental: el ocio no es un mero entretenimiento, sino una dimensión vital que influye directamente en el desarrollo emocional, psicológico y social de las personas. En este sentido, se propone superar el enfoque reduccionista que lo asocia únicamente al tiempo libre o al consumo recreativo, y se lo presenta como un espacio clave para la prevención de problemas de salud mental.
El ocio de calidad puede promover el bienestar emocional, la autoestima, la resiliencia y el sentido de pertenencia, todos ellos, factores protectores frente a problemas de salud mental (como la ansiedad y la depresión) y al desarrollo de conductas adictivas. Así, se reivindica su valor como un espacio de aprendizaje, socialización y construcción de identidad a lo largo de todas las etapas vitales.
Una estrategia basada en la comunidad
La propuesta tiene un enfoque comunitario y participativo. Está dirigida a una amplia gama de agentes: responsables políticos, técnicos municipales, asociaciones vecinales, profesionales del ámbito educativo, sanitario, psicológico y social. La meta es generar redes locales que impulsen proyectos preventivos adaptados a las características socioculturales de cada territorio.
Uno de los pilares de esta estrategia es la participación activa de la ciudadanía, no solo como destinataria de las intervenciones, sino como coprotagonista en el diagnóstico, diseño e implementación de las acciones. La prevención no se impone, se construye colectivamente desde las necesidades y conocimientos de la comunidad.
Psicología y prevención: una alianza estratégica
La guía subraya con claridad que cualquier intervención eficaz debe basarse en la evidencia científica y contar con profesionales capacitados en prevención de conductas adictivas y salud mental. En este punto, se destaca el papel fundamental de los/as profesionales del ámbito psicológico y social en el diseño y evaluación de intervenciones.
Se valoran especialmente las estrategias centradas en el desarrollo de competencias psicológicas y sociales, el acompañamiento emocional a menores y jóvenes, y la promoción de un ocio saludable como medida de protección frente a contextos de riesgo. Se advierte, asimismo, del impacto negativo del consumo de sustancias durante etapas clave del desarrollo psicológico, y del rol que puede jugar el ocio desestructurado como entorno propiciador de adicciones y problemas de salud mental.
Además, se defiende la creación de estructuras de gobernanza participativa en las que las decisiones sobre salud mental y prevención se co-construyan con la implicación activa de profesionales, ciudadanía y entidades sociales. El conocimiento técnico y la perspectiva psicológica deben integrarse en la planificación local para dar respuestas ajustadas a la realidad de cada comunidad.
Invertir en salud mental desde el ocio
El documento se ha desarrollado bajo el prisma de un enfoque inclusivo y de derechos. Se concibe el ocio como una dimensión esencial del bienestar humano, respaldado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la World Leisure Organization. La guía apuesta por un ocio de calidad, equitativo y accesible, especialmente, para colectivos vulnerables como jóvenes con problemas de salud mental, personas en situación de exclusión o minorías.
Este enfoque contrasta con lo que se denomina “ocio tóxico”: aquel basado en el consumo de sustancias, las apuestas o las prácticas adictivas. Frente a ello, se propone un ocio transformador que fomente la creatividad, la cohesión social y el desarrollo psicológico positivo.
Diagnóstico, formación y evaluación: claves para una prevención eficaz
La guía detalla un proceso metodológico riguroso que incluye:
- Diagnóstico participativo de factores de riesgo y protección.
- Evaluación de necesidades y resultados en salud mental.
- Diseño adaptado al contexto local y cultural.
- Formación continua de profesionales del ámbito social, educativo y sanitario.
- Implementación del modelo lógico de intervención y evaluación de impacto.
- Sostenibilidad institucional y política a largo plazo.
Se insiste también en el cuidado de la salud mental de todas las personas implicadas —profesionales, técnicos y ciudadanía— como parte de una cultura de bienestar colectivo.
Conclusión: prevención con base científica, comunidad y perspectiva psicológica y social
La guía del IREFREA representa una apuesta clara por una prevención de adicciones basada en el conocimiento, la participación ciudadana y el fortalecimiento de la salud mental. Propone una transformación profunda de los espacios de ocio como estrategia de bienestar, orientada especialmente a las nuevas generaciones.
Transformar el ocio es, en definitiva, transformar la sociedad. Y para ello, es imprescindible construir alianzas locales sólidas, contar con profesionales capacitados, y situar a la salud mental como eje transversal de las políticas públicas.
Se puede acceder al documento completo desde la página web del IREFREA o bien directamente a través del siguiente enlace: