El 41% de los jóvenes que salen de centros de acogida no logra romper el ciclo de la pobreza
21 Nov 2025

El 41% de las personas que han pasado por el Sistema de Protección se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social, constituyendo el colectivo con mayor riesgo social de España. Así lo concluye un informe detallado sobre las condiciones de vida de las personas extuteladas que han pasado por centros de acogimiento residencial, publicado por Aldeas Infantiles SOS.

El estudio, que lleva por título «Condiciones de vida tras salir del Sistema de Protección en España”, fue coordinado por Laura Vallejo-Slocker y Celia García de León Robles, y se basa en una metodología que combina el análisis cuantitativo de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) con grupos de discusión cualitativos.

Foto: Freepik. Autor: Freepik. Descarga: 14/11/25

La brecha de la vulnerabilidad extutelada.

Tal y como exponen las autoras, el objetivo de la investigación fue determinar cómo son las condiciones de vida de la población extutelada, a partir de los datos que anualmente ofrece el INE para personas mayores de veintiséis años, y analizar los factores que promueven su integración. De esta forma, la primera fase del estudio se centró en la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del INE, cuyos resultados de 2023 se consideran representativos de la población española.

El informe de Aldeas Infantiles SOS subraya que la Tasa AROPE (que mide el riesgo de pobreza y/o exclusión social) para la población extutelada se situó en un 40,9%, lo que representa el dato más alto registrado en España desde que existen registros. Esta cifra prácticamente duplica el riesgo encontrado para la población general, cuya Tasa AROPE fue del 24,5%, según los datos analizados por las autoras.

Se trata del colectivo con mayor riesgo de pobreza y/o exclusión social.

Las autoras del estudio afirman que las personas extuteladas son el colectivo social en mayor riesgo de pobreza y exclusión social en España, superando a la población menor de dieciocho años, a las mujeres o a las personas con discapacidad. El porcentaje de riesgo de pobreza entre las personas extuteladas es del 28,4%, frente al 16,9% de la población general.

Esta situación se ve reflejada en la carencia material y social severa, la cual afecta al 17,3% de los extutelados, mientras que solo atañe al 8,9% de la población general. En concreto, quienes crecieron en centros de acogimiento residencial manifestaron con mayor frecuencia estar en peor situación respecto a doce indicadores de carencia, incluyendo la imposibilidad de afrontar gastos imprevistos o de permitirse una semana de vacaciones al año. Un aspecto preocupante es la pobreza energética, puesto que tres de cada diez personas extuteladas no pueden mantener la vivienda a una temperatura adecuada, frente a dos de cada diez en la población general.

En relación con el empleo, la diferencia entre las personas extuteladas y la población general también es notable, con un 17,8% de las personas extuteladas en situación de baja intensidad en el empleo, frente a un 8% de la población general.

No obstante, el informe pone de relieve que el paso por el Sistema de Protección no afecta a todo el mundo por igual. En el 59,1% de los casos sí se ha conseguido romper la transmisión intergeneracional de la pobreza y alcanzar una situación normalizada sin riesgo de exclusión.

Estigma e incertidumbre.

La Fase II, basada en la voz de los jóvenes extutelados y de especialistas, identificó que la falta de redes de apoyo sociales y familiares es el denominador común de las dificultades que enfrentan. El debilitamiento de estas redes, unido a la separación de la familia de origen y los cambios de centro o de familias de acogida, dificulta el establecimiento de relaciones personales estables.

Según el documento, los jóvenes refieren que esta carencia provoca una sensación de soledad, inseguridad y baja autoeficacia. Además, su situación emocional se ve gravemente afectada por la presencia de prejuicios sociales. Los expertos participantes en el estudio señalan que la sociedad tiende erróneamente a asociar a las personas extuteladas con problemas de delincuencia. Este estigma social dificulta su integración en entornos sociales y laborales y repercute negativamente en su bienestar psicológico, advierten las autoras. De forma literal, una de las voces recogidas en el informe comenta: “No me gusta que me llamen ‘niño de centro’. Soy mucho más que eso”.

La incertidumbre y el miedo son sentimientos recurrentes, puesto que la emancipación prematura a los dieciocho años (una media de 12,4 años antes que el resto de la población) les obliga a asumir responsabilidades de manera abrupta, lo que constituye un factor que agrava su pobreza.

La necesidad de apoyo psicológico urgente para los jóvenes extutelados.

En este contexto, tal y como remarcan las autoras, el apoyo a la salud mental es crucial. Los jóvenes extutelados necesitan servicios gratuitos que respondan a las necesidades de este grupo vulnerable, puesto que a menudo experimentan cortes abruptos en la atención psicológica una vez cumplen la mayoría de edad. Es imprescindible, según se recoge en el texto, que las personas extuteladas dispongan de apoyo psicológico para garantizar su adecuada salud emocional y bienestar psicológico.

Barreras en vivienda y formación.

La escasez de recursos económicos y la salida temprana del sistema inciden directamente en las oportunidades de desarrollo de los jóvenes.

Según los datos analizados, en el acceso a la vivienda, el principal motivo de dificultad es la insuficiencia de ingresos. Los jóvenes extutelados no solo carecen de ingresos estables para afrontar los altos costes del alquiler, sino que tampoco disponen de avales o garantías económicas. La situación lleva a que el 2,8% de las personas extuteladas haya atravesado una situación de ‘sinhogarismo’. Como solución, se propone el desarrollo de un banco de viviendas y la aplicación de discriminación positiva o avales asumidos por las administraciones públicas.

En el ámbito educativo, la necesidad de cubrir gastos hace que, para estos jóvenes, trabajar sea una necesidad y no una opción, señalan las autoras. Esto limita significativamente sus oportunidades de acceso a la universidad, puesto que el porcentaje de extutelados con estudios universitarios es inferior a la de la población general.

El estudio determina que es esencial que la planificación de la salida del Sistema de Protección comience al menos dos años antes de la mayoría de edad y que el acompañamiento se extienda, como mínimo, hasta los veinticinco años, puesto que esto se ha demostrado como un factor protector que facilita una transición hacia la vida independiente con mayor eficacia.

Conclusiones.

En conclusión, a pesar de la desalentadora estadística que sitúa al 40,9% de las personas extuteladas en riesgo de pobreza o exclusión social, el estudio también aporta una conclusión esperanzadora: el problema no es la imposibilidad, sino la falta de apoyo adecuado.

Así, se constata que en el 59,1% de los casos sí se ha conseguido romper la transmisión intergeneracional de la pobreza, alcanzando una situación normalizada e integradora. Para replicar este éxito en el resto del colectivo, las autoras del informe y los propios jóvenes insisten en que es fundamental el reconocimiento de las personas extuteladas como un colectivo vulnerable que requiere medidas específicas. Esto implica la necesidad de diseñar programas de apoyo integrales y coordinados que garanticen la planificación de la salida del Sistema de Protección con, al menos, dos años de antelación y la extensión del acompañamiento, como mínimo, hasta los veinticinco años, puesto que la emancipación forzosa a los dieciocho años les pone en una situación de especial vulnerabilidad.

El informe pone de manifiesto que es esencial, por tanto, asegurar que la juventud extutelada tenga acceso a apoyos específicos y continuados en materia de vivienda, estudios, empleo y, especialmente, salud mental. En definitiva, la clave reside en transformar la vulnerabilidad inherente a la salida del sistema en una oportunidad, tal y como lo resume la voz de uno de los jóvenes participantes en el estudio: “Con apoyo, florecemos”.

Fuente.

Vallejo-Slocker, L., & García de León Robles, C. (2025). Condiciones de vida tras salir del Sistema de Protección en España. Aldeas Infantiles SOS.

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