La investigación reciente destaca un progreso significativo en el desarrollo y validación de intervenciones psicológicas para mejorar la salud de niños, niñas y adolescentes con problemas pediátricos. Así lo destaca un riguroso estudio, titulado «Revisión selectiva de los tratamientos psicológicos empíricamente apoyados para problemas de salud pediátricos», publicado en la revista Psicothema, en el que se confirma que una variedad de tratamientos psicológicos cuenta con respaldo empírico para abordar problemas de salud en la población infanto-juvenil.
Aunque el nivel de evidencia varía de bajo a alto y el desarrollo es desigual entre las distintas condiciones, esta revisión fundamental ofrece una guía valiosa para profesionales de la psicología y gestores sanitarios en la toma de decisiones informadas para la implementación de terapias basadas en la evidencia.
El artículo de revisión ha sido elaborado por Isabel Cuéllar-Flores del Hospital Clínico San Carlos, Izaskun Basterra del Hospital Universitario de Navarra, Silvia Cámara del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Borja Esteso del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, Deborah Fuentes del Institut d´Assistència Sanitària, Laura González-Riesco del Hospital Sant Joan de Déu, Amaia Izquierdo del Hospital Río Hortega, María del Pilar Mundo Cid del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol, Estela Salcedo del Hospital Universitario Clínico San Cecilio, Raquel Seijas del Hospital Teresa Herrera y María Serrano-Villar del Hospital de Getafe.

Foto: Freepik. Autor: Freepik. Descarga: 18/09/25
El campo emergente de la psicología pediátrica.
Los autores definen la Psicología de la Salud como el estudio de los procesos psicológicos y conductuales ligados a la salud y la enfermedad. Dentro de este marco, explican que la Psicología Pediátrica (o Psicología de la Salud Infantil y Adolescente en España y Europa) aplica principios psicológicos para promover la salud y el desarrollo de niños, adolescentes y sus familias, empleando métodos basados en la evidencia. Este campo, según los autores, ha experimentado un «desarrollo considerable en los últimos 20 años», creando divisiones especializadas y publicaciones de referencia.
Los autores destacan que esta disciplina pone un «énfasis particular en el abordaje de enfermedades y problemas de salud crónicos y/o graves» debido a su impacto en el bienestar. Señalan que «hasta uno de cada cuatro menores padece una enfermedad crónica», mencionando la obesidad, diabetes y epilepsia como prevalentes. Asimismo, el cáncer o el dolor crónico conllevan una alta carga emocional. Además, la adherencia al tratamiento es un «desafío frecuente» y los factores psicológicos son centrales en trastornos alimentarios y síntomas somáticos. A pesar de estos avances, los autores afirman que «no existe una revisión actualizada» que compile un amplio espectro de tratamientos psicológicos pediátricos con sus niveles de evidencia, una brecha que este estudio se propuso llenar para asegurar la calidad de las intervenciones.
Metodología de la revisión.
Por tanto, el objetivo de este estudio, según los autores, fue realizar una revisión de los tratamientos psicológicos con apoyo empírico para problemas de salud en niños y adolescentes, y establecer recomendaciones basadas en su nivel de evidencia. Los autores explican que el proyecto se llevó a cabo como una «revisión selectiva colaborativa», donde siguieron una guía detallada sobre la estructura y metodología para garantizar la consistencia y el rigor.
El proceso de revisión se dividió en cuatro fases: primero, los autores definieron el alcance y los objetivos mediante una pregunta de investigación y una estrategia de búsqueda; luego, llevaron a cabo la búsqueda bibliográfica y extrajeron los datos; y finalmente, analizaron la evidencia y evaluaron la calidad de los hallazgos.
Para analizar los niveles de evidencia y los grados de recomendación, los autores emplearon el sistema de las Guías de Práctica Clínica del Sistema Nacional de Salud de España, basado en los criterios de la Scottish Intercollegiate Guidelines Network (SIGN). Los autores aseguran que, para aumentar la fiabilidad, la clasificación de los tratamientos se sometió a una «evaluación cruzada por dos autores», utilizando un proceso de consenso si había desacuerdo. La selección de las condiciones de salud pediátricas se basó en aquellas identificadas por grupos de expertos por su prevalencia e impacto psicológico, incluyendo problemas crónicos y/o graves y temas transversales como la adherencia terapéutica, el dolor crónico y los cuidados paliativos.
Tratamientos psicológicos con apoyo empírico.
La revisión se basó en doce revisiones sistemáticas para documentar el apoyo empírico de las intervenciones psicológicas. Los resultados generales muestran que los tratamientos psicológicos para una variedad de problemas de salud en niños y adolescentes cuentan con apoyo empírico, aunque el nivel de evidencia varía, y se observa un desarrollo desigual en las distintas áreas. A continuación, se detallan los hallazgos para algunas de las condiciones revisadas:
1. Cáncer pediátrico.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) demuestra una alta eficacia (recomendación A) en la reducción de la sobreprotección parental, síntomas de ansiedad y depresión, y la mejora de habilidades de afrontamiento en pacientes y familiares. Las intervenciones que combinan TCC, técnicas de distracción e hipnosis son efectivas para reducir la ansiedad y el dolor durante procedimientos médicos invasivos (recomendación A). Además, las intervenciones neurocognitivas han mostrado mejoras en atención, memoria de trabajo y rendimiento académico (recomendación A). Para el trastorno de estrés postraumático, los enfoques cognitivo-conductuales presentan una fuerza de recomendación moderada (B).
2. Obesidad pediátrica.
En el caso de la obesidad infantil, el tratamiento conductual familiar, que implica la participación activa de los padres, presenta el nivel más alto de apoyo empírico (recomendación A) en todos los grupos de edad. El tratamiento conductual solo para padres también cuenta con un fuerte respaldo para niños y adolescentes en edad escolar (recomendación A). El éxito de estos tratamientos generalmente radica en la combinación de modificaciones dietéticas, actividad física, estrategias conductuales e implicación familiar, según se recoge en la revisión.
3. Daño cerebral adquirido pediátrico.
De acuerdo con los datos analizados, las intervenciones con mayor respaldo empírico son el entrenamiento cognitivo computerizado, el entrenamiento en estrategias metacognitivas combinado con psicoeducación para mejorar funciones cognitivas, y las intervenciones conductuales orientadas a la familia (recomendación A).
4. Trastorno por Evitación/Restricción de la Ingesta de Alimentos (ARFID).
La Terapia Familiar Adaptada para ARFID (FBT-ARFID) es la que presenta la evidencia más sólida (recomendación A) para promover el aumento de peso y modificar conductas parentales.
5. Diabetes Mellitus Tipo 1 pediátrica.
En adolescentes, la TCC muestra los mejores resultados para medidas psicológicas y calidad de vida (recomendación A), aunque sin cambios clínicamente significativos en los niveles de hemoglobina glicosilada.
6. Epilepsia pediátrica.
Según los autores, el programa modular adaptado de TCC (incluyendo psicoeducación) para pacientes y cuidadores, enfocado en la adquisición de habilidades de afrontamiento, tiene la más alta recomendación (A). Las intervenciones psicoeducativas individuales también muestran apoyo empírico (B).
7. Adherencia en condiciones de salud crónicas pediátricas.
Las intervenciones cognitivo-conductuales y conductuales demuestran consistentemente una fuerte evidencia (recomendación A) para mejorar la adherencia al tratamiento. Los enfoques centrados en la familia son particularmente importantes, de acuerdo con los datos analizados.
8. Dolor crónico pediátrico.
La TCC individual, tanto presencial como a distancia, es eficaz para reducir el dolor y mejorar el funcionamiento físico en adolescentes (recomendación A). En niños en edad escolar, los autores, de acuerdo con la evidencia científica, recomiendan la TCC con un componente familiar (recomendación B). Es notable que los tratamientos psicológicos tienen una base de evidencia más sólida que los farmacológicos o físicos en esta población, a pesar de ser menos utilizados, advierten los autores.
9. Cuidados paliativos pediátricos.
Existe un fuerte consenso para integrar la atención psicológica y social en modelos de cuidados paliativos pediátricos individualizados y multidisciplinares. Las intervenciones con mayor apoyo empírico incluyen programas basados en mindfulness para cuidadores familiares y profesionales de la salud (recomendación B) para el alivio de síntomas emocionales y la mejora de la calidad de vida.
Discusión y perspectivas futuras,
Los autores concluyen que existen tratamientos psicológicos con apoyo empírico para todos los problemas pediátricos revisados, aunque el nivel de evidencia es desigual. Señalan que, si bien la obesidad pediátrica cuenta con fuerte evidencia, otras áreas como cuidados paliativos o trastornos funcionales tienen estudios con menor nivel. La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), adaptada a cada condición, sigue siendo el enfoque con mayor apoyo empírico en muchas patologías, y las intervenciones conductuales también tienen un respaldo robusto, con los psicólogos clínicos como pieza clave en su implementación, según los autores.
Los autores también observan que las intervenciones neurocognitivas y las terapias familiares están ganando apoyo, y enfatizan la importancia de integrar a padres y cuidadores en el campo de la psicología pediátrica. Destacan la necesidad de promover tratamientos eficaes que reduzcan el malestar y mejoren la calidad de vida de niños y familias, especialmente ante la alta prevalencia de enfermedades crónicas. Sin embargo, los autores reconocen el «desafío» de trasladar la investigación a la práctica clínica. En esta línea, proponen que la intervención ideal debería incluir: evaluación, un plan terapéutico adaptado, seguimiento continuo y práctica colaborativa interdisciplinar, donde los psicólogos clínicos deben tener un rol «claramente definido» en los equipos sanitarios.
Conclusiones.
En resumen, los autores afirman que la revisión confirma una «amplia gama de tratamientos psicológicos con apoyo empírico» para problemas de salud pediátricos, ofreciendo información rigurosa a profesionales y gestores para implementar terapias accesibles y basadas en evidencia que mejoran la calidad de vida, la adherencia y el funcionamiento físico y social de los niños, niñas y adolescentes. Finalmente, concluyen que la psicología pediátrica debe seguir evolucionando, integrando ciencia y práctica para ofrecer una atención «significativa y de impacto» a los niños, adolescentes y sus familias que enfrentan desafíos de salud.
Fuente.
Cuéllar-Flores, I., Basterra, I., Cámara, S., Esteso, B., Fuentes, D., González-Riesco, L., Izquierdo, A., Mundo Cid, M. del P., Salcedo, E., Seijas, R., & Serrano-Villar, M. (2025). Selective review of empirically supported psychological treatments for pediatric health problems. Psicothema, 37(4), 16-28. https://doi.org/10.70478/ psicothema.2025.37.25
