¿Cómo se relaciona la construcción sociocultural de masculinidad con el comportamiento de búsqueda de ayuda de salud mental de los hombres? Nuevo informe de la OMS

13 Abr 2021

El concepto tradicional de masculinidad puede ser un obstáculo para que los hombres busquen ayuda por problemas psicológicos, con un impacto más fuerte en aquellos que experimentan desventajas socioeconómicas, discriminación o marginación.

Esta es una de las conclusiones del informe “Mental health, men and culture” (Salud mental, hombres y cultura), un documento publicado por Health Evidence Network (HEN)-plataforma de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que ofrece información sanitaria basada en la evidencia para ayudar a la toma de decisiones a los responsables de la formulación de políticas en materia de salud pública-, a través del cual se analiza la evidencia existente en torno a la relación entre la construcción sociocultural de masculinidad y la conducta de búsqueda de ayuda por problemas de salud mental en los hombres de la región europea de la OMS.

Autor: Tomé Louro Fuente: pexels Fecha descarga: 01/12/2020

Los resultados del análisis destacan varios aspectos clave relacionados con el papel de las masculinidades (y factores comunitarios y sociales más amplios) para inhibir o facilitar la búsqueda de ayuda de los hombres por problemas de salud mental: estigma, apoyo de otras personas importantes, intervenciones comunitarias, reformulación de la búsqueda de ayuda dentro de las normas tradicionales de masculinidad, y desafío de las normas tradicionales de masculinidad.

Se observa que el estigma en torno a los problemas de salud mental es especialmente importante para los hombres, que pueden carecer de conocimientos sobre salud mental y temen ser juzgados por exponer su vulnerabilidad, especialmente ante otros hombres. Los hombres que se adhieren estrechamente a las normas tradicionales de masculinidad (como la autosuficiencia, la dificultad para expresar emociones, la independencia, el dominio y el autocontrol) tienen menos probabilidades de revelar sus problemas a otros o de buscar ayuda.

Para los autores del informe, el hecho de que los hombres no busquen ayuda por problemas psicológicos puede conllevar un retraso en el compromiso con los servicios terapéuticos, provocando un deterioro de los problemas, así como diagnósticos erróneos (pueden ser diagnosticados con otras problemáticas como, por ejemplo, psicosomáticas). En el caso de la depresión, puede permanecer oculta o enmascarada y, por lo tanto, infradiagnosticada. Además, es posible que los profesionales de la salud y otras personas importantes no detecten sus problemas de salud mental, no derivando a la atención que necesitan.

La evidencia sugiere que, si bien las tasas de depresión son un 50% más altas en mujeres que en hombres, las tasas de suicidio son, aproximadamente, tres veces más elevadas en hombres que en mujeres y están vinculadas a factores tradicionales de masculinidad.

Estas normas tradicionales de género son más pronunciadas en algunas comunidades (como los entornos económicamente desfavorecidos), lo que deja pocas oportunidades para que muchos hombres muestren angustia o busquen ayuda, una situación que puede verse aún más agravada por una prestación de servicios limitada o culturalmente inapropiada (por ejemplo, en áreas rurales) o por eventos particulares de la vida (por ejemplo, jubilación, desempleo o divorcio).

Según los datos, muchos hombres no reconocen la depresión y, como consecuencia, muestran conductas de riesgo, como abuso de alcohol y drogas, exceso de trabajo y violencia, buscando únicamente la ayuda cuando experimentan una crisis y/o cuando sus seres queridos, generalmente mujeres, lo solicitan.

La influencia de las normas tradicionales de masculinidad en algunos grupos de hombres es particularmente evidente en los estudios llevados a cabo en Rusia y dentro de contextos institucionales y laborales específicos (por ejemplo, el ejército, los bomberos y los deportes de equipo). La importancia del análisis interseccional ha sido puesta de relieve por informes que indican el desafío que supone la búsqueda de ayuda para los hombres pertenecientes en grupos específicos, tales como los hombres refugiados y migrantes, los hombres otras etnias y culturas, los hombres que viven en zonas rurales y pertenecientes a colectivos LGTBI, donde la búsqueda de ayuda se vincula a normas subculturales locales, patrones de prejuicio, discriminación y exclusión social, evitando el acceso a servicios terapéuticos al percibiros como “poco representativos, remotos o culturalmente inapropiados”.

De igual modo, las normas tradicionales de masculinidad pueden hacer que los niños y los hombres que experimentan situaciones difíciles de la vida, como el acoso, el desempleo, la enfermedad y el duelo, sean especialmente vulnerables al aislamiento social, la soledad y la angustia.

Por otro lado, la evidencia sugiere formas de involucrar a los hombres en la revelación emocional y la búsqueda de ayuda. En este sentido, el informe considera de vital importancia considerar el impacto de las normas de masculinidad al lograr un equilibrio entre aprovechar los ideales dominantes para promover el compromiso y desafiar aquellos que impiden que los hombres busquen ayuda. Esta búsqueda de ayuda se puede reformular en líneas «más masculinas» para que se perciba como una fortaleza en lugar de una debilidad (por ejemplo, indicarles que requiere coraje, acción e independencia) o como un medio para recuperar atributos masculinos valiosos (por ej., pasar de la dependencia a la independencia). Del mismo modo, los servicios terapéuticos que van más allá de la simple conversación para incorporar ejercicios prácticos, el establecimiento de objetivos y la colaboración resultan particularmente atractivos para algunos hombres.

Más allá de la clínica, las intervenciones online y basadas en la comunidad parecen ser prometedoras, siempre que los hombres sientan seguridad y confianza, y el enfoque sea informal, profesional y social en lugar de médico. Dichos enfoques deben adaptarse a la comunidad de destino en particular incorporando representaciones, lenguaje y actividades culturalmente apropiados.

El documento subraya la necesidad de realizar intervenciones que aborden cuestiones sociales y estructurales (discriminación, pobreza, prejuicios y exclusión social) porque el género “es solo un factor en la configuración y limitación de la salud mental”. Las normas de masculinidad también se cruzan con cuestiones como la homofobia, el racismo, la inseguridad laboral, el desempleo, las políticas de crianza y la prestación de servicios ineficaces, socavando la búsqueda de ayuda y el uso de servicios, un hecho que debe ser reconocido por los propios hombres, las comunidades, los proveedores de servicios y los formuladores de políticas.

De acuerdo con los autores del informe, las intervenciones diseñadas para desafiar los aspectos dañinos de las masculinidades tradicionales a través de acciones transformadoras de género podrían mejorar la salud de los hombres y promover la igualdad de género.

Partiendo de los resultados de esta revisión, la plataforma HEN establece una serie de recomendaciones dirigidas a los legisladores políticos para promover y proteger la salud mental de hombres y niños:

  • Apoyar las necesidades de salud mental de los grupos más vulnerables o en riesgo (refugiados y migrantes, indígenas, desempleados de larga duración, hombres de minorías sexuales y étnicas) abordando las causas fundamentales de la desconexión y el aislamiento, a través de los vínculos entre género y homofobia/racismo.

  • Proporcionar recursos para que los padres y las instituciones pertinentes (por ejemplo, escuelas o centros juveniles) involucren a niños y hombres jóvenes (en particular, aquellos que provienen de minorías y entornos desfavorecidos) en discusiones críticas sobre las normas, identidades y relaciones de género y los vínculos entre género, desigualdad de género, salud y bienestar.

  • Promover la colaboración y las asociaciones entre el sector de la salud y las organizaciones comunitarias que trabajan con diversos grupos de hombres en una variedad de proyectos (por ejemplo, fomento de la paternidad responsable e involucrada, la prevención de la violencia, abordaje del abuso de sustancias…).

  • Formar a los profesionales de la salud y la asistencia social sobre cómo el género influye en el modo en que los hombres presentan problemas de salud mental.

  • Desarrollar iniciativas favorables a los hombres adaptadas a los valores, costumbres y prioridades de los grupos de hombres con más riesgo (como actividades relacionadas con el deporte) e involucrar activamente a los grupos destinatarios en el desarrollo de tales iniciativas.

  • Promover enfoques basados ​​en las fortalezas para la salud mental que se basen en los aspectos positivos de la masculinidad tradicional y normalicen los problemas de salud mental como la depresión en diversas comunidades.

  • Participar en programas y sitios Web centrados en la salud que proporcionan información relevante y permiten a los hombres compartir sus problemas y recibir apoyo de expertos/iguales, y promover foros de apoyo online en todos los Estados Miembros de la Región de Europa de la OMS.

Se puede acceder al informe a través del siguiente enlace:

Gough B, Novikova I. Mental health, men and culture: how do sociocultural constructions of masculinities relate to men’s mental health help-seeking behaviour in the WHO European Region? Copenhagen: WHO Regional Office for Europe; 2020 (Health Evidence Network (HEN) synthesis report 70).

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